Phoenix – Bankrupt! (Warner)
Hace unos días observaba con asombro la imagen de Thomas Mars siendo ayudado por los fans a escalar al segundo anfiteatro de un Shepherd´s Bush Empire de Londres absolutamente abarrotado y pensaba en cómo han crecido Phoenix. Se han tomado su tiempo para volver, cuatro años ni más ni menos, conscientes de la expectación que generaría cualquier nuevo movimiento después del éxito mundial de su anterior trabajo, Wolfgang Amadeus Phoenix (2009), y aquí están de nuevo, dispuestos a que se siga hablando de ellos una buena temporada más, encabezando carteles como el de Coachella o Primavera Sound. Ahí es nada.
Puestos en situación, y tras el pertinente teaser (tan de moda hoy en día) oportunamente lanzado meses antes de la publicación del disco para generar expectación, nos enfrentamos a su nuevo entega encontrando en ella más de un motivo para celebrar el notable estado de forma de una banda a la que, a estas alturas, ya nadie puede o debe cuestionar. Bankrupt! (2013), anunciado como un disco con mayor protagonismo de los sintetizadores (ciertamente lo es) o como el disco en el que juguetearon con una consola utilizada en las mezclas del Thriller de Michael Jackson (!), nos presenta a unos Phoenix seguros de sus posibilidades, cómodos en su estatus y dispuestos de nuevo a encabezar festivales y a acompañar nuestra alegría por la llegada de los días de sol y calor con sus ritmos elegantes y bailables. Para ello se valen de un buen puñado de singles potenciales de ésos que sin darte cuenta acabas tarareando sin parar: «Entertainment» -a añadir a la de ya a su lista de clásicos-, «Don´t», «Oblique city», «Drakkar Noir» o «S.O.S in Bel-Air», canciones todas ellas de temática hedonista y perfectas para saltar en sus conciertos, bajando un poco las pulsaciones en una triada infalible conformada por «Trying to be cool» (una de las cimas) «Bourgeois» (o cómo demostrar que también saben facturar medios tiempos redondos) y «Chloroform» e intercalando el ya clásico tema de largo desarrollo para elevar el clímax del álbum y marcar una imaginaria línea divisoria entre una supuesta cara A que no deja respiro y una cara B más reflexiva e igual de efectiva. La estructura se repite, pero también lo hace su capacidad para dar en la diana y para hacerte querer volver a pulsar play una y otra vez.
Los de Versalles encontraron en Wolfgang Amadeus Phoenix los ingredientes de una fórmula ganadora que ahora perfeccionan con clase y buen gusto y que empezó a fraguarse con el muy notable It´s never been like that (2006). En cierto modo, éste flamante Bankrupt!, probablemente su disco más equilibrado, podría ser considerado como el disco que cierra una trilogía inmaculada gracias a la cuál pasaron de ser un grupo interesante y prometedor, conocido sobre todo por la repercusión alcanzada por el tema estrella de su notable debut, «If I ever feel better», a ser considerados estrellas allá donde van.
Lo que algunos han calificado como una segunda parte de Wolfgang Amadeus Phoenix tratando, por ello, de restar valor a su indudable estado de gracia se acaba revelando como un disco de mayor alcance y recorrido, cuyo triunfo ya no se basa tanto en victorias parciales (como ocurría en sus discos anteriores) sino en la brillantez del conjunto.
Qué quieren que les diga, no debe ser fácil verse ahí arriba y seguir manteniendo el talento y la inspiración necesarios para volver con un hit tan rotundo como «Entertainment», con el que todavía consiguen sorprender y que cuenta ya con multitud de remezclas de postín, y además ser capaces de facturar un disco tan reluciente e intachable como éste. Crees que repiten la jugada y que les tienes tomada la medida, pero te siguen llevando al huerto; una y otra vez sigues queriendo escuchar sus canciones para animarte antes de salir, dibujar escenarios perfectos en tu mente o entregarte al baile en el mismo club. Y esto es lo que espero y deseo encontrar en cada nuevo trabajo de Phoenix.
Una vez más, grandes.