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El origen del nombre de ocho clásicos del indie (II)

…tras la primera parte sobre el origen del nombre de varios grupos clásicos del indie, aquí en Muzikalia, proseguimos ahora con una segunda entrada sobre ello, acerca de otras ocho bandas… 

1 – THE CRANBERRIES

Limerick Town (Irlanda). Año 1989.

En un principio, el cuarteto integrado por Niall Quinn (voz), Fergan Lawler (batería) y los hermanos Mike (bajo) y Noel Hogan (guitarra) desecharon nombres grupales como “The Cranberry Doodles” o “The Crandoodles” para, finalmente, calificar a su proyecto artístico como The Cranberries Saw Us (significa “Los arándanos nos vieron”); lo cual guardaba una similitud fonética con el producto nutritivo Cranberries Sauce (pronúnciese “saws” esta segunda palabra), referido éste a la salsa de arándanos.

No se tiene constancia exacta de si los paladares de estos cuatro músicos eran muy devotos de esta pequeña fruta, aunque se debe especificar que los padres de los hnos. Hogan eran dueños una panadería, así que los dos muchachos solían frecuentar ese ambiente de alimentos caseros; por lo que ésto mismo… ¿tal vez, pudo influir en la temática nominal que hoy nos atañe?

Algo después, en el año 1990, el citado vocalista Niall Quinn renunció a seguir en la banda, así que el resto de la misma se dispuso a buscar, esta vez, a una cantante para el puesto vacante. Para no dejar tan tirados a su ex-compañeros, el propio Quinn les informó a los demás que su ex-novia tenía una hermana, la cual conocía a una muchacha que anhelaba enrolarse en un combo que interpretara un repertorio propio. Fue de ese modo, a través de un telefonazo del mismo Niall Quinn, cuando una introvertida cantante, de 18 años, pero con potencial de absoluta “fuera de serie” llamada Dolores O’Riordan se enteró de la demanda de The Cranberries Saw Us, así que se presentó ella con sus propias composiciones; donde además dejó boquiabiertos a los Hogan Brothers y a Fergan Lawler por la voz tan característica que poseía aquella chica.

Tras grabar tres maquetas de sus tonadas con la modesta Xeric Records, el cuarteto irlandés (con Dolores ya de frontwoman) mandó dicho primerizo material a potentes discográficas británicas y emisoras de radio de aquel país. Entonces, una de estas últimas les devolvió las demos al combo de Limerick con una etiqueta que decía, simplemente, The Cranberries, ya que éstos aún eran unos desconocidos por entonces y, probablemente, nadie se molestó todavía en decir su nombre completo de entonces. Se rumorea que fue la propia Dolores O’Riordan la que sugirió a sus compinches que quedaba mejor el apelativo si éste se acortaba, tal y como había sucedido, fortuitamente, en esa circunstancia anterior. Esto mismo resultó un total acierto, ya que esa denominación frutal tan pegadiza fue uno de los primordiales motivos de que varias disqueras importantes comenzaran a hacer suculentas ofertas a aquella novedosa formación, la cual acabó fichando por Island Records; ganando ésta la partida a sus colegas de Virgin, Rough Trade o EMI.

Matizaremos que según la versión del primer cantante Niall Quinn, resulto él mismo quien ya sugirió llamarse solamente The Cranberries precisamente, en los inicios de 1989, y que luego, el propio Niall propuso alargamientos de ese término como The Cranberries Saw Us y algunos otros como los mentados antes. Siempre bajo el testimonio del mismo Quinn, ya un tiempo después sus ya ex-compañeros de banda retornaron a esa más sencilla denominación original de “Los Arándanos”, en 1990, porque ésta encajaba bien con un grupo encabezado por una mujer, en este caso, la gran Dolores O’Riordan (a la cual, por cierto, dedico estos párrafos anteriores como homenaje y recuerdo a su memoria).

