Spoon – Kill The Moonlight (Merge Records)

Spoon es uno de los últimos grupos surgidos en la excelente segunda mitad de los años noventa que aún mantienen intacta la calidad de sus discos. El genio de Britt Daniel (voz, guitarra) se ha ido depurando desde aquel primigenio y fascinante -por imperfecto- “Telephone” (1996, Matador), todo un pequeño hit del indie-rock de la época. Luego llegó el salto a la multinacional, el poco éxito de ventas a pesar del excelente nivel del “A series of sneaks” (Elektra,1998), y la vuelta al underground, publicando ep’s en Saddle-Creek y en la que es su compañía en la actualidad, la imprescindible Merge Records, (regida por los miembros de otro grupo clásico donde los haya: Superchunk).

Fue con Merge Records con la que editaron su fenomenal tercer álbum “Girls can’t tell” (2001), todo un acontecimiento para la crítica mundial y que por aquí pasó prácticamente desapercibido. Esperemos que este “Kill the moonlight” no corra la misma suerte, porque sería desaprovechar otra oportunidad maravillosa.

Para los que no conozcan la música de Spoon diremos que son un grupo de indie-rock clásico. Melodías tarareables y mágicas, inspiradas en la tradición folk-rock-pop norteamericana, sobre estructuras instrumentales alejadas de lo típico. Canciones compuestas y producidas de manera limpia, arriesgada y creativa. Todo el que haya escuchado con cierta minuciosidad el catálogo editado en los noventa por sellos como Matador, Big Cat, Merge o Spin Art sabrá de lo que estamos hablando.

El disco está compuesto por doce canciones directas, breves y necesarias. El minutaje total no llega a los 35 minutos y ya debemos anunciar que no hay una sola canción de desperdicio. Los elementos con los que Spoon crean sus canciones son, (además de la batería, el bajo, la guitarra y la voz), el piano, el saxofón, los teclados, la caja de ritmos, la pandereta y múltiples y artesanos elementos electrónicos que proporcionan al conjunto un delicado toque de modernidad bien entendida. Una utilización humana de la electrónica, y, por lo tanto, una electrónica sensible y llena de emoción.

Pero, por encima de todo, el álbum se sostiene en alto por la magnífica selección de canciones. En este apartado destaca “The way we get by”, un temazo que ayuda a entender hasta que punto puede ser inteligente el indie-rock contemporáneo: una melodía pegadiza acompañada por unos acordes simples de piano, las palmas y la pandereta utilizadas como base rítmica con un gusto y una destreza indescriptibles, unas guitarras que envuelven suavemente a la voz y la magia que flota alrededor de nosotros.

También despunta la canción titulada “Stay don’t go” con esa guitarra cortante, esos extraños sonidos electrónicos, esa voz simulando el ritmo de una batería, y de nuevo la pandereta, y de nuevo el piano y de nuevo la magia. Todo un auténtico derroche de genialidad y un verdadero deleite para nuestros sentidos.

“Jonathon fisk”, “Smal stakes”, “Something to look forward to”, “Paper tiger”, “All the pretty girls go to the city”, “Vittorio E.” o “Back to life” son otras muestras de la extraordinaria capacidad de Spoon para componer canciones imperecederas, himnos que vivirán eternamente en nuestros recuerdos y que han nacido para hacernos la vida mucho más agradable y llevadera. Aunque, a estas alturas, podemos afirmar que a esta categoría pertenecen todos y cada uno de los temas que componen este álbum.

Para terminar, diremos que las canciones se completan con unas letras maduras e inteligentes, que nos dicen cosas que podemos entender, porque no hacen más que hablar con sinceridad de la condición humana. Y este “Kill the moonlight” es absolutamente humano, porque se filtra a través de sus canciones un profundo conocimiento de la verdad, la imperfección y las emociones que conforman la vida.

Creo que no se le puede pedir más (ni menos) a un disco de indie-rock.

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