Refree

No estoy muy seguro de tener ´fans de siempre´. Me da la sensación de que con cada disco que hago hay gente que se queda atrás y llega otra gente nueva

Tras aparecer en multitud de proyectos y colaborar con otros tantos artistas, Raül Fernández publicó a finales del año pasado su quinto disco en solitario bajo el pseudónimo de Refree. Charlamos con él en una tranquila cafetería del barrio de Grácia en Barcelona sobre este nuevo disco, que lleva por título Matilda en una agradable conversación que trascurrió entre sus fans, su nueva discográfica o algunas de sus colaboraciones.

Muchos de sus seguidores esperaban con ansia este nuevo trabajo, después de considerar como un tropezón su anterior (e incomprendido) Els Invertebrats. «No estoy muy seguro de tener ´fans de siempre´. Me da la sensación de que con cada disco que hago hay gente que se queda atrás y llega otra gente nueva. Tal vez es porque, esto ya es más una apreciación personal, cada disco es ostensiblemente diferente que el anterior. Sobre Matilda… Bueno, es un disco que entronca con La Matrona, que sigue jugando con las estructuras. De hecho creo que toda mi carrera es como un juego con el formato de la canción. Básicamente es lo mismo, aunque en este caso es un disco grabado en casa y eso significa muchas cosas. Hay una instrumentación más pequeña, aunque por otro lado hay muchos instrumentos. Es un disco más hipnótico, con un punto experimental, aunque de forma diferente que Els Invertebrats». No le hace demasiada gracia a Raül que le mencionemos una cierta influencia de la música clásica contemporánea: «bueno, es que suena un poco pedante hablar de música clásica en una canción pop. Hay más orquestación, eso sí».

Matilda se ha compuesto de forma diferente que el resto de trabajos de Refree. Mientras que para los otros discos ha dispuesto de más tiempo, este trabajo lo ha ido construyendo en los ratos que ha podido arañar de tres años en los que ha estado muy ocupado arreglando, produciendo o tocando con otros artistas. «La verdad es que los últimos tres años he tenido mucho trabajo. Pero a la vez toda esa actividad ha propiciado estas canciones. No me desagrada el ritmo de trabajo… al contrario, me motiva y hace que vayan surgiendo ideas. Por ejemplo cuando estuve colaborando con La Mala, trabajando en los arreglos, de pronto salía una idea, que a lo mejor no cuadraba del todo con lo que buscaba para ese proyecto y decía ´mira, ésto me lo guardo´. El problema es cuando todas esas ideas las tienes que desarrollar y hay que encontrar el momento. Pero canciones tenía muchas… aunque escogí sólo diez porque creo que es un número muy redondo».

Brad Jones, productor habitual de Josh Rouse, ha sido el encargado de encarrilar el disco y de poner orden. Ambos tenían ganas de trabajar juntos desde hace tiempo, y Matilda ha sido la excusa perfecta. «Conocí a Brad a través de Lluís Gavaldà (cantante de Els Pets) justo cuando yo acababa de grabar Els Invertebrats. Estaba la idea de colaborar y aunque el momento no era el adecuado, las ganas estaban ahí. Cuando empecé a trabajar en este disco tenía idea de hacerlo yo solo. Pero pasaba el tempo y me empecé a encontrar perdido y agotado y pensé que aquello no iba bien. Me sentía muy solo. Tenía las canciones prácticamente acabadas de estructura e instrumentación, pero no veía nada claro. Así que le llamé. Él vino a Barcelona, le gustaron mucho los temas y estuvimos dándole vueltas durante unos días, casi sin tocar un instrumento. Me dio muchas ideas y sobretodo mucha energía. Así que más tarde cogí los temas ya casi en su forma final y me fui a Nashville a su estudio. Y aunque las canciones, como te digo, casi estaban como salen en el disco, es verdad que él hizo algunas cosas muy chulas y que ha llevado los temas hacia sitios muy especiales, además de encargarse de la mezcla. Es una mente muy creativa».

