Hurray for the Riff Raff – Small Town Heroes (ATO Records)

Últimamente abundan las historias de cantantes que abandonan la Gran Manzana en busca de las profundas raíces norteamericanas y encuentran en la anacronía de la América profunda la clave de su música. Este mismo año hablábamos del fantástico disco de easy-listening country de Nikki Lane (All or Nothin´, 2014); al igual que Lane, Alynda Lee Segarra, principal responsable de Hurray for the Riff Raff, tiene una historia de éxodo vital Hollywoodiense a sus espaldas.

La historia de Segarra comparte el mismo cariz de égloga moderna que tenía la de Lane; la cantante de ascendencia puertorriqueña también pasó una temporada en el oeste de Estados Unidos después de abandonar su Bronx natal, pero el sur, en este caso Nueva Orleans, fue lo que marcó poderosamente su música. Small Town Heroes, lleno de homenajes más o menos velados a Chopper City, es el mejor ejemplo de ello. «Crash on the highway» y «End of the line», de claro ADN americano, y «St. Roch Blues» son los diamantes más brillantes del tributo de Segarra a la ciudad del Mardi Gras.

El nuevo disco de Hurray for the Riff Raff (que surge del apelativo, riff raff, con el que despectivamente se señala a la gente con la que uno no querría relacionar a sus hijos) es, precisamente por lo mismo por lo que resulta creíble como homenaje a New Orleans, un tributo a la música descaradamente norteamericana. El americana festivo («End of the line», «I know it´s wrong (but thats alright)»), el bluegrass saltarín («Blue ridge mountain») y el blues de piano bar («No one else») hacen de Small Town Heroes un disco entretenido y aparentemente ligero, pero es en los medios tiempos y en lo reflexivo donde más crece. Segarra tiene una voz tan dotada para la risa como para el drama, y lo demuestra en las mejores canciones de la colección: la ancestral «Forever is just a day», el soul disimulado de «St. Roch Blues», la revisión feminista del caso de Delia Green en «The body electric» («well, Delia´s gone but I´m settling the score«) o el precioso obsequio póstumo a Levon Helm y The Band en la tan Catpoweresque «Levon´s dream» («I´m heart broke, heart sick, I just cannot be fixed«).

Otra gran ofrenda a la música americana de siempre.

 

 

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