Sleater-Kinney – No Cities To Love (Sub Pop)

Mucho se está hablando sobre la necesidad del comeback de Sleater-Kinney, pero lo cierto es que lo mejor que se puede decir de este No Cities To Love (15) es que suena perfectamente coherente y reivindicable tras diez años de silencio, los transcurridos desde el árido y denso The Woods (05). Una década, ni más ni menos, en la que las tres rockeras de Washington no han dejado de desarrollar proyectos paralelos, así la inquieta Carrie Brownstein (guitarra y voz) participó en la serie alternativa Portlandia y formó el grupo Wild Flag.

Probablemente lo suyo sea una vuelta eventual y modesta, sin mayor ambición que la de volver a tocar juntas y recuperar sensaciones quizás ya olvidadas, pero gracias al esperado empujón de medios como Pitchfork, lo cierto es que probablemente estén recibiendo ahora el reconocimiento que no llegaron a saborear en su momento. Y qué quieren que les diga, bien merecido lo tienen, pues su trayectoria está llena de disfrutables y reivindicables rodajas de punk-pop siempre ejecutadas con garra y convencimiento, llenas de referencias arties en las letras y que han resistido más que dignamente al paso del tiempo. Seguro que en su sello, el legendario y emblemático Sub Pop, se están frotando las manos de lo lindo. Y razones nos les faltan.

En lo estrictamente musical, nada que achacar al pulso melódico e inmediato de un álbum redondo y tremendamente inspirado, que se digiere de una tacada con una sonrisa de satisfacción y que deja con ganas de más. Y es que, a tenor de lo aquí entregado, este largo hiato parece haberles sentado de maravilla en el plano compositivo. Madera de la buena la que encontramos en hits descarados y tremendamente adictivos como «Surface Envy», «Price Tag», «Bury Our Friends» (con la actriz Miranda July como estrella invitada), «Fangless», «Hey Darling» o «A New Wave», todos ellos sobrados de auténtica vitamina pop, que completan una cara mucho más amable que la del mencionado The Woods, trabajo que generó ciertas dudas sobre el agotamiento de la banda. No cabe duda de que, en caso de convertirse en disco póstumo de la banda, este No Cities To Love hace mucha más justicia a su talento.

John Goodmanson, a los mandos de entregas emblemáticas de la banda (y probablemente algunas de las mejores) como Call the Doctor (96), Dig Me Out (97), All Hands on the Bad One (00) y One Beat (02), borda una producción sobria y cruda que otorga protagonismo a ese sonido seco y característico de las guitarras sin restar brillo a las que probablemente sean las melodías más certeras de su carrera.

En definitiva, Sleater-Kinney no tenían nada que demostrar a estas alturas, pero sin comerlo ni beberlo nos han regalado uno de los mejores discos de la temporada sin dejar de ser ellas mismas. Si necesitas un buen puñetazo de sonido riot grrrl hazte un favor y no te las pierdas en el próximo Primavera Sound, a ser posible en primera fila.

 

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