Entrevistamos a Juárez
Después de una prometedora maqueta en 2014 –Escafandra-, los pamploneses publicaron un par de buenos artefactos de larga duración –Caléndula (Autoeditado, 2016) y Boreal (Caballito Records, Producciones Nebulosas, La Guillotina, 2018)- que no hacían más que vislumbrar el salto de calidad protagonizado con su más reciente álbum, Entre Palmeras (Caballito Records, Lunar Discos, El Nebula Recordings, 2020). Es este un disco fértil en cuanto a pluralidad de géneros, con sonidos que circulan entre el rock, el garage, el pop, la psicodelia o los ambientes de sabor fronterizo, y acreedor de unos méritos que le sirvieron para ser elegido como uno de los mejores del pasado curso en la redacción de Muzikalia.
Pero, además de la música, el arte gráfico en Juárez tiene la capacidad de llevarte –sin moverte de casa- de viaje por mundos submarinos o de mostrarte especies vegetales exóticas, como la de la fotografía de la portada del LP, una postal de 1900 en la que aparecen varios personajes delante de la palmera imperial de Elche, un ejemplar atípico que ha desarrollado la rareza genética de albergar siete brazos en medio de su tronco. De este y otros temas alrededor de sus trabajos charlamos con Jose Palanca, guitarrista y voz solista de esta formación que también cuenta con Cristina Aranguren como vocalista principal y encargada de las seis cuerdas.
“Intentamos hacer lo mejor para la canción más allá de quién la cante”
¿En qué está ocupado actualmente Juárez? ¿Cuáles son los planes de futuro inmediato?
La semana pasada estuvimos grabando los Conciertos de Radio3, el 6 de marzo estaremos en Sevilla celebrando el 20º aniversario de Lunar Discos, uno de nuestros sellos, el 13 de marzo tenemos otro concierto en Zizur, cerca de Pamplona, y también en marzo nos metemos en el estudio a grabar unas cuantas canciones. No nos podemos quejar.
Por cierto, ¿de dónde viene el nombre de la banda?
Pues no lo tenemos muy claro, pero nos gustaba la sonoridad de la palabra y lo que evoca: la frontera entre dos mundos.
Vuestro último larga duración se caracteriza por exhibir una variedad de estilos muy bien ensamblados. ¿Apostar por esta diversidad era una forma de democratizar los diferentes gustos de cada componente?
No es eso, son simplemente las canciones que van saliendo. El proceso de composición no lo tenemos muy racionalizado. No pensamos en “vamos a hacer una canción pop” o “vamos a hacer un western”, hay como una brújula interna que nos hace movernos hacia un lado u otro y suele salir de manera bastante natural. Es lo bueno que tiene llevar tantos años tocando juntos.
¿Cuál es vuestro método para componer y elegir posteriormente el repertorio de cada referencia?
Cristina y yo somos los que traemos las ideas y después las trabajamos todos juntos en el local. Aunque ella tiene más peso en lo musical y yo en las letras, ambos trabajamos los dos aspectos. Vamos aportando ideas y unas salen y otras no. Dependiendo del disco entran más canciones de uno o de otro. También hay canciones que, aunque en un principio las cantaba yo, las termina cantando Cristina porque encajan mejor con su voz. Intentamos hacer lo mejor para la canción más allá de quién la cante. Posiblemente yo esté más cómodo en la canción de autor mientras que ella es más versátil y se adapta mejor a cualquier estilo.
En el tema que da nombre al disco os acercáis sonoramente al punk. Una de las cualidades de este movimiento es el hazlo tú mismo, algo que ponéis en práctica en el cuidado arte gráfico de vuestros trabajos y en videoclips como el de “El sol en movimiento”…
Sí, nos gusta hacer las cosas nosotros mismos, no sólo las canciones. El diseño gráfico de los discos los hace siempre Cristina, ya que se dedica a ello profesionalmente. El embalaje de los CD también lo preparamos manualmente ella y yo en su estudio-taller La Guillotina. La primera tirada de camisetas nuestras que pusimos a la venta las pintó a mano Cristina, pero nos acabamos colapsando con el número de encargos –cuesta su tiempo pintar cada camiseta- y tuvimos que pasar a la serigrafía… Nos gusta tanto el resultado como lo que transmiten las cosas elaboradas artesanalmente.
