León Benavente (Sala París 15) Málaga 22/02/25
Recuerdo la distopía reinante alrededor del anterior concierto de León Benavente en la misma sala malagueña, con motivo de la gira de ERA (Warner, 2022), y celebro aún más el tremendo baño de masas que se dieron esta pasado sábado en idéntico escenario, mientras desplegaban la puesta al día de una propuesta en la que colisionan su tradicional pop-rock de flechazo instantáneo con una pátina bailable que resulta actual y que colorea su puesta en escena con tonos vibrantes y rabiosos. Fue una estampa mucho más acorde con lo que representa el grupo y sugiere su música: una batidora donde tienen cabida pinceladas de funk, electro y rock para quemar suela, en perfecta armonía con el alma pop de muchos de sus estribillos.
Tal y como convenía con la banda, ERA fue un disco incomprendido, víctima de una terrible coyuntura que lo devoró sin piedad, y que servidor no se cansa de reivindicar cada vez que tiene ocasión. Primero porque abrió el camino hacia lo que el reciente Nueva Sinfonía Sobre El Caos (Laventura, 2024) ha venido a desarrollar con mayor énfasis en cuanto a sonido, con ese viraje nervioso y aguerrido de las melodías, y segundo, porque reunió un puñado de canciones orgullosas que nos ayudaron a entender mejor esa vertiginosa transición hacia un mundo donde las conexiones entre las personas se van perdiendo en paradoja con la mareante oferta de vínculos virtuales. De entre sus múltiples ganchos, tan solo “Mítico” asoma la cabeza en su actual setlist. Finalizado el vínculo con Warner, afrontan esta ilusionante etapa autoeditándose en colaboración con Gozz Records, el sello de Zahara. Como diría su querido Nacho Vegas: “nuevos planes, idénticas estrategias”. En este caso, seguir sorprendiendo y divirtiéndose con lo que hacen. Y vaya si lo consiguen.
Dejando esto aparte y entrando en materia, la gente en Málaga tenía muchas ganas de León Benavente, y así lo corroboró el soldout (uno más en esta triunfal gira por salas) que los acogió. Y sin tiempo para pestañear, “ÚSAME/TÍRAME” nos sumergió en la pista de baile entre latigazos industriales que miran sin recelos al sonido DFA. Fue una incitación a perderse entre cuerpos sudorosos y almas entregadas a la lujuria en un banquete suculento por los continuos placeres pecaminosos que recorren el cancionero del cuarteto. Lo consistente de su repertorio les lleva a poder navegar entre sus diferentes trabajos sin bajar el nivel. La fe en su último material es tal que interpretan el disco al completo, mostrando un rostro renovado con el que rejuvenecen su propuesta y descubren nuevas y excitantes posibilidades en torno a su tradicional modus operandi.
A las primeras de cambio, “Nada” enseña las cartas sobre su dominio de la inmediatez pop para tender un puente a ese momento en que la banda se iba a comer el mundo y que responde al título de Vamos A Volvernos Locos (Warner, 2019). “Como La Piedra Que Flota”, “Amo”, “La Canción Del Daño” o “Disparando A Los Caballos” reclaman altivas su protagonismo ante lo que fue un instante crucial para la banda. “A La Moda”, “Brillando” o esa oda al desenfreno entre llamas que es “Baile Existencialista” recogen el relevo cinco años después para constatar el carácter inquieto de su evolución. Nueva Sinfonía Sobre El Caos es León Benavente añadiendo luces de neón a su consabido dominio de la gramática del rock. Renacer o morir. Y ya sabemos que lo del conformismo no va con ellos. En su nueva hoja de ruta aún resuenan vigentes los calambres de “Ánimo, Valiente”, “La Ribera”, “Tipo D” o “California”, piezas de un puzle que constituyen un legado a reivindicar ahora y siempre. Rabiosas y contundentes, sacudieron al personal y enlazaron de manera natural con su actual discurso.
Volviendo al presente, “En El Festín” reincide en el bucle obsesivo y oscuro del que ya avisaba “Líbrame Del Mal” mordiendo aún más en directo, y “La Aventura” puede ser lo más directo y conciso que hayan grabado jamás. Reconforta verlas conviviendo en armonía con la efervescencia inapelable de “Gloria” o con el himno definitivo que constituye “Ser Brigada”, durante el cual Abraham Boba se entrega en cuerpo y alma a los zarandeos sin piedad de sus fieles. Todo estaba listo para que “Ayer Salí” nos devorara entre brumas descontroladas recordándonos que, afortunadamente, y más de una década después de que irrumpieran en nuestras vidas, León Benavente aún tienen cuerda para rato.