Copiloto

“La madurez es un desencanto crónico que hay que saber gestionar para no convertirte en un cínico”

Javier Almazán regresa a escena al frente de su proyecto como Copiloto, cuatro años después de su anterior entrega,El inicio, el desencanto y el círculo de confianza(2011).
El oscense apunta a la madurez creativa con el cuarto disco de su carrera, Los Puentes Hundidos (2015), una obra definida por esa desconfianza y consternación asociada al cambio vital que supone el paso al mundo definitivamente adulto.
Hablamos con el artista acerca del enfoque que ha motivado el álbum, a lo largo de una interesante charla que puedes leer de manera íntegra a continuación.

Han tenido que pasar cuatro años para recibir un nuevo disco de Copiloto ¿Por qué tanto tiempo? ¿Qué has estado haciendo durante estos años?

La razón fundamental es que tomé consciencia de que no quería hacer música por hacer. En realidad nunca he querido. No quería escribir por inercia ni hacer discos «inofensivos», entendiendo por «inofensivo» un disco del que puedes alejarte, que no te afecta profundamente en algún sentido. Discos en los que no dejas parte de ti. Y para eso hay que parar y pensar hacia dónde quieres ir. Algo que lleva, debe llevar, tiempo. Le di muchas vueltas a la cabeza antes de ponerme manos a la obra. Escuché mucha música y leí mucho. Tardé bastante en saber de qué quería hablar y después le dediqué mucho tiempo a decidir cómo había que vestir estas canciones. Todos los pasos los di despacio. Y, además, la grabación en sí misma ha sido muy larga. He pasado por diferentes estudios, ciudades y productores. Y es más, una vez terminado lo volví a revisar y regrabé cosas. Estoy seguro de que los que colaboraron en el disco pensaban que se me estaba yendo de las manos.

Creo que Los Puentes Hundidos (2015) refleja toda esa desconfianza y consternación asociada al cambio vital que supone dar el paso a un mundo definitivamente adulto ¿Estás de acuerdo? ¿Era este el concepto que valorabas cuando empezaste a componer el disco? ¿Qué ha motivado este álbum?

Totalmente de acuerdo. El concepto se fue abriendo camino a medida que iba escribiendo las letras. Es un disco que habla del tránsito a la vida adulta y de finales. Del shock que produce estrellarte contra una realidad que no esperabas y para la que no estabas preparado. No sabía si tenía algo de qué hablar que mereciera la pena hasta que empecé a mirar a mi alrededor. Cerca de mí estaban ocurriendo cosas duras. Gente a la que apreciaba lo estaba pasando mal. En el disco hablo de ellos, hablo de mí y, si proponérmelo, creo que también hablo de una generación. La generación estafada. Esta lectura generacional me la comentó Pablo Malatesta (uno de los productores) mientras mezclábamos el disco. Pero supongo que cada persona que lo escuche sacará sus propias conclusiones. Y es así como debe ser.

Afirmaría que el disco refleja esas sensaciones con precisión y una honestidad brutal… ¿Querías que fuese un álbum áspero y realista?

Si, definitivamente. Quería que fuera crudo y que exigiera algo a quién quisiera entrar en él. A mí me ha costado mucho escribirlo, me he vaciado a muchos niveles y creo que quien invierta tiempo para adentrarse en él debe verse recompensado. No me importa la cantidad de gente a la que llegue, pero sí que les llegue como algo especial. Porque para mí ha sido un hito. Y va a marcar (ya lo ha hecho) un antes y un después en mi carrera.

¿Representa «Los Puentes Hundidos» la madurez creativa de Copiloto?

No lo sé. Sé que se ha comentado pero no me corresponde a mí decidirlo. Me parece que esta pregunta será contestada correctamente dentro de un tiempo, cuando haya sacado más discos (si los hago) y se vea todo en conjunto y con perspectiva.

