Entrevistamos a Ciudad Jara, que lanzan ‘Cinema’
Pablo Sánchez acaba de presentar su nuevo trabajo con Ciudad Jara, Cinema. Un disco en el que se aleja de los ritmos frenéticos y estribillos pegadizos a los que nos tenía acostumbrados con La Raíz, y, aun así, es capaz de conseguir un álbum perfecto en el que se enfrenta a sus propios demonios.
Cinema es un homenaje a la familia, un pulso a la velocidad de este mundo moderno, un hogar musical al que acudir cuando estás agotado. Cinema es el ejemplo perfecto de cómo la música y la poesía van de la mano.
“Hablar sin miedo de mis miedos, eso es Cinema”
Es un placer hablar contigo Pablo, ¿tenías ganas de volver a la carretera?
Estoy ensayando, preparando los nuevos directos y con muchos nervios. El primer disco de Ciudad Jara se chocó con la pandemia y no pudimos hacer la carretera como teníamos prevista. Ahora estamos preparando los ensayos para la gira y poder estar a la altura. Siempre existe tensión cuando uno empieza un proyecto nuevo, forma parte de la adrenalina del artista.
Tus anteriores conciertos han estado muy ligados al formato acústico debido a las restricciones. Es más, incluso el propio proyecto se ha ligado más al estilo de la música de cantautor que al de una banda de rock.
Hemos ido pasando de proyecto en proyecto debido a las circunstancias. Desde la formación de este grupo se podría decir que ha habido tres Ciudad Jara diferentes. El primero era el que teníamos en mente cuando comenzamos, más rockero y con tintes personales destinados a ser un grupo de directo. El segundo pasó a ser prácticamente música de autor, un grupo de teatro. Ahora, tenemos que reconvertirlo en un grupo de grandes escenarios y festivales.
Estamos trabajando a salto de mata según lo que nos vayan dejando hacer. Nos estamos transformando todo el rato, y estos cambios dan un poco de vértigo.
Cinema es un disco muy intimista, profundamente personal, en el que te enfrentas a tus propios miedos y contradicciones. ¿Cómo te sientes al desnudarte de tal manera ante el público?
Este disco ha sido un ejercicio de desahogo, el hecho de no hacerlo de esta manera me creaba muchas contradicciones. Intentar ser una figura artística, muchas veces idolatrada, me parece una cosa muy poco transparente. Cuando estaba en La Raíz siempre tenía que mostrar una fuerte energía positiva en los escenarios, aunque en ese momento no la tuviera. A veces, mostraba cosas que no tenía y era muy difícil unir esas dos realidades, la del escenario y la personal, era complejo porque mostrabas dos mundos diferentes.
En este disco, y en este proyecto, no tengo que lidiar con esos conflictos internos.
La Raíz se fundó en el 2005, pero fue tras el éxito de vuestro disco, Así en el cielo como en la selva 2013), cuando os convertisteis en uno de los grupos españoles más importantes de las últimas décadas. Un conjunto comprometido políticamente, con miles de seguidores y referentes para multitud de otros conjuntos. ¿Cómo fueron aquellos años?, ¿sentías mucha presión?
En ese momento éramos muy jóvenes y entre nuestros objetivos estaba el llegar a la mayor cantidad de gente posible. Con ese disco, Así en el cielo como en la selva, hubo un petardazo que se consolidó con el álbum Entre Poetas y Presos. La Raíz se convirtió en un grupo generacional y en ese momento lo asimilé bien, pero luego me costó mucho. No sabría decirte si me sentía más cómodo cuando era la cabeza visible de un grupo tan conocido o cuando la Raíz era más underground. Como te decía, en ese momento lo digerí bien, era cumplir el sueño, pero cuando estás estabilizado dejas de sentir cierta ilusión porque esos objetivos los has cumplido. Es muy difícil mantenerte siempre ahí.
Me apetecía hacer algo nuevo, sin importarme que fuera de masas. Aunque sí que quiero que mi música se escuche, no me importa que no se llenen estadios.
Un leitmotiv muy recurrente en este nuevo trabajo es la reflexión sobre la figura del artista, canciones como “Adiós” o “Cantantes” son un buen ejemplo de ello.
El conflicto con el ego, la doble cara, el teatro que supone subirse a un escenario o presentarte en la tele, todo ello mezclado con la vida personal que lleva uno fuera del show es para mí un tema recurrente. La canción “Adiós”, como dices, es una prueba de ello. Yo soy cantante, pero no quiero que nadie me endiose.
Ahora, tenemos un sello propio, El último Pasillo, con un claro organigrama familiar, y sientes una profunda libertad porque podemos decir lo que queramos. No voy a contraponer mi okay con el okay de la gente, me da igual que el público demande ochenta conciertos que no los voy a hacer. Además, no tengo ninguna empresa detrás que me obligue a realizarlos. La única responsabilidad que tengo es con los músicos que me acompañan, al contratarles les tengo que ofrecer un determinado número de bolos, pero vamos a buscar entre todos un término medio. No me voy a angustiar como con las giras que hacía con la Raíz nunca jamás.