 

2 – BLUR

Transcurría 1988, en Londres, cuando el vocalista Damon Albarn, el guitarrista Graham Coxon y el batería Dave Rowntree armaron un combo de nombre Circus, en la Universidad. Ya en las postrimerías de ese año 88 se les incorporó el bajista Alex James y así, el ya cuarteto mutó su denominación a Seymour debido a una novela corta del escritor J.D. Salinger, titulada Seymour: an introduction.

Aunque, en 1989, aquella aventura rítmica aún estaba por madurar y sus seguidores no eran muchos por entonces, acaeció que Andy Ross, representante de la discográfica Food Records, se fijó en aquella prometedora agrupación y quedó encantado con su sonido, así que les ofreció un contrato a principios del año 1990. Sin embargo, aquel hombre de la disquera les impuso a Damon Albarn y cia. como única condición para la firma del documento legal el simple hecho de modificarse el seudónimo colectivo porque a Ross y a sus superiores no les agradó absolutamente nada como sonaba eso de Seymour. De tal modo, el mismo Andy Ross les propuso escoger, obligatoriamente, al cuarteto entre otras denominaciones como The Shining Path, Sensitize, Whirlpool, Sub o Blur. ¿Por qué fue esta última la palabra utilizada?

Comentaremos como telón de fondo, primeramente, que por aquella época de los primeros años 90 los grupos británicos se auto-bautizaban con una sola palabra como Slowdive, Ride, Moose, Curve o Lush; entre otros muchos ejemplos. Tampoco Albarn, James, Coxon y Rowntree insistieron lo más mínimo, ante la discográfica, de retornar a colocarse su antiguo apelativo, Circus; así que, entre las propuestas nominales del sello Food aquellos altamente talentosos chicos se quedaron con Blur (significa “borroso”). Esto fue, posiblemente, porque como jovencísimos y alocados juerguistas universitarios que eran aquel momento de 1990, a Damon, Alex, Dave y Graham les debió provocar unas risas la relación del término “blur” con como se te puede poner de nublada la vista debido a la ingesta de estupefacientes psicotrópicos o por un exagerado consumo de cerveza u otras bebidas alcohólicas.

En el año 1991, la banda declaró en el programa de radio Ina Talk Show que pasar de Seymour a Blur fue sentirse como cuando una mujer británica se casa y se cambia su apellido de soltera.

Como guinda, esclareceremos que ese vocablo de “borroso” era un concepto que engranaba perfectamente con las primeras canciones de influjos neo-psicodélicos y de shoegaze, de la propia banda.

 

3 – ELASTICA

Se ha de retroceder a 1990, año en que Suede se estaba empezando a conformar como agrupación, cuando entonces y por contra, se marcharon de la misma a los pocos meses, la cantante y guitarrista Justine Frischmann y el batería Justin Welch. Así pues, ambos decidieron llevar adelante otra nueva armoniosa asociación, donde se abordasen resonancias del rock-punk, aquí ya junto a la guitarrista Donna Matthews y la bajista Annie Holland, ya en 1992.

Al principio las tres chicas y el chico fueron barajando el nominar al combo de varias maneras como Onk, Dad, Kirby Grip, Spastica, Vaseline o Spastics Society pero ninguna satisfactoria y aquí asoma una primera hipótesis: la propia Justine se acordó de un concepto técnico que su reputado padre manejaba, ya que éste era ingeniero. Se trataba de “El Principio Elastica”, el cual se refiere a la tendencia de las estructuras cuando son forzadas a perder su forma inicial y a pasar por un período de distorsión antes de asumir una nueva silueta. De todos modos, es posible que aquella novel intérprete ya hubiera escuchado dicho término de maleabilidad en su periodo universitario, cuando ella estudiaba arquitectura en una Facultad de Londres.

