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Primavera Club 08. El hermano pequeño del PS inundó Barcelona y Madrid de propuestas interesantes

Intro

La segunda edición del Festival Primavera Club, -versión reducida e invernal de su hermano mayor Primavera Sound-, se convertía por primera vez en itinerante, ofreciendo sus propuestas en Barcelona y Madrid.

El resultado fue algo más que un pequeño anticipo de lo que podremos vivir esta primavera en Barcelona, ante todo, disfrutamos de una nueva apuesta por una programación de calidad marca de la casa, que inundó de interesantes propuestas la doble cita que a continuación os narramos.

 


 

 

Grupos en alfabético 1

12Twelve
Y tras el ruido crudo de The Joe K-Plan, el ruido sónico de (lo:muêso), el ruido elegante de 12Twelve. Tres maneras igual de interesantes de mezclar las melodías con el ruidismo y la tensión sonora.

El cuarteto repasó, con una calidad como músicos fuera de toda duda, los temas de su último trabajo «L´univers», un disco que les ha permitido presentar por medio mundo su propuesta de free-jazz sin ataduras, contundente y elegante a partes iguales, en un show en el que el disfrute del cuarteto y esa sensación de comunión entre banda y público te hace disfrutar a lo grande.

La noticia triste de la noche es, que los que estuvimos allí disfrutamos del último concierto de 12Twelve en Barcelona, por que como ellos mismos anunciaron se separan. Con ello la escena (sí, esa de la que todos hablamos pero que en realidad nunca ha existido ni existirá) pierde a una de las bandas más interesantes y de mayor personalidad de los últimos años. Nos quedamos con tres discos imprescindibles, infinidad de conciertos y el deseo que volver a verlos en los escenarios.

Luis Moya

Boss Hog
Entre las propuestas de esta edición del Primavera Club destacaban un par de notables tíos duros del rock. Uno era el insondableMark Lanegan; éste vino acompañado por su nueva hermanita Isobel Campbell – aquella chica que cantaba tan bien con Belle and Sebastian -, y nos tocaron unas canciones muy bonitas. El otro era Jon Spencer; éste vino con su mujer Cristina Martinez como cantante de su banda Boss Hog (que llevaba siete años inactiva), y nos dejaron el escenario perdido de sudor.

Cabe decir que durante todo el concierto la banda americana se vio damnificada por absurdos problemas de sonido (la pobre Cristinasaltó a cantar con el micro apagado), cosa que poco podía hacer para ayudarles. Pero problemas aparte, pudimos sacar algunas conclusiones sobre las dos preguntas que uno podía hacerse antes del concierto.

 

La primera pregunta era: ¿Es Cristina Martinez, tal como se rumorea, la frontwoman número uno del rock underground? ¿Es, realmente, la gran diosa del punk?, ¿Presenciaríamos la actuación de una superdiva de culto? Bueno… pues… en parte sí; desde luego tiene presencia, actitud, y la capacidad de enfundar un hermoso culo en unos pantalones de cuero. Es provocativa, es juguetona y se nota que le gusta lo que hace y que lo hace muy bien. No obstante, y a pesar de las buenas sensaciones, quizá no pudo sobreponerse a la combinación de un sonido deficiente (no acabó de quedar claro si tenía voz o no, la verdad), un público frío, y un repertorio que peca de escasa profundidad. Con todo, faltó conexión con el público y la cosa no acabó de despegar. Así pues, nos encantó verla, fue divertido, pero se puede descartar el mudarse a Brooklyn para ser groupies suyos.

 

 

La segunda pregunta es la de respuesta más sencilla: ¿Es Jon Spencer la auténtica y única personificación del rock’n’roll? ¡Por supuesto que sí! Jon Spencer, en cualquiera de sus facetas, es el último y único rockero. Tanto con Heavy Trash (¿recuerdan el memorable concierto rockabilly que ofrecieron en Sidecar el año pasado?) como con la Blues Explosion (una de las mejores bandas de los 90), como anoche con Boss Hog, Jon Spencer siempre ha dejado claro que cuando coge una guitarra la convierte en pura electricidad. Quizá con él al frente el concierto hubiese adquirido una dimensión más explosiva, pero incluso en segunda fila, como humilde guitarrista y corista, Jon acaba siempre empapado en sudor y lanzando salvas de su inagotable reserva personal de dinamita. Por Dios, menudo músico. Larga vida al rock, Jon.

