Pau Vallvé – Agorafilia (Autoeditado)
No sé qué tienen las canciones de Pau Vallvé para que se me metan en las entrañas tan profundamente. Y no hablo solo de este disco, sino de todos los suyos en solitario que he escuchado, que son bastantes. Son las letras, sí, con ese aire confesional con el que compartirías tus penas y tus alegrías con un amigo. Letras sobre cosas del día a día, sentimientos, sensaciones… Pero debe haber algo más, y ese algo más es el envoltorio musical con el que las adorna. Un envoltorio atractivo, especial, siempre adecuado. Escuchar sus discos es, insisto, como estar hablando con un amigo al que ves cada dos años o así, que es más o menos el tiempo que Pau deja pasar entre disco y disco.
No sé las razones por las que Pau Vallvé recurre a la autoedición, igual es porque le da la gana hacerlo así, pero me parece sorprendente que uno de los autores más singulares y apetecibles que tiene este país no esté continuamente analizando ofertas de los más prestigiosos sellos. Aunque puede que no quede espacio ya para propuestas alejadas del ruido festivalero y del descaro juvenil. En Agorafilia, como en discos anteriores, lo que encontramos es sosiego, reflexión, problemas más de madurez que de adolescencia, introspección y, casi lo más importante, humor y dignidad para afrontar lo que vino, lo que nos está pasando ahora y lo que esté por venir.
En este caso, por lo visto, estamos ante un disco todavía más personal. Comenta Pau en su web que el título, que vendría a ser lo contrario de la agorafobia, hace referencia a su voluntad de salir afuera en muchos sentidos. Fuera de su zona de confort, algo que resulta evidente no en las letras pero sí en la instrumentación. Llama la atención por ejemplo el uso de la percusión y la electrónica, la combinación de elementos digitales y analógicos, e incluso algo que hasta donde recuerdo es inédito: la manipulación de su voz en “Tu sabràs”. Una canción que no es buen indicador de por dónde tira el resto del disco, eso sí. Como siempre, encontramos invitaciones al optimismo (Sempre pot ser primavera, sempre pot ser Sant Joan, canta en “I cantar!”) incluso cuando mira al pasado con cierta nostalgia (“Pels anys que no hem viscut”) o cuando recuerda lo mal que lo pasó durante la pandemia (“2020: Happy birthday to me”). Ese enfoque lírico me recuerda mucho a los mejores momentos de Antònia Font, y no solo por el idioma. Me fascina cómo, en muchas canciones, cada frase es un afortunado hallazgo, y también lo es la forma en que engarza las letras con una propuesta musical más que interesante, arriesgando más que nunca en este disco. A pesar del cacharreo y por debajo de todos esos ritmos que parecen programados, sigo encontrando un dulce regusto a bossa nova electrónica, un suave balanceo que arropa como arropan esas conversaciones con uno mismo que son sus letras. Sé que insisto mucho en ello, y también sé que no todo el mundo entenderá el catalán, pero vale la pena intentarlo. Buena muestra de todo lo que he comentado en este largo párrafo está en “A aquestes alçades del partit”.
Las canciones de Pau Vallvé valen por varias docenas de libros de autoayuda que esos que te invitan a buscar la felicidad en las pequeñas cosas. Cada vez que escucho uno de sus discos acabo con una media sonrisa en la cara. Sí, la vida no es perfecta, a veces es incluso una mierda, pero es lo único que tenemos y hay que vivirla con la tranquilidad de espíritu, el apetito y la mirada serena que transmiten estas canciones.
Escucha Pau Vallvé – Agorafilia