Biffy Clyro (Sala La Riviera) Madrid 07/09/22
La última vez que vi a Biffy Clyro fue presentando Ellipsis (2016), un disco bastante regulero. Sin embargo, en esta nueva ocasión venían auspiciados por un estado de forma extraordinario refrendado por dos discazos de la altura de A celebration of endings (2020) y The Mith of the happily ever after (2021), tan desquiciados como apasionados. Hacía tiempo que no recordábamos a unos Biffy Clyro tan escorados al margen de la complacencia y con un conjunto de canciones tan valorable.
La puesta en escena de los escoceses siempre asegura entrega y pasión, por descontado, y tocaba apreciar cómo habrían asimilado a su ya extensa carrera las nuevas victorias atesoradas estos últimos años en estudio. Lo primero que sorprendió fue encontrar al trío acompañado por una serie de músicos de apoyo, concretamente un guitarrista, un teclista y dos violinistas femeninas. Este despliegue hizo ganar matices a su propuesta, sobre todo en los lances más intimistas.
Comenzaron defendiendo algunas de sus recientes canciones más melódicas, “A hunger in your haunt” y “Tiny indoors Fireworks”, pero fue a partir de que su líder Simon Neil se descamisara y desmelenara con esa dupla ganadora consistente en la sentida “Black Chandelier” y la aplastante “That Golden rule” cuando el concierto comenzó a ganar vigor entre la histeria colectiva que impregnó a un público entregadísimo.
El show fue cogiendo temperatura llegando a mostrar esa virtud magnífica que atesora el trío de combinar emoción y contundencia, haciéndonos aflorar las primeras lágrimas mientras cantábamos a pulmón su clásico “Mountains” seguido de una desnuda y bonita “Machines” –quizás no demasiado bien ubicada dentro del set-list en mitad de ninguna parte- y la maravillosa y polimórfica “Unknown Male 1”, sin duda uno de los momentos más gloriosos de la noche aunque mucha gente no se diera cuenta.
Otros grandes instantes a destacar fue el rescate primerísimo de “57”, muy celebrada entre sus fans más acérrimos, y esa demencia fabulosa y descacharrante que es “Slurpy slurpy sleep sleep”, toda una delicia apreciar el desconcierto mientras atronaba entre las caras de quienes no sabían qué hacían ahí –sí, exacto, los mismos que no saben lo que hacen en ningún sitio-.
La velada continuó ganando enteros con una apoteósica traca final repleta de intensidad y agradecimiento a la audiencia por parte de la banda que comenzó con al epatante “Biblical” y su estribillo tan emo, el descomunal arranque de Puzzle (07) -su primera gran obra- “Living is a problem because everything dies” que sonó arrasadora, y la apoteosis completa del tema más celebrado de la noche: “Bubbles”, seguido de “The captain”,atestiguando que Only Revolutions (09) es su gran clásico.
Esta noche para el recuerdo se rubricó con un eficaz bis que arrancó poniéndonos los pelos de punta con la épica “Different people”, siguió con otro de los cortes más oblicuos de su reciente nueva etapa dorada, “Cop Syrup”, y terminó con esa doliente letanía inevitable que es la grandísima “Many of Horror”.
Muy grandes, algo así como unos Foo Fighters inquietos que nunca hubieran abrazado el AOR.
Foto Biffy Clyro: Raúl del Olmo