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Entrevistamos a Víctor Coyote

Víctor Coyote está de vuelta con su mejor disco en solitario, Las Comarcales. “La Maravilla” y “Cumbia de Milagro  fueron los adelantos perfectos para introducirnos en una red de carreteras tan poco transitadas como esenciales, si el objetivo es disfrutar de una buena dosis de originalidad. Este gallego multitarea de Tui, no ha dejado de animar la escena musical desde aquel “Extraño Corte de Pelo” con Los Coyotes (1982), y al igual que en su estreno en solitario, Lo bueno, dentro (1995), Las Comarcales ofrecen un viaje donde no solo el oído disfruta, la vista también se lleva lo suyo gracias al magistral diseño del propio Víctor, cuya guinda para acabar relamiéndose es el mapa-guía de influencias que acompaña la edición física del álbum. Era imposible no citarnos con él antes de uno de los ensayos previos al concierto de hoy en Madrid, sala Fun House, el próximo día 12 en Barcelona, Sidecar, y el 13 en Zaragoza, La Bóveda.

«A mí el rock mesiánico de toda la vida me aburre mucho»

Empecemos por la esencia, “Las Comarcales”… La misma idea que evoca una red de carreteras así puede ser la mejor definición para tu propia trayectoria, siempre en continua ruta alternativa.

Sí, un poco sí, en el sentido de que lo urbano en el mundo del rock está sobrevalorado y entonces, pues bueno, hay otros mundos… Que tampoco es una reivindicación de la España vaciada y todas esas monsergas. Pero sí, un poco sí.

En “Las Comarcales”, además, aparecen la copla y Atahualpa Yupanqui en tu plano de inspiraciones. ¿Cómo llegas a esas referencias tan alejadas de los parámetros rock?

Bueno, a ver, desde el primer disco de Los Coyotes ya tenía influencias de ese estilo. A mí el rock mesiánico de toda la vida me aburre mucho, la gente dice “yo es que escucho cosas que no tienen nada que ver como Tyler, the Creator, y Public Enemy”, bueno, tampoco es que estén tan alejados, y Atahualpa Yupanquie es un tipo de cantante que me gusta, como me gusta Marc Antonhy, Iggy Pop o The Chemical Brothers aunque no sean cantantes (se ríe).

“Cumbia de Milagro” sí marca una historia más cercana a la urbe, una especia de parodia sobre los años de la gran corrupción, esas imágenes de “páganos con sobres”, “tan solo el alcalde tiene el acceso gratis”… ¿O esas imágenes no tienen nada que ver con el resto de la letra?

No exactamente, lo que pasa es que esa canción…, en las canciones a veces meto cosas que son exactamente… Es decir, introduzco cosas que tienen que ver con una situación porque se meten ahí, pero no son exactamente de la situación. Por ejemplo, el paradigma de eso puede ser “Nadie Se Va a Quejar”, una cosa que puede ser una especie de subidón de inicio de una relación, o algo de estar bien con alguien a nivel privado, pero se cuelan cosas como se cuelan en la vida y, de repente, “Bolivia con problemas de exceso de litio”, y sin embargo tú sigues pensando en lo otro. En “Cumbia de Milagro”, por ejemplo, sí hay una especia de cosa oscura, como una cosa un poco chunga, y dentro de esa cosa hay cierto aspecto que además está muy mezclado con el “Sé tú mismo” ese hippie, que es horroroso, mezclado con los sobres del PP.

A mi me gusta mucho mezclar ese tipo de cosas, quiero decir, “Sé tú mismo” es la anulación de la voluntad, o sea, “Sé tú mismo”, sé el mismo puto mierdas que eras cuando eras pequeño… No, “sé tú mismo” pero uno puede cambiar y procurar no ser el mismo, y eso está relacionando con la corrupción: “páganos con sobres, hombre, sé tú mismo”. Son dos cosas que aparecen, por un lado está eso del buen rollito de “sé tú mismo” y por otro es algo más oscuro. Entonces, en “Cumbia de Milagro”, hay un poco esa cosa, digamos, de todo chungo, todo chungo en un estilo un poco Rascayú porque también está como la muerte del folclore y tal.

Sí, ese punto también de comicidad que aparece con frecuencia en tus canciones.

Sí, bueno, yo tampoco uso, no me considero que sea una cosa de un tío que haga letras irónicas per sé. Veo que hay películas que son completamente serias con chistes en medio, no creo que haya que ser o Nacho Vegas o Mojinos Escozíos… Bueno, independientemente de esto, Nacho Vegas tiene algunas cosas humorísticas, ¿no?, algunos giros irónicos o incluso sarcásticos.

Como en “Todos Ellos”, la chica que dice al protagonista “¿Cómo puede llegar a matar alguien normal?”, y él reflexiona “Pero últimamente, cuando toma una copa de más, me amenaza de muerte, y yo sé que es capaz”.