Daniel Oliver

La Buena Vida
Soidemersol
pasa por ser uno de los mejores discos de La Buena Vida y seguramente el más complejo. Concebido hace ya casi 11 años como un delicado ejercicio de pop de cámara, su ejecución en directo, que requiere acompañamiento orquestal, no era tarea fácil. Sin embargo, La Buena Vida estuvieron a la altura de su propio trabajo y bordaron un exquisito ejercicio de nostalgia.

 

Con una puesta en escena sencilla y apoyada en una elegante proyección compuesta por ilustraciones de Javier Aramburu y fotografías de la grabación en Londres de la orquesta de Soidemersol, los donostiarras salieron al escenario con semblante serio y quizás algo tensos. Afortunadamente, muy pronto los gestos adustos se tornaran en agradecidas sonrisas gracias a la perfecta limpieza con la que sonaron los primeros acordes de “Buenas cosas mal dispuestas” y tras ellos los del resto del disco, que fue ejecutado respetando su orden original.

 

El público, formado mayoritariamente por fans encandilados, aportó al espectáculo un respetuoso silencio solo roto por los aplausos, y por alguna que otra divertida muestra de ánimo. Durante el concierto, La Buena Vida tuvo el detalle de dedicar “Caruso” a Mikel Laboa, y de invitar al escenario a alguna de las personas que ayudaron a hacer posible Soidemersol, por ejemplo Borja Crespo(antiguo componente del grupo) y Joserra Senperena (pianista).

 

Tras bordar las once canciones del álbum en apenas 50 minutos, y ante la tremenda acogida de una sala que se quedó con ganas de mucho más, el grupo, acompañado por sus invitados, se despidió del público con un pequeño y espontáneo bis silbado.
Iñaki Espejo

Darren Hayman y Jack Hayter
Ver a Darren Hayman y Jack Hayter sobre el escenario, siempre es motivo de alegría: y es que con el bueno de Hayman y su sentido del humor, la diversión está asegurada. Y si además se suben para presentar canciones de la que fue su gran banda, Hefner, la alegría es doble. Pero es que además, si la faena se remata con un grupo de acompañamiento como The Wave Pictures, entonces estamos ante uno de esos conciertos que hacen saltar la lagrimilla del fan acérrimo de Hefner y que deleita al que no lo es tanto.

 

En la primera parte del set, Darren a la guitarra y voz y Jack con su slide tocaron 5 de las canciones más lentas (“The Hymn For The Alcohol” para empezar y “Half a life” o “Christian Girls”, para continuar), “primero vendrán las lentas y luego la fiesta”, bromeó con el público.

 

A partir de aquí, los chicos de Wave Pictures se calzaron los instrumentos y se unieron a la fiesta de sus maestros sobre el escenario y dejaron claro que se entienden. Y cayeron “The sad witch”, “Painting and kissing”, “We love the city” o la magistralmente interpretada “The Hymn For The Cigarettes”. Dos bises, aplausos y despedida apoteósica para uno de los personajes más entrañablemente frikis de la escena musical.

 

Raquel García

The Dodos
Unos problemas domésticos nos impidieron llegar al Auditori a tiempo para descubrir a Manel y disfrutar con la oscuridad de Woven Hand…así que empezamos con The Dodos y he de reconocer que nos supo a poco….es posible que simplemente esperara demasiado, que a la banda le pesara un escenario tan grande o que tocar para un público sentado y expectante no siempre tenga buen resultado, pero la verdad es que solo de manera puntual pude engancharme a la presentación de su nuevo álbum “Visiter”. Únicamente los golpes de efecto a base de percusión nos hicieron ver algo especial, pero el resto del show resultó un tanto difuso con una guitarra y voces poco definidas y una participación de Joe Haener que no aportó demasiado. Aún y así, es una banda a la que hay que darles tiempo y más oportunidades, su segundo disco bien lo vale.

Luis Moya

Eli «Paperboy» Reed & The True Loves
Llama la atención comparar los ríos de tinta que provocan divas que, como Amy Winehouse o Duffy se supone que son las responsables del nuevo auge del soul, con la discreción y la indiferencia general de los medios hacia los verdaderos pilares de un sonido siempre mantenido por un buen número de fieles seguidores. Buena prueba de ello es por ejemplo Eli “Paperboy” Reed, un blanco de Massachusetts de 25 años y estilo clásico a lo Otis Redding o Sam Cooke, cuya voz parece más propia de otra época y otra raza.

