Entrevistamos a Club del Río

En un momento como el que estamos viviendo, en el que nuestras relaciones parecen tan lejanas, cuando el amor se expresa a través de pantallas, es cuando más en falta echamos estar con los demás. Abrazos verdaderos, risas sinceras y charlas existenciales hasta las tantas de la madrugada. Elementos que nos desarrollaban como personas, y que ahora, volvemos a poner en valor. Las cosas más importantes de esta vida no las vamos a comprar en Amazon, y esta humilde lección es la que mejor representa a Club del Río.

Tras dos años sin sacar nuevo material musical, Club del Río ha aparecido con un nuevo álbum, Lejos (2021, Autoeditado). Un disco que pone en valor las relaciones humanas, el amor y la solidaridad.

Hablamos con Esteban sobre el nuevo trabajo de este conjunto madrileño, sobre las etapas por las que ha transcurrido esta formación, o, cómo en los pequeños placeres encontramos la felicidad.

«Nuestras canciones van por ese camino: enaltecer el amor, la valentía y la humildad»

Es un placer hablar contigo Esteban. Me gustaría que te presentaras para todos aquellos que no te conozcan. ¿Quiénes son Club del Río?

El placer es mío. Somos una banda madrileña formada por seis miembros en estos momentos. Antes de la formación musical, éramos un grupo de amigos que nos conocimos en Madrid cuando teníamos unos 17 o 18 años. Fuimos desarrollando una comunidad y una amistad muy fuerte y eso fue la consecuencia de que apareciera Club Del Río, el nombre de nuestra ultima formación. En todos estos años, hemos atravesado por diferentes etapas y nombres. Incluso hubo un momento que tocábamos música experimental.

Se podría decir que Club del Río es un recorrido vital de un grupo de personas, que, unidas por la amistad, el amor y la inquietud hacemos música.

¿Cómo fue esa transformación? ¿Cómo pasasteis de ser un grupo de amigos a ser un conjunto con millones de reproducciones en los canales de reproducción y varios discos en vuestro haber?

La verdad es que ocurrió todo un poco de casualidad. Nosotros hacíamos música como forma de entretenernos y comunicarnos entre nosotros. La utilizábamos para mostrar nuestras inquietudes, para poder expresarnos. Un día, de pronto, estábamos dando un pequeño concierto con un grupo de amigos y dio la casualidad de que entre los asistentes estaba Javier Liñán, director de El Volcán Música. Al parecer le gustamos y nos animó a que empezáramos a mostrar nuestro proyecto de puertas afuera. A partir de ahí, empezamos a trabajar con El Volcán, y hemos estado muchos años con ellos. Aun así, nuestro último disco es autoeditado.

Gracias a la iniciativa de Javier, estamos donde estamos. Nos hizo ver que podíamos convertir Club del Río en algo dirigido hacia un público, algo externo a nosotros mismos.

 

Uno de los elementos que más me sorprende de vuestra música son los cambios sonoros entre los diferentes discos. Tenéis un estilo muy ligado al folk que va evolucionando, dependiendo del momento vital en el que os encontráis. Incluso vosotros mismos habéis establecido diferentes etapas sonoras dependiendo del contexto.

Muchas gracias, me alegra mucho que veas cómo nuestra música va cambiando. Los discos anteriores bebían de una formación diferente que este que acabamos de presentar hace apenas unas semanas. En este último trabajo hemos prescindido de la batería. A partir de ahí, el sonido de la banda cambia, ahora nos lleva por otros caminos. Nuestra influencia siempre ha sido muy folkie, sobre todo Neil Young. En cambio, en este nuevo disco, hemos dejado más espacio a los silencios, también a la importancia de las voces; así ha surgido este sonido que no era intencionado. ¡Así es la música, nunca sabes porque camino te va a llevar!

Antes de entrar de lleno en vuestro nuevo trabajo, me gustaría preguntarte por las diferentes etapas por las que habéis pasado. Por lo que he podido escuchar, son bastante interesantes. Por ejemplo, vuestro primer disco nació gracias a unos viajes alrededor de Europa, el segundo porque decidisteis crear vuestra propia “comuna” … ¿Nos cuentas más acerca de estos detalles?

Efectivamente, nuestro primer disco, titulado Monzón (2014), nació en una época en la que hicimos muchísimos viajes que nos marcaron como personas y como amigos. Era justamente en nuestra etapa universitaria. Viajábamos durante los veranos, cuando no teníamos clases.

En una de esas aventuras, cogimos el coche en Madrid y fuimos por diferentes sitios de Europa, desde el punto más alto al norte de Noruega hasta los Balcanes. Solo teníamos la furgoneta, la guitarra, nuestros sacos y un poco de comida. A partir de esta experiencia nació nuestro álbum debut.

