Entrevistamos a Baiuca, que regresa con ‘Embruxo’
Revisión, actualización y reivindicación; así describiría el nuevo trabajo de Baiuca, Embruxo (Raso Estudios, 2021). Un disco necesario, tanto por su música como por su mensaje. De nuevo, Alejandro construye un puente entre el pasado y el presente, y como nos tiene acostumbrados, lo hace desde el respeto.
En este nuevo proyecto, publicado a principios de mayo, se adentra en el misticismo, las leyendas y la rica cultura gallega. Desde petroglifos a meigas, desde ritmos electrónicos propios de la corriente electrónica alemana a los cantos populares de la taberna pontevedresa más remota. En un mundo cada vez más globalizado, donde las diferencias musicales parecen difuminarse, acudir a la raíz, al sonido de tu tierra, se convierte en un acto heroico. Baiuca representa a la perfección esa frase, a veces tan manida, que dice: Nunca olvides de dónde vienes.
“Van a empezar unos años en los que el norte tendrá mucho que decir”
Es un placer hablar contigo Alejandro. Espero que te encuentres lo mejor posible en estos momentos. Hace apenas unos días acabas de lanzar tu nuevo disco, Embruxo (Raso Estudio,2021). ¿Cómo lo estás viviendo?
El placer es mío. Muchas gracias. La verdad es que muy contento, he tenido varios lanzamientos de por medio, pero cuando te enfrentas a un disco de larga duración creo que puedes valorar al artista de otra forma, y también el artista tiene la posibilidad de expresarse y mostrar un concepto mucho más concreto y con mayor coherencia.
Algo clave de tu música es el ritmo, y en este sentido este disco es uno de los más trabajados. ¿Cuáles son los pilares de este nuevo trabajo?
El ritmo es clave. El principio de todo este trabajo es la percusión tradicional gallega. He tenido la suerte de poder trabajar con alguien como Xosé Lois Romero. Un año antes del lanzamiento de Embruxo ya nos metimos en el estudio para grabar las percusiones y los ritmos, esa era la base, el comienzo de todo.
Trabajar también con Lilaina, unas cantareiras que tienen una voz con una fuerza que no escuché a nadie, fue otro de los pilares del disco. Luego fuimos buscando encontrar una forma de darle coherencia y contexto.
Junto a Xosé Lois y Aliboira ya pudiste trabajar en la creación de tu Ep, Misturas. ¿Crees que su figura es clave en la recuperación y actualización de la cultura gallega?
Xosé Lois es un descubrimiento increíble. Que tuviera la capacidad de aunar a todos esos grandes músicos y cantantes presentes en Aliboira ha sido algo enriquecedor para la cultural musical gallega. La posibilidad de poder trabajar con las pistas de ellos para poder crear ese Ep fue algo maravilloso y, justamente de ahí, viene la relación con Lilaina, que son tres hermanas y una prima.
Tenía muchas ganas de poder explorar a fondo su cancionero y recogerlo en un disco. Además, tenía ganas de trabajar con ellos por separado también, me parecía más interesante para que así pudieran tener sus puntos destacables.
¿Cuál consideras que es el tema central que conecta todas las canciones de este nuevo trabajo?
La cultura espiritual gallega, ese es el contexto de este disco. El misticismo, los ritos, las leyendas de las meigas y el diaño, y todo ello relacionado con la naturaleza, con los elementos más ancestrales. Vimos que todo casaba un poco, y, además, tenía coherencia con el sonido.
Que aparezcan, en momentos determinados, grupos que les interese arriesgar con músicas más desconocidas y sean capaces de actualizarlas me parece increíble. Parte de Baiuca, aparte de revisar la cultura gallega, es eso.
Ese elemento es una de las cosas que más interesantes me parecen de tu proyecto musical. Aunque ya te conocía anteriormente, en el único concierto que he podido verte en directo fue uno que organizó el Ayuntamiento de Madrid en las Fiestas de San Isidro en 2019. Me resultó curioso, yo venía de pasar una larga temporada viviendo en Pontevedra, y no pensaba que en un sitio como la pradera de Carabanchel iba a poder escuchar cánticos históricos de las tabernas gallegas, y que además eso iba a traer a centenares de jóvenes.
Yo quiero hacer música para que la pueda escuchar todo el mundo. Es increíble que cada vez que voy, por ejemplo, a Madrid, pueda ver esa conexión que hay entre el público y el sentimiento que se crea como gallego cuando alguien va a un concierto de Baiuca. Pero más increíble me parece esa sensación de una persona que no sea gallega y por algún motivo genera ese sentimiento con Galicia.
En algunos casos, no hay relación alguna, y lo que se produce es un descubrimiento de una cultura diferente. Me gusta expresarme con personas de otras culturas, me gusta conocer las culturas de esa gente.
Creo que existe un interés por parte del público de escuchar y conocer otro tipo de música que no sea la de grandes géneros de masas que están imperando ahora, en estos momentos, el reggeton, el trap o cualquier otra música que a nivel global manejan los mismos códigos y sea igual en Japón o en España. Cuando uno explora la raíz de donde es o se siente, es donde va a ver elementos diferentes al resto de mundo. Yo tengo mucho interés por escuchar músicas con identidad propia y que no beban de un género global que puedas escuchar en cualquier parte.
Además, vemos una evolución musical muy interesante dentro de tus propios trabajos. Por ejemplo, en tu disco debut, Solpor, vemos cómo actualizas grandes himnos gallegos como “Muñeira” o “Arrieiro”; y en cambio en Paixases, participas con artistas de la talla de Carlangas (Novedades Carminha) o Nita (Fuel Fandango). ¿En qué momento te encontrarías con Embruxo?