Por aquella época del año 92, la propia Justine Frischmann era la novia de Damon Albarn y una compañera de piso de la guitarrista Donna Matthews, llamada Jane Oliver, era la pareja de Graham Coxon: ambos chicos pertenecientes a Blur, por supuesto. Dicho ésto, brota otra teoría que sugiere que la propia Jane Oliver (también letrista del tema “Annie” del propio grupo) fue quien propuso el nombre de Elastica porque sonaba a “flexibilidad”, lo cual representaría como sería la música de la propia banda inglesa; donde incluso el propio Albarn fue colaborador efímero de la misma, en 1995; aunque con un alias para que no se le reconociese.

Lo curioso es que en vez de descartar del todo ese otro nombre tan parecido a Elastica, es decir, “Spastica” (citado antes el mismo como una de las posibilidades), la agrupación londinense tituló así una de sus primeras canciones; la cual tocaron en directo en el programa de John Peel; siendo luego incluso este tema una de las caras-B del afamado single “Connection” (por cierto, esta última utilizada como sintonía de presentación del podcast Conexiones MZK; el cual conduce y radia mi compañero Manuel Pinazo).

 

4 – HAPPY MONDAYS

¿Existe alguien cuyo momento predilecto de la semana sean los lunes? Desde luego, tampoco parece que le agradaran mucho a la protagonista del escalofriante y controvertido hit “I don’t like mondays” (1979) de The Boomtown Rats, capitaneados por Bob Geldof. Tampoco esta primera jornada laborable debía ser santo de la devoción de New Order (además, fue el triste “día después” del óbito de Ian Curtis), algo expresado a través del título de su himno “Blue Monday” (1983).

Una teoría muy extendida afirma que los hermanos Paul y Shaun “X” Ryder, además de Mark “Bez” Berry  (percusión y baile), Paul “Cow” Davis (guitarra), Mark “Penis” Day (teclados) y Gary “Ronnie” Whelan (batería) fundaron su banda, en 1985, con el nombre de The Happy Mondays (“Los lunes felices”) como, tal vez, divertida o irónica respuesta a la propia tonada “Blue Monday”; escrita por sus paisanos mancunianos, de Salford Town, Bernard Sumner, Peter Hook, Stephen Morris y Gillian Gilbert.

Otra hipótesis sobre ello tiene como trasfondo social el considerable índice de paro de Manchester, en los años 80, donde algunas personas desocupadas cobraban el cheque del I.N.E.M. los lunes o también influyó que también, ese mismo primer día semanal, unos desempleados hermanos Ryder, Berry, Davis y compañía no tenían que ir a trabajar; ambas cosas motivo de honda satisfacción por parte de los implicados. Por su parte, el cantante Shaun Ryder comentó que el término The Happy Mondays tan solo era una manera rápida de nombrar a una banda y que no tenía ninguna importancia.

En definitiva, que si deseas animarte sanamente los lunes, siempre puedes recurrir a escuchar el bailable y fantástico indie-dance neo-psicodélico de esta agrupación, abanderada la misma del “sonido Madchester”.

 

5 – THE BREEDERS 

Rocambolesco el modo en como se acabó de apuntalar este alias.

En realidad fue en los albores de los años 80, en Dayton City (condado de Ohio), cuando unas jovencísimas hermanas gemelas, Kelley (guitarra) y Kim Deal (voz y bajo), inauguraron The Breeders (significa “Las reproductoras”); un término éste que utiliza el colectivo homosexual, en argot y de manera despectiva, para definir a las mujeres heterosexuales. A las Deal Sisters les debió hacer gracia dicho calificativo y lo emplearon para denominar a su grupo musical; además de que, con ello, de paso ambas también referenciaban, con fervor, a un largometraje de terror, de 1979, titulado The Brood (literalmente significa “La cría” pero el título del filme fue traducido en España como Cromosoma-3), dirigido por David Cronenberg.