Nuestro segundo disco, Un Sol Dentro (2016), corresponde a otra etapa. Durante esos años, nos fuimos de casa de nuestros padres y tuvimos la suerte de habitar un caserón que estaba muy viejo en la Sierra de Madrid. Pertenecía a una persona conocida que nos dejó quedarnos allí. Lo estuvimos arreglando e incluso montamos nuestro propio local dentro de la casa. Fue un experimento bellísimo, también muy complicado en muchos aspectos. Éramos diez personas las que estábamos viviendo allí. Al final estuvimos durante dos años. Fue algo fantástico.

Y nuestro tercer disco fue la vuelta a la ciudad. Al final, la vida te va llevando por sitios inesperados. Tras estar en el caserón volvimos a la ciudad para seguir teniendo una vida independiente. Este cambio marcó nuestra música y se reflejó en nuestras letras. Así nació Sustancia (2018).

Como te decía en la pregunta anterior, creo que es muy importante que la música refleje por lo que pasamos y vivimos. Me alegra que los discos vayan cambiando en ese sentido. Al final, las letras son sentimientos honestos, muchas veces muy poco de intención. Es la búsqueda continua de un sentido de vivir y expresar lo que sentimos.

Y con vuestro último trabajo, ¿en qué etapa crees que os encontráis?

En estos momentos ya llevamos varios años viviendo en la ciudad de Madrid. Además, hemos estado divididos en varios pisos. Yo, por ejemplo, vivo con un compañero de la banda. Además, ya todos hemos superado la barrera de los treinta años. En esta etapa suelen surgir más complicaciones a nivel personal, a nivel de relaciones humanas… Este último disco habla de eso, de cómo podemos sentir miedo al compromiso con alguien, pero al final somos seres sociales y tenemos esa necesidad. Ponemos en valor las relaciones, es lo que nos va a salvar al final, tener a otra persona a la cual poder abrazarnos y contar con ellos. Yo creo que la base de este disco es la necesidad (necesaria) de pensar en los demás.

Algo tan bello y complicado en estos momentos que vivimos. Ocho canciones que, por un lado, afianzan el peso de las relaciones, y por otro, ponen en valor la creación de un mundo nuevo. ¿Cómo ha sido el proceso creativo de este trabajo?

Sí, justo de lo que estábamos hablando. Este disco busca que el oyente valore lo que significan las relaciones humanas. Es importante diluir el ego personal y pensar en comunidad. Siempre estamos alimentando el ego en este sistema que vivimos, y no es algo que sea necesariamente malo, pero debemos entregarnos un poco a los demás, a las personas que te quieren y quieres.

A nivel sonoro, el proceso creativo es un poco como el de siempre, con la dificultad de que ya no vivimos todos juntos. Yo, por ejemplo, o Juan y Álvaro, solemos llevar alguna idea de canción, de forma muy esquemática. Luego entre todos partimos de esa raíz y vamos construyendo algo nuevo. Si la canción la sentimos y estamos motivados, pues seguimos con ella, trabajándola y puliéndola. Si por el contrario hay algún tipo de desconexión, rápidamente lo notamos y esa canción la guardamos o la desechamos. Tenemos que estar todos en el mismo momento vital, sintiéndonos partícipes de las letras y de todas las canciones.

Lo curioso es que justo llevabais dos años sin sacar nuevo material, y este año que ha sido un periodo en el que las relaciones personales han estado prácticamente desaparecidas, habéis publicado este nuevo disco. ¿Os ha afectado mucho la cuarentena?

Sí, la verdad (risas). Este año ha sido un periodo muy complicado. Un año en el que hemos necesitado de esa compañía porque hemos estado muy solos. Mucha gente ha estado sola en sus casas. Este disco, estas letras, son una manera de mostrar esto también. Teníamos muchas ganas de sacar material nuevo y la verdad es que estamos muy contentos. Además, ya hemos empezado a tocar en directo. El Club se ha vuelto a activar y esto es una gran noticia.

En cuanto a la cuarentena, sí nos afectó. Ha sido un reto muy grande. Primero económico, ya que hemos tenido que reunir el dinero que necesitábamos para poder grabar y producir los videos, porque sin directos se nos va una de nuestras principales fuentes de ingresos que tenemos como banda. Además, también ha sido un reto componerlo, ya que como te comentaba, solo vivo con un compañero de la banda. Aun así, ha sido muy interesante porque nos pilló la cuarentena trabajando en el disco. Fue un momento de fuerte inspiración. Este tiempo en casa nos permitió dedicarle mucho tiempo al proceso de maquetación. Además, compartíamos con el resto del conjunto todas las ideas y las canciones mientras estábamos encerrados. Ha sido un proceso curioso, y en cierta manera, creo que nos ha permitido darle más trabajo a las canciones y eso se puede notar.

