Entrevistamos a Za!

No intenten buscar significados clarividentes a la música del dúo barcelonés Za!, porque entrarán en un bucle infinito. Ellos son el fiel reflejo de que la postmodernidad bien entendida crea monstruos de mil caras perturbadores, arrogantes, de silueta bizarra, y rictus amigable. Edi Pou (mitad del grupo que forma junto a Pau Rodríguez) es un nervio, y esto también se deja entrever en sus contestaciones -vía mail-, que fluyen a ritmo frenético y no sabes nunca por qué derroteros te llevará con su rotunda perspicacia. Acaban de editar un fantástico disco titulado Pachinko Plex (Gandula, 2018) que no deberían dejar perder, y en el que mezclan sin rubor jazz, tribalismo, IDM, futurismo, y todos los ismos y cosas raras que se imaginen.

Edi, en algún momento se os planteó la terrible incógnita que planea alrededor del proyecto Za! :¿qué tipo de música hacéis? Bien, no entraré en esto, pero me parecéis un pastiche postmoderno, y creo que sois de los pocos grupos de aquí que ha sabido crear un lenguaje musical que interpela al oyente, que le formula preguntas. ¿Es esa vuestra intención?

Nos gustan los trampantojos, esos platos de comida que parecen una cosa y luego tienen un sabor totalmente distinto a lo que imaginabas. Componiendo, pues igual: nos gusta meter chistes y juegos rítmicos, que el aparente 1 del compás par sea en realidad una síncopa de un compás impar. Esto nos produce placer, igual que escuchar una pieza de Steve Reich y buscar patrones en la marasma de fases.

No formulamos preguntas al oyente porque no somos sus profes ni pasamos exámenes: en las radios generalistas en las que trabajo como periodista, a menudo se subestima al oyente, se le trata con condescendencia. La gracia de la música para nosotros es difuminar la separación entre oyente y músico. Nuestra sociedad occidental se ha hecho muchas pajas con la ‘elite creadora’, el virtuosismo y la especialización, y ya es hora de que nos olvidemos de ellas.

Por cierto, “Pastiche Postmoderno” podría ser un postre de Ferran Adrià.

Za! hasta ahora me parecíais más un grupo de directo, ya siempre creí que vuestra música necesita la interconexión con el público. ¿El público es un activo más en vuestra música?¿Qué significa para vosotros crear un producto estandarizado como un disco?

Sí, nos gusta hacer música que necesite esa interconexión. Y con la Orquesta del Caballo Ganador todavía más: todos las asistentes participan activamente en la composición a tiempo real.

Cuando grabamos discos nos ponemos más nerviosos, porque el error en los directos se tolera e incluso es un activo para ir a otro sitio, pero en los discos no. El PACHINKO PLEX lo hemos grabado nosotros mismos en nuestro local, y eso nos ha ayudado a estar relajados y a pillar el mismo mojo de prueba-error de los ensayos.

 «Nuestra sociedad occidental se ha hecho muchas pajas con la ‘elite creadora’, el virtuosismo y la especialización, y ya es hora de que nos olvidemos de ellas»

¿Sois un laboratorio de pruebas y vuestra máxima es aquello del “ensayo y error”?

Lo acabo de escribir justamente hahaha! Sí, y con 2 particularidades de la prueba-error: 1, TODO hay que probarlo, nada se descarta de entrada; y 2, el error es fuente de flow. Walter Thompson, creador del soundpainting, siempre cuenta en sus talleres que grandes momentos de conciertos suyos han salido de despistes de los músicos.

Acerca de lo que os preguntaba anteriormente de la interpelación, a mí siempre me resultáis intrigantes, vuestra estética se revela paradójica: por un lado crea contrastes continuos (me suena muy actual y clásica a la vez ), y por otro lado, me parece que tiene una lógica interna pero es caótica. ¿Me puedes dar un poco de luz al respecto?

Las canciones tienen reglas y métodos, pero intentamos que sean distintos en cada tema. Para no aburrirnos, sobre todo. El reglamento de “Loloismo” era hacer una canción solo con ritmos de hardcore old school, y el reglamento de “Las Monedas” es copiar los patrones rítmicos que hace un arpegiador a todo trapo de BPMs según tocas dos, tres, cuatro, cinco o seis teclas a la vez. Juegos reunidos, vaya.

Vosotros siempre estáis colaborando con más gente, tenéis muy asumido el colectivismo, ya sea con vuestro sello como montando conciertos con otras bandas. ¿Os encontráis muy solos en este sentido? Lo digo porque la escena “indie” (en la cual yo no os veo ni ética ni estéticamente) es poco dada a esto.

El indie lo conocemos poco y no me atrevería a opinar, pero en general hemos tenido la suerte de movernos en un tejido donde prima la colaboración, la ayuda mutua y el dormir bien por encima del beneficio económico. Es lo que llamamos el Mundo Estrella, ese universo de grupos, promotores, salas autogestionadas que entienden la cultura de una forma que nos gusta y que huele poco a Assufre. Y que acoge todo tipo de estilos, no manda la etiqueta, sino la forma de hacer. Nos interesa más la idea sureña de la música basada en la pachanga entre colegas y el compartir, que no la idea anglosajona del ego creador y el competir.

¿Qué representa para vosotros mantener un sello como Gandula?