 

En su directo de Madrid, Paperboy demostró además que es mucho más que un músico dotado de una buena voz y que sus cualidades, están llamadas a marcar época. Rebosando simpatía y virtuosismo heredado de los grandes maestros del género, Elirepasó con entusiasmo los mejores temas de su álbum Roll With You organizando un espectáculo difícil de olvidar. Acompañado de forma impecable por una banda de frenesí contagioso como fueron los True Loves, imprimió tal ritmo y sentimiento a sus canciones, que emocionó y empujó a bailar y gritar a todo el Joy Slava. En el bis, y tras apabullar con temas como “Take my love with you”, “The Satisfier” o “Doin’ the Boom Boom”, un clásico cuyo título puede servir de síntesis perfecta de un concierto irrepetible, “Fire” de Jimi Hendrix.
Iñaki Espejo

The Extraordinaires
Comenzaba la gran noche del Primavera Sound en Madrid y se notaba en el abarrotado y expectante ambiente de la Sala Joy Slava. Antes de los grandes nombres, abrían la noche cinco chicos de Pennsylvania de grandes barbas y un magnífico pero desconocido disco (Ribbons Of War), de carácter narrativo estilo The Decemberists. The Extraordinaires comenzaron tímidos, actuaban por primera vez en España, pero pronto se sintieron lo suficientemente cómodos en el escenario como para desvelar su lado más cómico y, armados de las muecas de Jay Purdy y una guitarra con forma de pingüino, ofrecer una de las actuaciones más divertidas y contagiosas del festival.

Iñaki Espejo

 

The Joe K-Plan
Probablemente, el Primavera Club no podía empezar mejor. Una propuesta 100% nacional, arriesgada y sobretodo ruidosa, para los amantes de la presión sonora, demostrando de nuevo, que el festival sabe valorar las propuestas de indie-rock de calidad que hay en nuestro país. No hay muchos festivales que lo hagan, así que es de agradecer.

Abría la noche el dúo The Joe K-Plan, desde Humanes y recién incorporados al sello Aloud Music los madrileños siguen la senda marcada por bandas como The Lightning Bolt o That Fucking Tank y a base de guitarra y batería abordan sus canciones con riffs ingeniosos, rítmicas impredecibles y una contundencia que te atrapa sin concesiones. Temas como «Zumaco», «Tanca la porta una mica» o «Fragmentos» sirven para poner de manifiesto lo que son capaces este par de bestias escénicas. Están en plena forma y se nota. No perdáis la ocasión de disfrutarlos.

Luis Moya

(lo:muêso)
A continuación (lo:muêso), tan originales como expansivos, combinaron temas de su recién estrenado «Giant Catarzêe», un disco más oscuro y crudo que los que los anteriores, como «Combinado Magyar», «Hematíes» (la favorita del Sr. Ferré) o «Ça Ça Mirlaquerr» y clásicos de la banda como «Overbucle» (extraído de «(next:matêria)) o «Twelve:2» (de su debut «mutê»)

La mejor manera de disfrutar de los catalanes es sin duda en directo, cara a cara, mirándoles a los ojos, dejándote absorber por sus distorsiones envolventes al más puro estilo My Bloody Valentine o siendo golpeado por su brutalidad propia de un grupo de metal, eso sí, todo siempre con una sonrisa en la cara.

Luis Moya

Lovvers
El jueves estrenaban el Primavera Club en la Sala Joy Slava de Madrid los británicos Lovvers, una banda que con tan solo un Ep,Think, y un par de singles pinchables, han conseguido levantar las grandes expectativas a las que ya nos tiene acostumbrados la prensa de las islas en cuanto cree descubrir the next big thing del rock. Como ya va siendo habitual en los últimos años, el nuevo hype se dedica al post punk, en este caso mondo y lirondo en cuanto a matices y sobrecargado en cuanto a crudeza. Sin embargo en su directo de Madrid, no ofrecieron el nivel de decibelios prometidos, sino que incluso se mostraron contenidos y extrañamente esquivos. Quizás algo desganados, tocaron escasamente media hora de la que destacaremos “Human Air”. Que Bloc Party y los demás estén tranquilos, de momento Lovvers no les quitarán el puesto.

Iñaki espejo

 

Mika Miko

No pudo haber mejor remedio para la pequeña decepción de Lovvers, que el frenesí de Mika Miko. Californianas de intermitente y disgregada discografía, el quinteto encabezado por Jet Blanca (Jenna Thornhill) y Victor Fandgore (Jennifer Clavin) fue un auténtico torbellino de punk transformado en ruido y rabia. Para incrementar la sensación de distorsión, Victor, poseída, cantaba a través de un teléfono, mientras Jet y el resto de la banda imprimían un ritmo frenético de devoraba un set list que, compuesto por descargas directas a la yugular, se hizo corto. Pura adrenalina.