Sin embargo, Kim Deal, en el año 1985 se enroló en las filas de The Pixies y dejó totalmente aparcada su primera iniciativa musical. Durante la gira de 1989 de este segundo grupo para promocionar el LP Surfer Rosa y con Throwing Muses de teloneros, la propia bajista mencionada escribió una serie de canciones nuevas pero aconteció que los propios Pixies no albergaban intención de darles salida inmediata. Por tanto, con la motivación e intención de publicar ese material inédito, la misma Kim organizó otra banda reclutando a la guitarrista Tanya Donolly, miembro de los propios Throwing Muses; además de a la violinista Carrie Bradley, al bajista Ray Halliday y, de modo, provisional, tuvieron el auxilio de los los baterías Mickey Bones, Carl Hareer y David Narcizo.

Tras grabar tres maquetas, esta aún inestable camarilla las envió al sello 4AD, donde se presentaron como The Boston Girl Super Group; cuyo sonido lo definió el director de la discográfica como unas “The Bangles salidas desde el Infierno”. Sin embargo y al agradarle tanto esas demos al responsable de la empresa mencionada, las tres chicas, Kim, Tanya y Carrie pronto recuperaron aquel llamativo nombre de The Breeders; reclutando además, como nuevos engranajes, a la bajista Josephine Wiggs y al batería Britt Walford, en 1990; además de grabar ese mismo año su primer LP, Pod. Sin embargo, después de eso, dicho clan se disolvió temporalmente.

Sin embargo y ya en 1993, Kim Deal se largó por primera vez de The Pixies al sentirse ninguneada por el líder de esta banda, Black Francis; así que ella retomó ya con mucha más fuerza a las propias The Breeders, donde también se reincorporó la propia gemela Kelley Deal. Ahí obtuvieron una imponente repercusión con hit singles como “Cannonball” (1993), aunque debido a los conflictos con las drogas de la propia Kelley, The Breeders se tomaron una extensísima pausa, hasta 2002, donde la propia Kim aprovechó, entre medias, para articular un conjunto de un solo LP que llamó The Amps, en 1995.

 

6 – TAME IMPALA

Desde la aislada Perth Town, al este de Australia, además de tocar la percusión en un grupo llamado Mink Mussel Creek, el joven intérprete Kevin Parker también lideró, a la voz y a la guitarra, la banda Dee Dee Drums, en el año 2005, junto a Luke Epstein (batería); incorporándose luego Dominic Simper (bajo). De tal modo, este terceto fue transformando su nombre colectivo según evolucionaba su sonido hasta llegar, en 2007, a Tame Impala; el cual hace referencia al adjetivo “manso” (“tame”, en inglés) y a un tipo de antílope africano de gran agilidad y velocidad, es decir, el impala.

El concepto de las dos palabras juntas podría significar el gobernar los aspectos salvajes e indómitos de la parte animal de la mente humana, todo ello aplicado a la muy psicodélica música de la banda; la cual indaga, precisamente, en la tensión entre lo controlado y lo indomesticable.

El propio Kevin Parker extendió la explicación acerca de lo que para él mismo representa el término Tame Impala, catalogándolo así como un símbolo de conexión con algo extraño. Prosiguió el multiinstrumentista Parker aclarando, oficialmente, que se trataba de un instante breve e implícito con cierto nivel de comunicación entre una persona y el impala africano; el cual guarda la condición de bestial salvaje de la naturaleza y que, al cabo de un minuto, éste último huye de ese encuentro fugaz y regresa al lugar de donde había venido.

También tiene que ver con el tema de la influencia de África que la madre de Kevin Parker, Rosalind, nació en Sudáfrica y que Jerry, el padre del músico, procede de Zimbawe; aunque el matrimonio fijó luego su residencia en latitudes australianas.

 

7 – THE VERVE

Fue en 1989, en Wigan (condado de Lancashire), cuando cuatro ex-compañeros del Instituto y de la Universidad como son el vocalista Richard Ashcroft, el guitarrista Nick McCabe, el bajista Simon Jones y el batería Peter Salisbury decidieron llamar a su proyecto Verve, (significa “brío” aunque podría tener una connotación de “excitación” o “emoción”), aunque el propio Ashcroft lo consideró un nombre muy tonto para tildar a un combo. 