Son colaboraciones magníficas que van apareciendo. En el caso de Carlangas, nos conocemos desde hace mucho tiempo y ya sabía que trabajar con él iba a ser algo bastante cómodo. Hemos creado un vínculo de mayor amistad del que ya teníamos, y fue un auténtico placer. Con Nita, también fue fantástico. Es una cantante que admiro muchísimo y he tenido la oportunidad de conocerla mejor.
En el caso de Embruxo, quería trabajar con gente que tenía más cerca y con la cual tenía mucha admiración por su trabajo. Hay nombres menos conocidos, y considero que es súper enriquecedor que se conozcan esos proyectos.
Un ejemplo perfecto es la canción que has sacado con Rodrigo Cuevas, “Veleno”, una de las canciones más escuchadas de este nuevo proyecto. ¿Qué nos puedes contar acerca de este tema?
Lo que está haciendo Rodrigo por la cultura asturiana es increíble. Vivió una temporada en Pontevedra y se empapó de toda la cultura de allí. Tiene una conexión muy interesante, por eso me parecía muy apropiado que participase en este disco. La canción “Veleno” no fue premeditada, pero está cantada en castellano, bable y gallego. Esto no es algo que pase todos los días (risas).
Estuvimos a punto de colaborar anteriormente, pero al final no sucedió. Cuando ya estaba trabajando en este disco, tenía el tema casi hecho y me faltaba una voz masculina y rápidamente acudí a él.
¿Te afectó mucho la cuarentena a la hora de la publicación, composición y maquetación de este nuevo disco?
Por un lado, me vino bien. Yo tenía claro que en marzo quería empezar a prepararlo, pero iba a tener muchos conciertos. Entonces iba a estar en una vorágine de marcharme de casa un jueves y volver un domingo, y, cuando es así, el lunes me cuesta muchísimo ponerme a trabajar. Al final empiezas con la rutina el miércoles y enseguida llega el jueves y te tienes que volver a ir. En ese parón me pude centrar.
Por otro lado, hubo muchas trabas. La relación con las colaboraciones fue telemática, y cuando nos metimos en el estudio me tuve que quedar en Barcelona por un falso positivo.
Otro de los elementos que sorprende de Baiuca es todo el aparato visual que hay detrás de este proyecto.
Sí, sin duda. El proyecto estaba pensado como un trabajo musical, pero tener al lado a Adrián Canoura hace que se relacione con una parte audiovisual que ahora es imprescindible. Las portadas, los vídeos o las proyecciones en directo que hace fomentan que Baiuca coja otra dimensión.
El disco también saldrá en formato vinilo, y las portadas son de Adrián. En este caso, los dibujos están basados en petroglifos, que algunos de ellos eran las primeras expresiones de las tierras del noroeste y que han llegado a nuestros días, en ocasiones, creando mitos.
En Galicia la música siempre ha tenido una fuerza sorprendente. En estos momentos se está desarrollando una escena muy importante, que, además, han utilizado o utilizan el gallego como lengua vehicular. ¿Consideras que es necesario potenciar el uso de las lenguas maternas?
Sí, desde luego. De hecho, estamos en un momento delicado de nuestra lengua, cada vez la está hablando menos gente. Obviamente hay lenguas en situaciones peores, pero esto tiene pinta de que cada vez va a peor y si pasan los años y sigue así, va a ser difícil revertir esta situación.
Para mí potenciar una lengua, en parte, se basa en los referentes que hay en esa cultura y creo que si los artistas, como es mi caso o el de otros compañeros de profesión, lo utilizamos, puede que la gente más joven que nos escuche también lo utilice.
No creo que esto vaya de imposiciones, sí considero que hay que legislar ciertas cosas. Pero si nos vamos a la parte artística, nuestro cometido tiene que ser de intentar ser referentes para otras personas y, sobre todo, hacerlo de forma natural. Yo tengo la suerte de poder tocar ya no solo en la península, sino en diferentes partes del mundo canciones cantadas en gallego y que a la gente les gusta y no es un impedimento para llegar a ellos.
«Que aparezcan grupos a los que les interese arriesgar con músicas más desconocidas y sean capaces de actualizarlas me parece increíble. Parte de Baiuca, aparte de revisar la cultura gallega, es eso»
A nivel musical, en España se está desarrollando una revalorización del folclore, por ejemplo, C Tangana o Califato ¾, con sus obvias diferencias.
En el caso de Tangana, por ejemplo, me ha gustado mucho el disco y es de admirar que un artista de su nivel, que ha crecido en géneros “globales” o comerciales, se arranque a pensar en la música popular. Aun así, si analizas su disco, estamos hablando de músicas del sur de la península y músicas latinoamericanas. Y es cierto que Califato es muchísimo más experimental, y me gusta mucho y les admiro, pero también es música con raíces del sur.
A mí me gustaría reivindicar el norte, creo que son las músicas que han estado más olvidadas durante décadas, creo que el franquismo se adueñó de los folclores norteños y tuvimos unas décadas en la que la gente no se identificaba. Ya hace unos años que esto se está rompiendo y estamos viendo un crecimiento de artistas en Palencia, en el País Vasco, en Asturias… Van a empezar unos años en los que el norte tendrá mucho que decir.
Además, cada proyecto que sale sirve para demostrar que hay un camino que se puede explorar y que funciona, que al público le interesa. Esto va a llevar a que nuevos artistas, cuando se planteen hacer un proyecto, vean que pueden explorar en sus raíces.
Por último, ¿qué significa para ti la música?
Ha estado presente toda mi vida. Es algo que siempre ha estado a mi lado. Es una parte fundamental de mí. Soy una persona tímida y la música ha sido un vehículo de expresión muy importante para expresarme y mostrar a los demás cómo soy.
Escucha ‘Embruxo’ de Baiuca