En cualquier caso creo que «Los Puentes Hundidos» aguanta un amplio bagaje emocional, y para ello se acompaña de unas estructuras más complejas que nunca. La instrumentación tiene que ser capaz de soportar el peso latente en las diez historias que contiene el disco y, por eso, diría que es el disco menos pop de Copiloto ¿Estás de acuerdo? ¿El peso implícito de las canciones obligaba a ello?

Sí, es menos pop, es cierto. He usado menos acordes por canción y las melodías tienen menos notas que en otros discos. Es algo meditado. Quería centrar la atención del oyente en los textos más que en las melodías vocales. Las atmósferas se desarrollan en coherencia con las letras. No hay engaños ni artificios ni contradicciones letra-música. No hay melodías alegres que camuflen textos tristes. Es algo totalmente premeditado que «El Miedo» abra el disco. Funciona como un aviso a navegantes. Es la puerta de entrada. No quería que nadie se llamara a engaño y que pensara que iba a encontrarse con algo como con lo que se encontró en otros trabajos. El disco avisa y el oyente decide si quiere aventurarse o no a cruzar estos puentes.

Además encuentro niveles adicionales de rabia -lírica, instrumental e interpretativa- en el álbum… es un trabajo más trascendente y reflexivo ¿Hay frustración, nervio e incluso mala baba en este disco?

La incapacidad para aceptar la frustración genera rabia, que no es otra cosa que una profunda tristeza. Comprobar que las cosas no salen como planeabas o sentirte injustamente tratado crea mucha frustración si no sabes aceptarla ni manejarla con serenidad. En realidad se trata de un duelo. El duelo por la pérdida de cosas relevantes que han guiado nuestros pasos hasta la transición a la edad adulta. Hasta que te estrellas contra la realidad de la vida adulta. En un prólogo que escribió Bolaño para una edición de «Huckleberry Finn», comenta que: «Twain nos dice que la vida sólo merece ser vivida en la adolescencia y que esta puede prolongarse tanto como se prolongue la libertad del individuo». Considero que la pérdida de libertad es algo inherente a la madurez. La madurez es un desencanto crónico que hay que saber gestionar para no convertirte en un cínico.

En consecuencia creo que este es un disco menos evidente e inmediato que tus anteriores trabajos…

También estoy de acuerdo con esto. Ha sido algo buscado y estaba totalmente preparado para que el público no entrara en él. Me la he jugado y, de momento, me está saliendo bien. Pero podía haber sido un desastre.

¿Dirías que, en definitiva, «Los Puentes Hundidos» es tu mejor disco hasta la fecha?

Sí.

¿Qué expectativas reales tienes con este álbum? ¿Cuál crees que puede ser el sitio de Copiloto en la actual escena nacional?

Hace tiempo que dejé de tener expectativas porque nunca sabes lo que puede ocurrir y porque es una forma de protegerse frente al fracaso (del tipo que sea). Mi sitio en la escena no lo voy a decidir yo, así que prefiero no planteármelo.

Creo que hasta ahora has hecho pocos conciertos presentando el disco… ¿Qué tal han funcionado las nuevas canciones sobre el escenario?

Ha sido un reto trasladar estas canciones a los directos, pero creo que lo hemos conseguido. Nunca había sonado tan bien en concierto como ahora. Y, por supuesto, los músicos que me acompañan tienen mucho que ver con ello.

¿Habrá más conciertos en el futuro? ¿Es difícil tocar en directo actualmente en España?

Espero que sí. Ya lo estoy gestionando. Para mí es complicado porque, al ser solista, debo cubrir los gastos generales y los de la gente que me acompaña y no puedo arriesgarme demasiado. No se trata de salir a perder. Miro mucho dónde toco y en qué condiciones. No me puedo permitir ciertos lujos. Los programadores de las salas me cuentan que se está notando la crisis… Pero no sé si es solamente una crisis económica o también de interés por ver a (ciertos) artistas. Es posible que la gente esté cambiando sus hábitos de ocio. De la misma manera que «el público» como ente cada vez escucha menos discos de principio a fin y prefieren las playlists. Puede que sea el signo de los tiempos. Y a los tiempos hay que adaptarse.

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