Siguiendo con los vídeos, en “Cielo gris” mostráis una cierta ironía al plasmar una melodía y una letra más bien melancólicas con imágenes desternillantes de películas de Buster Keaton. ¿Cómo se materializó esta idea?
Fue una idea de Cristina. Realizó el vídeo durante el confinamiento en marzo, las letras las preparó todas a mano, con plastilina, y fue sacando fotos para hacerlo con la técnica de stop motion. La elección de Buster Keaton fue casual, casaba bien el dinamismo de las imágenes con la sonoridad de la canción.
En cuanto a las portadas, utilizáis imágenes muy sugerentes, aunque han ido transitando de la biología marina a la botánica. ¿Qué os motivó a elegirlas? ¿Tenéis interés en estas ciencias u os dedicáis a ellas alguno de vosotros?
Todo empezó con el imaginario de la escafandra y fue evolucionando conforme Cristina fue descubriendo cosas sobre el mundo submarino, como las ilustraciones del naturalista y filósofo alemán Ernst Haeckel que utilizamos para la portada de Caléndula… No hubo un motivo aparente para que luego pasáramos a la botánica, la verdad. Porque tampoco tenemos formación ni nos dedicamos a ello ninguno de nosotros.
Las escafandras y las palmeras son elementos muy recurrentes en vuestra música. ¿Por qué? ¿Qué os evocan?
Puede que nos evoquen libertad y vacaciones, no hay nada mejor.
“Nos gusta tanto el resultado como lo que transmiten las cosas elaboradas artesanalmente”
¿Por qué hasta tres sellos se han encargado de editar Entre Palmeras?
Cada sello se encarga de una cosa distinta. Lunar Discos lleva la comunicación del grupo y la distribución digital, Caballito Records nos echa un cable con la edición en vinilo del disco y Pedro Marqués de El Nebula Recordings colabora con nosotros desde siempre en un montón de cosas, desde buscarnos conciertos a ayudarnos con el atrezo para un videoclip, por poner sólo un par de ejemplos.
¿Cómo llega a contactar con vosotros una compañía mexicana -Música Solar- que va a publicar un álbum colectivo de homenaje a Leopoldo María Panero -El Legado de una Tragedia (2017)- e incluís en él la adaptación de un poema suyo, “Visión”?
Edgar [Luján, del sello Música Solar] está bastante al tanto de la música que se hace aquí. No sé cómo nos encontró, pero nos propuso la idea, nos pareció bien, y justo el poema Visión encajaba perfectamente en una canción que tenía Cristina sin letra. Fue todo bastante espontáneo.
¿Qué se cuece en Pamplona, al menos antes de la pandemia, para que haya tanta actividad y surjan tantas propuestas musicales y tan interesantes?
No sabría decirte, simplemente parece que la gente tiene ganas de montarse grupos. Y está muy bien, porque hay bandas para todos los gustos. También existen unos cuantos bares como El Nébula, el Txintxarri, el Cavas, el Toki, el Infernu o el Garazi que han estado programando muchos grupos, tanto de aquí como de fuera, y eso ha dado mucha vida a la ciudad, aunque ahora las cosas están como están.
Por destacar algunas bandas de aquí, Jon Ulecia & Cantina Bizarro es una de las mejores de la ciudad, con la que además compartimos local de ensayo y bajista, Alberto Rodríguez. Germán Carrascosa y la Alegría del Barrio también tienen unos directos arrolladores y son compañeros de sello en Caballito Records, como Río Arga, Los Jambos y Brecha. Piedra, de reciente formación, hacen música instrumental, Kabbalah son antiguas compañeras de Cristina en Las Culebras, Pape, Exnovios… podría nombrar un montón más, la verdad.