Iñaki Espejo

Giant Sand
Giant Sand
son una gran banda, con un percusionista de excepción, pero ante todo son Howe Gelb. El de Arizona es todo un showman (¿Any questions still?) que se mostró extremadamente cómodo tanto estrujando sus guitarras como sentando detrás del piano cual animador de hall de hotel y dominando todos los palos a la perfección (rock, blues, folk,….). Quizás, ni sonido ni la ejecución fueron perfectas, quizás su manera nada ortodoxa de afrontar en directo su cancionero a medio camino entre el neo-folk y el country-rock puede desconcertar al oyente, pero tocando temas como “A better man than me” y repasando su reciente proVISIONS(colaboración de Rocío incluida), dejaron un muy buen sabor de boca.

Luis Moya

Isobel Campbell y Mark Lanegan
La noche acabó con la propuesta de Isobel Campbell y Mark Lanegan. Misteriosos? Sí Elegantes? Sí Impecables, impolutos e inmaculados? Sí Aburridos? Sí, sí y sí. Qué queréis que os diga, me resultó un show monótono y aburrido, básicamente porque a esta propuesta le faltan grandes canciones que arropen la idea de la bella y la bestia en la que se basa el dúo y hagan que a la segunda canción la combinación de cantante malo malote de voz grave y chica frágil y aterciopelada se quede sin recorrido. Un directo musicalmente perfecto (aún y el ataque de risa de Campbell) y sumido entre sombras y susurros, en el que Lanegan asume prácticamente todo el protagonismo (pese a que la compositora principal es Isobel) y con el que presentaron Sunday at devil dirt si bien el respetable recibió con mayor entusiasmo temas como «(Do You Wanna) Come Walk with Me?» o “Honey Child What Can I Do?» de anterior trabajo “Ballad of the Broken Seas”. Mucho espectro y pocas nueces.

Luis Moya

The Thermals
Hoy en día es ser músico punk es una carrera realmente complicada. El género tiene unas estrechas limitaciones técnicas y unas axiomáticas definiciones de lo que está bien (“lo que mete caña”) y lo que está regular (“lo que suena como una mierda”), y desenvolverse en esos estrechos límites es un reto que ofrece muchas posibilidades de fracasar ridículamente y poco margen para la inventiva. Pues bien, The Thermals es, a día de hoy, un grupo de punk. El trío de Portland, compuesto por el guitarrista Hutch Harris, la explosiva bajista Kathy Foster y el batería Westin Glass, ha presentado por primera vez su propuesta de guitarreo de garaje en Barcelona y nos ha ofrecido un concierto directo, ronco, a ratos imaginativo y bien ruidoso.

The Thermals, además, son un grupo comprometido con sus ideales que, como buena banda de rebeldes del rock, imprimen un toque político-social a casi todas sus letras. Así, uno puede esperar de ellos una lista de canciones que critican los asuntos genéricamente más criticables: la guerra, la biblia, el racismo, los gobiernos, etc… En general puede sonar a protesta de postín, e incluso uno puede llegar a pensar en que dirían Joe Strummer o Sid Vicious si, por lo que fuera, levantaran la cabeza y vieran a unos chavales de Oregón vestidos como informáticos mal pagados y tocando su bienamado punk. Pero en realidad, The Thermals saben hacer muchísimo ruido y muy bueno, con más empuje que filigranas y con un saco de temas que, dentro de su escasa variedad, son realmente potables.

 

La bajista Kathy Foster ha destacado como una rockera de tomo y lomo, y gracias a su notable dominio del castellano (“hola”, “gracias”) ha adoptado el rol de maestra de ceremonias y de estrella del grupo con permiso del expresivo Hutch Harris, un cantante-guitarrista muy cañero – a pesar de lo mucho que se parece a Luke Skywalker. Durante su hora justita de actuación han ido tocando sin respiro su repertorio de canciones guitarreras de a tres minutos, a veces animadas y a veces ligeramente repetitivas – después de todo su escaso bagaje de tres discos publicados no da para mucho más, y la verdad es que hacia el final del concierto el público ya cansado después de dos días de conciertos ha empezado a desfilar hacia la salida. Pero aquellos que se marcharon antes del final se perdieron un último cañonazo como es “Here’s your future”; esta canción, independientemente de lo demás que hagan The Thermals,es un temazo que merece figurar en cualquier discoteca que se precie y que debería dar ganas, como mínimo, de escuchar su excelente The Body, The Blood, The Machine (2007).
Daniel Oliver