 

Sí, un disco que mantiene la esencia de los anteriores, pero a la vez muestra un sonido más homogéneo y unas letras muy cuidadas. He podido leer que Lejos es solo la primera parte. ¿Esto es cierto? ¿ Nos podéis contar más detalles?

Sí, además forma parte de lo que me preguntabas antes. Debido a la cuarentena no pudimos grabar todas las canciones del tirón. Tuvimos que grabar una primera parte por el mes de junio/julio, y, luego, una segunda parte en noviembre/diciembre.

Lejos, como bien dices, es esa primera parte; y más o menos, tenemos pensado sacar después del verano la segunda parte, otras seis canciones. Así, juntas se englobarán en una especie de doble álbum que tendrá catorce canciones. Con la buena acogida que está teniendo Lejos, tenemos muchas ganas de mezclar esta segunda parte.

Uno de los temas que más interesantes me parecen es “De una piedra”. Una canción muy ligada a ese sonido inaugurado por Marvin Gaye en “Sexual Healing”. ¿Está intencionado?

Muy bien leído la verdad, porque va mucho por ahí. Siempre nos ha atraído muchísimo la música negra, y, “De una Piedra”, sin ser intencionado de primeras, salió así. Cuando empezamos a ver un poco la cabeza de la canción nos empezó a gustar mucho el ritmo que estaba tomando y decidimos alimentar ese sonido consiguiendo esa sensualidad. O al menos intentarlo.

Resulta curioso, pero hace unas semanas estábamos charlando colaboradores de distintas revistas sobre el nuevo sonido que se está desarrollando y vosotros salisteis a la palestra. Creemos que se va tirando hacia esa sensualidad tan característica de Marvin. Incluso a nivel mainstream, con las algunas de las canciones más escuchadas de estas ultimas semanas, como por ejemplo Bruno Mars o Justin Bieber. A nivel nacional, también pensamos que va a ver un paso musical, de ese costumbrismo musical tan recalcado en el indie español hacia ese sonido con reminiscencias neo soul.

Gracias por verlo. Yo creo que sí, que se está girando hacia esa dirección y me encanta que nos digas que nuestra canción va por ese rumbo, porque esa era la intención. Cada vez hay mas formaciones musicales, y artistas en general, que están girando hacia ese sonido más sensual, más lento. No sé si conoces a Sen Senra, pero es un ejemplo perfecto. Artistas así están reproduciendo un “nuevo” tipo de pop que está funcionando muy bien.

Llevamos muchos años con un tipo de música urbana bastante potentorra. Yo creo que muy ligado a la cuarentena, los oídos de los oyentes, y de los propios músicos, están buscando ese sonido más sensual, con melodías más cuidadas, más relacionado con el amor.

A nivel particular, en vuestras canciones no encontramos muchas referencias políticas. Aun así, a nivel general, en vuestros discos, sí que encontramos ese toque de justicia social tan ligado a la expresión: luchar por una vida que merezca la pena ser vivida. ¿Cómo ves el mundo que se nos está quedando?

Sí, sin duda es como dices. Aunque en nuestras canciones no hay una intención política clara, sí hay política en ellas. Casi todo tiene un componente político. Yo, por ejemplo, cuando escribo las canciones no divago por el mundo de la política, pero sí por el mundo de las relaciones humanas, de cómo podemos mejorar, de cómo podemos generar lazos que nos unan, cómo podemos cuidarnos los unos a los otros… Y esto es una de las fuerzas políticas más poderosas: el amor.

Nuestras canciones van por ese camino. Enaltecer la valentía, el amor y la humildad. Si quieres que te diga la verdad… no soy muy optimista con este mundo que vivimos. Me parece que ya estamos muy pasados de rosca. Hay un sistema que está muy establecido en las propias raíces de la sociedad y no sabría decirte si es posible cambiarlo. Lo que sí he observado en mi vida, en la poca experiencia que puedo tener, es que, a nivel individual, a nivel de pequeños colectivos, sí se pueden hacer cambios. Podemos mejorar las cosas y luchar como tú dices por una mejor vida. Creo que tenemos que empezar por cambiarnos a nosotros mismos, mejorar como personas.

Y, por último, y esta es la pregunta más difícil de toda la entrevista, ¿qué significa para ti la música?

Para mí es como una relación espiritual conmigo mismo y con el mundo. Es un tratamiento psicológico para mi persona, para poder vivir; estar y entender la vida. Para mí, es una salvación de mi vida.

 

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