Bajo esa denominación de una sola palabra, el cuarteto lanzó como presentación un EP homónimo, en 1992 y su primer LP Storm in heaven, en 1993; ambos ensalzados por la prensa especializada. Ya un poco después, a una calamitosa gira de esta banda británica por Estados Unidos con serias consecuencias para la salud de Richard Ascroft por culpa de las sustancias prohibidas y con fuertes conflictos con la ley por parte de Peter Salisbury, se le sumó una demanda judicial interpuesta por el histórico sello norteamericano de jazz, Verve Records, por infracción de derechos del nombre.

De ese modo, la agrupación inglesa se vio obligada a modificar su apelativo y como respuesta rebelde al pleito perdido tenían pensado en ponerse Verv (sin la “e”) y lanzar un nuevo álbum con el provocador título de “Quitando una ‘E’ por América”. Sin embargo y después de cavilar el asunto con más detenimiento, lo que hicieron Ashcroft, Jones, McCabe y Salisbury es renombrar a la banda, únicamente colocando el típico artículo “The” delante de Verve y proseguir su carrera musical con esa relativamente nueva denominación: The Verve, en resumen.

 

8 – COLDPLAY

Hacia finales de 1996, el vocalista Chris Martin y el guitarrista Jonny Buckland se pusieron a componer juntos cuando cursaban su aprendizaje en la Universidad de Londres y denominaron a su banda como Pectoralz. Se les juntó, posteriormente, el bajista Guy Berryman; el cual les conocía a Martin y Buckland de aquella época de estudiantes. Como un batería con el que habían acordado una audición finalmente no apareció en la misma, los tres músicos citados grabaron ellos solos unas maquetas, en 1997, ahora bajo el nombre de Starfish (significa “estrella de mar”); aunque aquel acuático mote no les acababa de convencer.

Después de que otro baquetero como es Will Champion se uniera a Martin, Buckland y Berryman, se barajó la posibilidad de que se llamaran Big Fat Noises (“Grandes y gordos ruidos”), sin embargo, también acabaron descartándolo por un giro del destino.

Un amigo del cuarteto en la Universidad londinense, Tim Crompton, estaba empezando a montar otra banda, cuyo nombre iba a basarse en un libro de herméticos poemas publicado en 1997; titulado el mismo Child’s Reflections: Cold Play (lo que se podría traducirse literalmente como “Reflexiones de niños: un juego frío”), con autoría de Philip Horky.

De tal modo, Chris Martin y Jonny Buckland le pidieron permiso al propio Crompton para aprovechar esa idea adjetival, accediendo a ello este segundo muchacho muy generosamente y luego ya, en 1998, el cuarteto, ya adoptando el término oficial de Coldplay, publicó su primer EP, Safety. Por su parte, Tim Crompton renominó a su grupo como Bettina Motive.

Sin embargo y con el tiempo, Coldplay, (Chris Martin y compañía fusionaron las dos palabras en una sola, lo cual quedaría, teórica y aproximadamente, como ¿“Juegofrío”?), se tornó una expresión de ambiguo y resbaladizo significado ya que algunos oyentes quisieron otorgarle un sentido de erotismo, en jerga y otros de todo lo contrario, ya que muchos melómanos asociaron dicho término al sonido melancólico y nostálgico del grupo londinense.

Añadiremos, además, que “play” significa también “tocar”, en términos musicales y de ahí, el posible juego de palabras. El propio Chris Martin afirmó que para él Coldplay quiere decir “nosotros”, que solamente significa eso y es algo que define su existencia. Vino a dejar caer también Martin que él mismo no le da demasiadas vueltas mentales para obtener una interpretación más compleja del susodicho término porque puedes tropezar en todo ello.

En cuanto al poemario de Philip Horky, Child’s Reflections: Cold Play, agregaremos que dicho volumen empezó luego a agotarse en varias ediciones cuando empezaron a comprarlo la innumerable legión de fans de la banda, en el instante en que ésta se hizo mundialmente célebre…

 

 

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