The Wave Pictures
Para un buen entendimiento de la actuación de The Wave Pictures hoy en Apolo, sería bueno hacer una cierta distinción entre la trayectoria del trío británico hasta ahora y el concierto de hoy como tal. The Wave Pictures están compuestos por David Tattersall(guitarra y voz), Franic Rozicky (bajo y coros tímidos) y Johnny Helm (batería y ocasional cantante melancólico); sorprendentemente, este humilde trío originario de un diminuto pueblo de Leicertershire (nada menos) ha generado en su breve trayectoria tres discos a cual más brillante, entre los cuales el espléndido Instant cofee baby (2008) destaca como uno de los mejores discos que hemos tenido la suerte de cazar durante este año. Tanto en él como en Sophie (2006) o en Catching Light: The Songs of André Herman Düne (2006, y un disco que se debería escuchar sin excusas) encontramos un sonido áspero y delicioso que les hace hermanos de sangre tanto de Nick Cave como de The Smiths o Songs: Ohia. Sus letras son tan poéticas como ofensivas, sus discos tan llenos de exquisitos medio-tempos como de exuberantes rock’n’rolls, y todo esto sin la megalomanía tan habitual en los grupos británicos de éxito. Con estos antecedentes, y las dos semanas que llevaba escuchando sus discos de manera prácticamente ininterrumpida, la verdad es que las ganas de verlos en Barcelona eran bastante importantes.

 

Pero la segunda jornada del Primavera Club en Barcelona tenía como teórico plato fuerte a Darren Hayman y Jack Hayter tocando canciones de Hefner; así, The Wave Pictures han salido al escenario como puros y duros teloneros. La verdad es que cuando uno es telonero no queda demasiado espacio para el lucimiento. Aún así, con una atmósfera fría y un público despistado y parloteante, el grupo británico ha salido a tratar de imponer su animado repertorio, lleno de guitarras dinámicas y excelentes estribillos. El concierto comenzó muy bien, especialmente con un excelente tema como “Just like a drummer”, tan bailable como cualquier otro hermoso rock’n’roll; no obstante, la banda trató enseguida de abordar alguna balada excesivamente trágica para un público que no estaba para demasiados melodramas (“I saw your head between the trees”).
No es que sea de la mayor importancia, no obstante, porque en otros temas como “I love you like a madman” o “Friday night in Loughborough”, Dave Tattersall ha demostrado ser capaz de interpretar excelentes temas de guitarra con un enérgico estilo técnico-guarro que nos hizo pensar por un pecaminoso momento en Joe Satriani, Built To Spill o vaya usted a saber qué. En todo caso, y sin pretender ser el mayor virtuoso del mundo, el caso es que Tattersall pasa por ser un excelente guitarrista y sus solos son delicias instrumentales como se prodigan pocas. El sentido del ritmo de estos tres chicos de pueblo les aleja mucho del movimiento brit-pop general (al estilo de Kaiser Chiefs, Travis u otros productos extraños) y les acerca mucho más al folk perverso de Magnolia Electric Co., The Last Shadow Puppets o incluso al pop bizarro de The New Apples in Stereo. Todo ello con una formación y una actitud tan humilde como si estuvieran haciendo versiones de Tom Jones en una boda; incluso aprovechaban los momentos entre canción y canción para promocionar la venta de sus cd’s y camisetas en el lobby. ¿Vamos, no son una monada? Conservan pues la mentalidad de una pequeña banda amateur de barrio, pero con un talento del bueno que a un servidor, personalmente, le ha dejado noqueado. Con los tiempos que corren es una gozada descubrir a una banda con tantísima calidad y tan poca arrogancia. Por lo que al concierto de hoy respecta, quizá no es fácil triunfar siendo teloneros, de acuerdo, pero la excusa de verlos en directo tiene que servir para que empecemos a conocer a una banda que es tan extraordinaria como uno quiera descubrirla.

En fin, por si aún no ha quedado claro, que The Wave Pictures son una de las joyas del año y esperemos que muy, muy pronto vuelvan a visitarnos con otro disco por lo menos la mitad de bueno que el último, lo cual, francamente, no está al alcance de cualquiera.

Daniel Oliver

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