Gandula no es un sello profesional, es nuestra forma de autoeditarnos y también una plataforma para ayudar a otros grupos amigos a autoeditarse o coeditarse. Lo entendemos como una familia donde nos tenemos en cuenta los unos a los otros. Últimamente hemos montado los Gandula Fest en Barcelona, Dresde, Berlin y Madrid como una forma de encontrarnos y montarnos una fiesta musical a nuestra medida. En Gandula hay una pieza clave que es Alfons AKA Mr.Reality, que nos sirve de centro de gravedad para equilibrar nuestro déficit de atención y nos brinda los chistes más extraños e inesperados.

“Pachinko Plex” me suena a vuestro disco más compacto, como obra acabada y contenida en un formato. Muy rico en texturas, sonido, y una narrativa no tan discontinua. ¿Cómo os planteasteis este disco?

No nos planteamos cómo va a ser lo próximo, los análisis llegan ahora, cuando respondes a una entrevista y tienes que conceptualizar la mandanga hecha. Ahora mismo diría que tienes razón, es el disco más compacto, seguramente por tres motivos: la nueva instrumentación electrónica, el girar menos y pasar más horas en el local o en casa explorando, y el venir de un disco como “Loloismo” donde hicimos todo lo contrario (canciones cortas, con más letra y cada una totalmente distinta a la otra).

A colación de la anterior pregunta: me interesa saber ¿cómo gestionáis este caudal de ideas (este lenguaje tan primitivo y moderno y visceral y…) para luego proyectarlo en un disco?

No tengo una respuesta clara, por lo tanto te diré que tenemos una réplica en jade de la perilla de Fito Cabrales. Al terminar una canción, pasamos la punta de la perilla de jade por la partitura en PDF, y si la perilla escribe, la canción es buena. Si la perilla no escribe, la canción se graba.

Esos títulos de los discos, de las canciones, esos samplers nacen de una escritura automática, de una fijación dadaísta, de vuestra hiperactividad…¿de dónde surgen? Por cierto, ¿quién habla en el sampler de “Solo Chezz”?

Los títulos nacen de ideas que nos parecen potentes, a menudo pronunciadas por amigos. “Solo Chezz” es un homenaje al locutor argentino de un programa de jazzzzz de una radio libre de Barcelona, nos fascina su ritmo y su cadencia, rápida y ágil como una placa tectónica.

Siguiendo con vuestro último largo,“Pachinko Plex”, veo que tiene muchas reminiscencias jazzísticas, parece que le habéis prestado especial atención a la tímbrica de estos sonidos. “Solo chezz”, por ejemplo, me parece preciosa, es como jazz espitirual, y en “Maningue Nais: Maputo Plex” me llevan ecos de jazz y kraut…

Sí, nos ha salido la vena pureta, como diría Fernando Junquera AKA Negro. “Solo Chezz” tiene unas reglas que nunca habíamos metido en un disco: pensar una base e ir grabando encima pasadas improvisadas, cada vez con un instrumento distinto. Luego le pedimos a nuestro gurú zen Morgan Caney que hiciera lo mismo y lo mezclase, y así quedó la cosa: PURETA.

“ochate kié” por otro lado parece una fanfarria retrofuturista a lo Oneohtrix Point Never, y en “Pachinko: Riff madre” me recordáis a Autechre con esas resonancias acuosas que hacen volar tu mente. Por momentos Za! me lleváis a paraísos abstractos en los que no sé discernir que es realidad o simulacro…aunque la realidad cada vez tenga menos sentido porque esta manipulada.

Joder ¡qué palabras tan bonitas! Nos gusta inventar realidades paralelas con normas nuevas, también lo hacemos con Loscorderos.sc en la obra “Afasians The Last Conference”. Kurt Vonnegut se inventaba países, leyes y religiones absurdas para poder entender mejor lo absurdo de los países, leyes y religiones reales, y siempre me ha gustado eso.

Habéis actuado en el Primavera Sound. ¿Qué significa para vosotros estar presentes en esta plataforma comercial-política-cultural? Parece que si no actúas en el Primavera no eres nadie…

Actuar en el Primavera o en el Vida es distinto a la mayoría de conciertos que hacemos, y eso ya lo convierte en algo divertido. Tocar en estos festivales también nos ayuda a pagar toda la autoedición del disco, y nos da tiempo para poder hacer otras cosas no remuneradas, como participar en #NoCallarem, en bolos benéficos (caso Pandora, incendios en Galicia, etc) o en bolos del Mundo Estrella donde la recompensa no es económica. Antes de tocar en festis grandes (o en conciertos con subvención pública o patrocinio) siempre es bueno saber a qué te expones y qué estás obligado a hacer, para no llevarte sorpresas desagradables o situaciones en las que te sientas incómodo.

Edi, ¿qué música os interesa actualmente?, y ¿qué discos me recomendarías para escuchar una vez me haya volado la cabeza de tanto Za!?

jajaja Yo en mi coche ahora mismo combino Catalunya Música con CDs viejos: el “American Nervoso» de Botch, el “Evil Empire» de RATM y el “Olé Coltrane”.

Nos gusta mucha música, pero nos flipa especialmente la de músicos que conocemos personalmente, porque podemos entenderlos más. Recomiendo con fuerza a Stef Ketteringham, Negro, Senyawa, 13 Year Cicada, Cuchillo de Fuego, Alberto Montero, Fiera, Los Manises, Rastrejo, KLS y Beatdenker.

 

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