Es inevitable la pregunta sobre el nombre del disco. «Me da mucha vergüenza hablar de temas personales, pero es inevitable en este caso… supongo (sonrisa). Hace un año que tuve un hijo, un niño. Y yo estaba convencido de que iba a ser una niña. Y el nombre iba a ser Matilda. Cuando el disco estuvo acabado, me di cuenta de que había estado trabajando en él durante la gestación del bebé, así que ambos nacieron más o menos al mismo tiempo. Y como Matilda es un nombre muy potente, decidí utilizarlo para el disco, como si también hubiera nacido una Matilda».

A la hora de publicar este trabajo, Raül se ha rodeado de alguno de los grandes nombres del indie español para crear Marxofone, una discográfica con el espíritu de la autoproducción. «Bueno, de hecho es una cooperativa, muy acorde con el momento que estamos viviendo ahora mismo en el mundo de la música” (se queda pensativo) “y también acorde con el momento en que me encuentro yo respecto del proyecto Refree. Para mi Refree es un proyecto que hago cuando quiero, es para mi y es un proyecto pequeño y me encanta que sea así. Lo veo como algo muy libre. Y tener el control de todo lo que hago, cada vez lo veo como algo más importante. Porque Refree es muy personal y no me gusta que esté en manos de otros. Me encontré con algo parecido en el caso de Nacho (Vegas) y Fernando (Alfaro) y por eso decidimos juntarnos. La idea fue suya, y yo me uní a ellos para formar como esta especie de colectivo-cooperativa». Pero no están solos, tienen a la gente de I´m an artist detrás para los temas más prácticos. «Yo no quería montar una discográfica y hacer números. Yo quiero hacer música, que es lo que me gusta y lo que sé hacer».

Pues volvamos a la música entonces. Y es que de música, Raül Fernández ha hecho en los últimos meses toda la que ha querido, porque la lista de artistas con los que ha trabajado se antoja casi interminable, desde Josh Rouse a Nacho Umbert, pasando por María Rodés, Christina Rosenvinge o La Mala Rodríguez. ¿La Mala Rodríguez? «Me parece que tengo como un magnetismo para proyectos complejos. Siempre que alguien se imagina algo retorcido, me viene a buscar”. (risas). “¡Aunque a mi me encanta! Con La Mala, la cosa fue que ella quería hacer algo con una ´big band´ y alguien nos puso en contacto y empezamos a trabajar y… ¡muy bien! Debo decir que es un proyecto en el que aprendí mucho, y María es una artista a la que respeto y admiro mucho. Seguro que en el futuro saldrán más cosas y volveremos a trabajar». Y es que debajo de esa apariencia tímida e introvertida, Raül es una persona a la que le encanta conocer gente, intercambiar ideas, y absorber todo lo que le puedan aportar las persona que le rodean. «Siempre aprendes cuando colaboras con gente. Y además todo te influye de una forma u otra en tu propio trabajo. No hubiera llegado a hacer este disco si no fuera por todas estas colaboraciones en las que he estado trabajando mientras lo acababa».

Y aún así, a pesar de todas las horas que dedica a la música, parece difícil ver una gira en condiciones de Refree. «Me gusta tocar en directo, pero las giras me aburren. Me encanta tocar, me pasaría el día tocando, pero en una gira te pasas el día esperando… para acabar tocando sólo dos horas. El cómputo total de lo que tocas en una gira es poquísimo y por eso a mi las giras no me gustan demasiado. Pero juntarme puntualmente con alguien encima de un escenario, y tocar con esa persona, es muy chulo. Iré haciendo conciertos aquí y allí, pero una gira, creo que será difícil».

Así pues, tocará seguir las pistas que vaya dejando para poder pillarle subido a un escenario en los sitios, y con los compañeros, más insospechados. Y mientras, seguiremos disfrutado de Matilda como la pequeña y delicada pieza de orfebre que es.

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