Discos

David Bowie – The Next Day (Sony)

Es inevitable, era de esperar toda la polvareda que ha levantado el regreso de Bowie. Seguramente no se ha publicado un disco en los últimos 20 años que haya despertado tanta expectación y del que se haya hablado tanto en tan poco tiempo. Quizás demasiado, teniendo en cuenta que David Bowie nos la ha jugado a todos. Una jugada magistral, como casi todas las suyas, pero nos la ha jugado. El Gnomo Sonriente debía estar desternillándose de risa mientras leía los comentarios apresurados que todos (aquí me incluyo) escribimos poco después de que, el mismo día de su cumpleaños, apareciera su sorprendente canción de regreso: «Where are we now». Sí, allí estaban esas referencias a su época berlinesa, ese poso de nostalgia que a muchos nos dejaba el vídeo, esa cara en primer plano de un Bowie envejecido…todo ello hacía prever un disco nostálgico, de aceptación de la edad, tal vez su September Of My Years particular. Pues sí y no.

No, porque el resto del disco no tiene mucho que ver con el single de adelanto. En realidad es su disco más rockero en mucho tiempo, me atrevería a decir que desde los tiempos de Tin Machine. Canciones como la propia «The Next Day», con su trotona percusión, así lo atestiguan. «Dirty Boys» me la puedo imaginar perfectamente, oscura y soportada por un saxo amenazante, en un disco de Nick Cave. «Valentine´s day» es un medio tiempo típico de Bowie, pero me lo creería a pies juntillas si me dijeran que es de Neil Young. Y «(You Will) Set The World On Fire» tiene un estribillo totalmente Arcade Fire. Las guitarras dominan las canciones, creando un ambiente muy especial, y aunque no encontraremos aquí riffs memorables como los de «Heroes» (Robert Fripp), «Ziggy Stardust» (Mick Ronson) o incluso «Rebel Rebel» (tocado por el propio Bowie), lo cierto es que el trabajo de Earl Sick en los arreglos y en algunos solos no desmerece demasiado a sus predecesores, con mención especial a «How The Grass Grow», una dura canción-alegato contra la guerra, al igual que lo es «I’d Rather Be High». En realidad todo apunta a que la época que realmente tenía Bowie en mente al crear este álbum, más que la berlinesa, era la de Scary Monsters. Y no sólo por la elección de Tony Visconti para la producción, sino también por la jugarreta de adelantar un single nostálgico y revisionista de su carrera (entonces lo hizo con «Ashes to Ashes», que describía con nostalgia como el Mayor Tom se había vuelto un yonqui en los 70 y recuperaba algo del glam de principios de la década) para luego presentar un álbum eminentemente de rock, alejado de la vanguardia, directo y crudo.

Y ahora toca explicar por qué, en parte, sí es cierto que estamos ante un disco nostálgico. Es más, en mi opinión es un disco que cierra una época, al igual que Scary Monsters cerró los 70 de Bowie, zanjó cuentas pendientes (aparte de cargarse al Major Tom, nos cantó «I’ve never done good things, I’ve never done bad things») y abrió los 80. Aunque esta vez me temo que en realidad estamos ante un disco que cierra una carrera. Un disco testamento, un repaso-resumen de la carrera de David Bowie, una especie de grandes éxitos donde todas las canciones son nuevas. ¿Acaso «The Next Day» no tiene el mismo ritmo, las mismas inflexiones vocales y parecidos acordes a «Beauty And The Beast»? ¿Y qué me decís de «Be A Boss Of Me» y «Be my wife»? ¿A nadie más le suena «You Feel So Lonely You Could Die» a puesta al día de «Rock’n’Roll Suicide? ¿Me equivoco si afirmo que «Dirty Boys» es un guiño a la época del Young Americans, y «Love Is Lost» es otro guiño a la época de Station To Station? El segundo sencillo, «The Stars (Are Out Tonight)», es una bella lección de pop-rock atemporal, pero al escucharla es muy fácil acordarse de aquellos primeros 80, del Bowie de «Let´s Dance» y «Modern Love», tan pulido, tan mainstream, tan bien trajeado. Pero con la energía y la entrega de «Diamond Dogs». Y «If You Can See Me» es la canción que mejor parece recuperar el espíritu, más por lo vanguardista que por lo nostálgico, de Berlín.

¿A qué carta quedarnos? Con Bowie nunca se sabe. Primero nos dice que es «a man lost in time«, que volvería con gusto a recuperar su loca juventud, para inmediatamente avisarnos: «The stars are out tonight«. La estrella ha vuelto. ¿Para quedarse? Me temo que no, pero insisto: con Bowie nunca se sabe. Y menos con el pedazo de disco que se ha marcado a los 66 años.

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