Swans – Electric Brixton (Londres)

Más de dos horas de un espectáculo sonoro basado en drones, explosiones de ruido, largos pasajes instrumentales, atmósferas que parecen extraídas de extraños rituales y la pasión y fiereza de una banda como pocas de las que uno se pueda encontrar sobre un escenario, no es una experiencia cualquiera.
Y es que la nueva reencarnación de Swans, por supuesto con el gran Michael Gira como maestro de ceremonias, probablemente sea uno de los combos más potentes que se puedan disfrutar en la actualidad. Si a la teatralidad y locura de Gira añadimos la potentísima sección rítmica que forman Chris Pravdica y Phil Puleo (no creo que haber visto nunca un batería tan impresionante, sin necesidad de artificios, por supuesto) y la ruidosa oscilación de la lap steel de Christoph Hahn -mención claro está también a la mágica de locura de Thor Harris a cargo de distintos tipos de percusión y la afilada guitarra de Norman Westberg– el espectáculo está servido.
Con apenas un setlist de seis canciones y cero concesiones a discos anteriores a The Seer (2012), Swans disfrutan y nos dejan boquiabiertos dando a conocer nuevos temas -la inicial Frankie M– repasando lo más potente de su flamante y magnífico nuevo disco, To Be Kind (2014), o rescatando la pieza final del no menos impactante The Seer: The Apostate. Entre la densidad general, ciertos pasajes emocionales de Bring the Sun / Black Hole Man quedan como recuerdo, asidero y souvenir de un viaje a las entrañas de un mundo tan extraño como hermoso, tan bizarro como emocionante.
A la salida del concierto, y aún con cara de haber vivido algo fuera de lo normal, me encuentro con el gran Daniel Miller (jefe de, tal vez, la mejor discográfica del mundo: Mute Records) y entre mi balbuceo inconexo de fan absoluto no acierto a hacerle la pregunta clave: «¿Cuándo repetimos?».
 

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