Hace muy poco hablábamos con Víctor Cabezuelo, frontman de Rufus T. Firefly, sobre lo difícil que es mantener una vida personal y a la vez dar tantos conciertos. Él me comentó que llegó a dar 250 conciertos en un solo año.
Si hago eso me muero. Acabo de tener una hija, tengo cuarenta palos y no tengo la misma energía que antes. Lo que más me gusta es componer.
Con la Raíz nunca llegamos a dar tantísimos conciertos, unos setenta u ochenta al año, pero para mí sí que eran bastantes. Además, estaban repartidos entre abril y octubre. Son setenta conciertos en seis meses y en la temporada de verano teníamos que dar un concierto cada dos días, hay que entender que los conciertos de La Raíz demandaban una energía brutal, eran muy exigentes físicamente, tenías que ser un atleta.
Es realmente difícil poder compaginar esa vida con una vida familiar, sobre todo ahora que acabas de tener una hija. Otro de los pilares de este disco son las canciones que suponen un homenaje a tus familiares; “Foto con Melena” a tu madre, “Maldito Escritor” a tu padre…
A mi familia la tengo siempre presente, además me gusta estar cerca de ella y ese fue uno de los pilares que me empujaron a tomar la decisión de La Raíz. Quería estar más cerca de ella, disfrutarla y crear la mía propia. Y sí, las canciones van de eso. La primera es un homenaje a mi madre, quería hacérselo en vida y no esperar a que no esté. En el anterior disco lo hice con mi hija y hay otras en las que salen mis hermanos o mi padre. Por ejemplo, la de “Maldito escritor” va tanto de mi padre como de mí.
¿Cuál ha sido la canción más difícil de sacar?
Muchas, este disco tenía 16 temas, de los cuales se han quedado 10, esperó haber acertado. Yo creo que a nivel personal la de “Maldito Escritor”, habló muy mal de mí, entrecomillas. A nivel compositivo la de “Cuzco” la terminé casi al final. De las que más me emocionan es la de “Cantantes”.
Cinema es un disco a nivel compositivo muy diferente a los trabajos que has realizado anteriormente, dejas atrás diferentes fórmulas musicales y te adentras en terrenos sonoros más complicados. Un ejemplo lo tenemos con el poco peso que cobran los estribillos en muchas de las canciones.
Sí, he dejado atrás un montón de trucos compositivos que he utilizado siempre, me he querido despegar de la obligación que a veces uno siente como artista, de cantar así o asa. Pienso que es una manera de sacar personalidad, arriesgar y moverse por caminos nuevos, pero también te genera cierto miedo cuando lo vas a presentar. Es paradójico, pero siempre hay una atadura con la impresión que vaya a tener el oyente de tu música.
Es un disco complejo porque creo que es muy evolutivo y porque tiene cosas que nunca he hecho. Por ejemplo, la canción “Mamuts” no tiene estribillo, puede parecer que sí, pero no lo es como tal, es un puente musical. Son varias las canciones con las que he jugado con eso. En otras, en cambio, el estribillo es íntimo en vez de masas. Quería arriesgarme, atreverme y por eso es un disco diferente.
Tanto Cinema como tu anterior álbum, Donde Nace el Infarto, parecen un pulso contra la velocidad, contra el mundo que ha convertido la rapidez en una ideología. Cada vez más, la música parece una especie de fast food, dominada por las redes sociales y los números.
Yo por ejemplo me quité las redes sociales personales hace un año, no me sentaban bien. Hubo un momento en el que sentía cierta responsabilidad por no decir nada en ellas, me martirizaba un poco, pero es que realmente no me apetecía decir nada. La del grupo se mantiene para hacer promoción y esas cosas, y la gente que las lleva me va contando. Por ejemplo, mi pareja es profesora y me cuenta cómo todo esto está afectando a la salud de algunos de sus alumnos.
Este disco no lo había pensado así, pero sí que puede que sea un disco dirigido a una vida más pausada, a un disco para escucharlo de forma más emotiva.
Ha sido todo un placer hablar contigo. Por último, ¿Qué significa para ti la música?
La música y el arte son una fuente de inspiración brutal de las que bebo continuamente, sobre todo en la plasticidad, no en las letras.
Puede ser curioso, pero no me suelo fijar en las letras de las canciones ni en el significado de una obra de arte. Toda la vida lo que más me ha fascinado es la forma más que el contenido, pero desde siempre. Por ejemplo, veo una película y todo el rato me estoy fijando en como habrán grabado eso o lo otro y al final de la película ni me he enterado. Esto siempre me ha atrapado, vivo la música de una manera particular.
En este disco, aparte de los elementos que hemos hablado, es una introspección muy fuerte, yo solo y con ayuda, y hurgar en los recuerdos infantiles. Hablar sin miedo de mis miedos, eso es Cinema.
Próximas fechas Ciudad Jara
8 de abril – Zaragoza
9 de abril – Guadalajara
14 de abril – SanSan Festival (Benicasim)
15 de abril – Farandula fest (Alicante)
6 de mayo – Valladolid
3 de junio – Festival de les Arts València
8 de julio Weekend Beach Festival
12 de agosto Sonorama Ribera
Además de Rabolagartija, Mediterranea Festival…
Foto Ciudad Jara: Guillem Garay