Nacho Vegas, en ese sentido, que dentro del rock no tiene ese rollo mesiánico…

… Ni machirulo.

(se ríe) También! Sí, sí, sí… Evidentemente machirulo no, que esa es una de las cosas que yo flipo, que mucha gente del rock diga que el reggaetón es machirulo y, después, dentro del reggaetón hay cosas y cosas. Por ejemplo, el “Despacito” es como la clase de sexualidad que te darían en el colegio (pone voz paternalista y misteriosa a la vez): “Trataros bien y con cuidado, es vuestra primera vez, explorad vuestros cuerpos”, ¿no? o sea, ese rollo, y hay otras que sin embargo no, cuando el rock ha sido siempre machirulo, siempre ha sido así…

“Santa Crú” marca uno de los hitos más importantes dentro de Las Comarcales. Ahí aparecen Rosalía y el sonido Caño Roto, de donde salió Manzanita. Al final, tanto Caño Roto como Rosalía o Víctor Coyote están en la ciudad pero con todo ese ADN comarcal y, de alguna manera, dan una visión nueva de la ciudad, saben mezclarla.

A ver, yo me hice un libro que se llamaba “Cruce de Perras” que era de cuentos sobre los 80. Ese libro se fue vendiendo más o menos, tampoco fue un hit, entonces hace poco un amigo mío al que se lo había regalado me dijo: “Es que en ese libro salen muchas cosas que no se dijeron cuando La Movida”, y no me refiero solamente a La Movida, es decir, en ese libro hay cosas que pasan en un bar a las afueras de Zaragoza, cosas que pasan en peluquerías en Galicia, cosas que pasan en diversos sitios, parece como que todo tiene que pasar en Madrid y Barcelona, cuando pasan muchas cosas en Vigo, en Granada, en Oviedo… Pasan muchas cosas en muchos sitios. Entonces, yo tampoco creo que sea triunfo ni no triunfo de las comarcales, o sea, que es que por otro lado el compararme al hablar de Rosalía me parece estupendo y con Rosalía de Castro también… Entonces, pues no sé, sí que es verdad que existe el suburbio y tal, y Caño Roto es una cosa que ha salido porque yo ahora mismo vivo allí, antes vivía en el centro de Madrid pero me he cambiado porque está un poco imposible de precios y esas cosas, así que no tengo ningún problema en hablar de Caño Roto, no tengo porqué hablar de los amaneceres en los garitos de la Gran Vía y todas esas cosas, todo ese rockerío de persigue minifaldas y cosas de noche que para mí se corresponden a otro tiempo que tampoco casi he vivido. No me creo mucho todo ese rollo de la bohemia…

En un paralelismo entre comarcales y autopistas, entre la independencia y el mainstream. ¿Cómo ves el consumo de música en plataformas como Spotify?

Bueno lo veo por un lado inevitable, por otro lado… Internet parecía en un momento dado un espacio de libertad y ahora resulta que no es tanto un espacio de libertad, a ver, es lógico que no sea así. El Everest también debió parecer en un momento dado un espacio de libertad. Lo veo como que hay que adecuarse a lo que hay, y supongo que habrá que luchar  para que en Spotify los porcentajes de los artistas sean mayores pero, vamos, creo que no hay mucha vuelta atrás, son hechos consumados.

Y después, además, me encuentro con mucha gente que dice “Ah, no, yo quiero vinilo”, y dices “¿Pero tú tienes reproductor de vinilo?”, “No, tampoco tengo reproductor de CD, lo escucho todo en Spotify pero me gusta tener vinilos” y, bueno, es un poco una locura esto, pero bueno…

“Soy un trabajador, soy un autónomo, soy un artista”, parada destacada en Las Comarcales. Una canción pegada a la realidad, a la tuya también, por supuesto, ¿cómo sobrevives?

Sobrevivo trabajando en otras cosas, hago cosas de diseño y siempre he trabajado ahí, y además también me gusta. La música es una parte de mi vida pero no es la totalidad de mi vida, entonces tengo que ir sacando ganancias para vivir de unos sitios y de otros, y la música a veces me da. Ahora mismo, por ejemplo, no salgo por ahí a tocar si no gano, quiero decir, en el sentido de que me salgan las cuentas… Ahora mismo no haría una banda de soul de ocho tíos, cinco trompetas, no se qué no sé cuántos, entre otras cosas porque no da para eso, me adecuo a la vida y al destino inexorable que es la realidad.

