The Divine Comedy – Plaza Mayor (Salamanca)
Para muchos, la cita con The Divine Comedy era la propuesta más interesante de cuantas formaban el cartel del 3 Festival de las Artes Castilla y León. Con la puntualidad que como norma ha caracterizado los actos en la Plaza Mayor, aparecía Neil Hannon y su eterno flequillo, con gafas de sol, trajeado (aunque con una horrible camisa con motivos ¿florales?) y puede que algo ebrio, copa de vino blanco en mano. Junto a él, siete organizados músicos que reproducen cada detalle de la barroca y épica música creada por el pequeño e irónico genio.
La primera mitad del espectáculo fue absolutamente demoledora, con los tres singles extraídos de Victory for the Comic Muse, a saber, “To die a virgin”, “Diva lady” y “Lady of a certain age”, intercalados con clásicos como “Generation sex”, “National Express” (y el público coreando esos “ba ba ba da”), o “Something for the weekend” (exquisitos violonchelo y violín). Además seleccionaron con acierto dos de las joyas del mencionado álbum, “Mother dear” que dedica a todas las madres de los presentes y a la suya propia, y la melancólica “The light of day”. Hasta aquí, espectacular y el serio riesgo de sufrir agujetas en mi persona al día siguiente. Neil se pone (aún más) romántico y se pasea por algunos de los temas más flojos de su último disco (la narrativa de “Plough” no termina de convencer) y el concierto, aunque mantiene el tipo, se resiente después de tanto hit, perdiendo impacto y efectividad.
Fue con la divertida “Your daddy´s car”, que el irlandés no duda en escenificar (en realidad no dejó de gesticular en toda la noche), cuando retoma de nuevo un pulso que se mantendría con “Becoming more like Alfie” y la bonita “Lucy”. Centrados ya en recuperar antiguos temas, terminan la parte central de su actuación con “Tonight we fly” donde destaca la excelente voz del gentleman, muy parlanchín durante toda la noche. En su regreso y tras crear una ¿canción? en el teclado junto a dos miembros de su banda, se decide por “Our mutual friend” y termina definitivamente con el apoteósico final de “Sunrise”, rescatado de su disco Fin de Siècle.
Un gran repaso a toda su carrera, en la que se echaron de menos algunos temas, pero con una discografía tan extensa es imposible no sacrificar algo. Aunque eso sí, parece que Neil sigue siendo y será siempre, el niño grande que debutó hace ya más de quince años…