Como vemos, hay varias señas biográficas en distintos momentos de Las Comarcales, tal puede ser el caso de “Es Tarde”. ¿Para qué no es tarde aún?Bueno, no es tarde para morirse, eso ya lo primero. Es que se generan una serie de mensajes completamente estúpidos como el sé tú mismo que os contaba, el buen rollismo, esta cosa de la ideología positiva genera una serie de mensajes muy estúpidos. Persigue tu sueño, otro, a mi me parece bien perseguir tu sueño pero hasta cierto punto. Las mujeres lo podemos todo, las mujeres no lo pueden todo, los hombres tampoco lo podemos todo, los hombres no podemos tener hijos, las mujeres no podrán determinadas cosas. Yo, ahora mismo, no puedo ser campeón del mundo de boxeo, los tres que estamos aquí me parece que tenemos limitaciones, entonces, esa cosa de lo podemos todo es un pasaporte al fracaso, y eso que yo me he metido en bastantes cosas, en bastantes berenjenales que después sales un poco así pero pagas tu precio. El haberme dedicado a dos cosas, al diseño gráfico y a la música, seguramente me ha perjudicado porque la gente no me ubica y a veces me ha pasado que alguien me dice “te iba a llamar para un  curro, pero como vi que tenías una entrevista y estabas liado con el disco no te he llamado”, ahí yo he perdido cosas. Entonces, todos lo podemos todo pero no podemos estar… Los gallegos no podemos ser como los de Cádiz, los hombres altos no pueden ser como las mujeres tal, los señores pobres pueden menos que las mujeres ricas, o sea que todo el mundo tiene sus problemas, entonces esa cosa de lo podemos todo, nadie puede todo. Me parece bien crearse metas en la vida, no decir “es que yo voy a currar cosiendo para Amancio Ortega toda mi vida”, hombre, está bien tener un poco de metas altas, ¿pero lo podemos todo? pues no.

Tu trabajo como diseñador gráfico influye a la hora de hacer un disco. ¿Se retroalimentan?

Sí, creo que sí, porque hay gente que por ejemplo en las letras no evoca tantas metáforas que recuerden cosas visuales como yo, creo. Hay  gente que tiene otras cosas más poéticas, más así, entonces creo que debe ser influencia de eso. Las dos cosas son diferentes y a mí me gusta que sean diferentes. Cuando acabo un dibujo, una ilustración, termino y no me aplauden, pero en los conciertos sí. Entonces, vivir esas dos cosas me mola mucho, y creo que sí se alimenta una cosa de otra, igual de una manera no tan directa como ciertas influencias que hay ahí en el mapa de Las Comarcales, que pone directamente canciones o cosas, hay otras referencias también en el mapa que no son exactamente de canciones, y que a alguna gente le cuesta más pillarlas. De todas maneras eso es una cosa amplia, quiero decir, nunca sabes lo que te influye a ti, si ser gallego o ser de familia numerosa como he sido yo, que somos seis hermanos. En ese sentido no sabes exactamente cómo pero sí te influyen.

«La música es una parte de mi vida pero no es la totalidad de mi vida, entonces tengo que ir sacando ganancias para vivir de unos sitios y de otros»

Cumbia, calypso, rumba, rock… Hay un cierto regreso de la etiqueta rock latino, al menos recurren a ella con más o menos acierto desde distintos lanzamientos. Es inevitable que puedas sentirte un poco punto de fuga del estilo.

Esa batalla ya la libré y me siento liberado de ella. De todas maneras, creo que ha hecho más por la latinidad la demografía, en concreto en Estados Unidos, que otras cosas que yo pueda haber hecho, por ejemplo. Trump podrá decir lo que quiera pero mientras sigan creciendo los latinos en Estados Unidos pues lo tiene claro, en ese sentido las influencias son así, aplastantes. A mi siempre me ha gustado este tema de mezclar cosas de aquí y de allá, y nunca lo he llamado ni fusión ni no sé qué, a veces sí que lo he hecho de manera consciente, evidentemente, pero sin darle muchas vueltas. Ahora mismo hago una canción y no es que me desligue de lo que quiero hacer, a lo mejor hay una canción que quiero hacerlo con un ritmo determinado o una canción que quiero que tenga una influencia determinada, pero algunas salen más cercanas al rock, otras salen más cercanas a Atahualpa Yupanqui, otras salen más cerca de, no sé, Marc Anthony.

Pero un punto de satisfacción sí que tendrás cuando ves el panorama musical del rock latino. Decir, por lo menos, “mira, la semilla brotó”.

Hombre, indudablemente sí que hay un punto de satisfacción, pero ya queda un poco lejos.

Por último y por curiosidad, ¿cómo fue participar en la Cumbre del Clima?

Por mi importancia en el reciclaje de plásticos (risas). No, no, bueno, coincidió lo del disco, había una cosa de Radio 3, no sé, no es que viniera desde Galicia en catamarán ni nada de eso, pero bueno.

Foto Víctor Coyote: Antonio Alay

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