The Weeknd (Estadio Civitas Metropolitano) Madrid 18/07/23
Pasadas las nueve y media de la noche, una treintena de bailarinas ataviadas con burkas blancos en un enigmático despliegue de elegancia y misterio rodearon el apoteósico escenario, meticulosamente ubicado en el césped del Metropolitano. Los gritos ensordecedores de la multitud se mezclaron con la expectación palpable en el ambiente. Cerca de 50. 000 almas, reunidas en el estadio del Atlético de Madrid, estaban a punto de sumergirse en la mente de Abel Tesfaye (The Weeknd), el artista más escuchado del mundo.
Como un relámpago que precede a la tormenta, la luz irrumpió en el escenario, encarnada por miles de luces LED estratégicamente ubicadas en el recinto. Luego, el estruendo del trueno se materializó en los sintetizadores de «Take My Breath». La intensidad del sonido era tan arrolladora que, aunque los chillidos no habían cesado, prácticamente se volvían inaudibles. Aun así, esa misma intensidad, incluso distorsionada, hacía vibrar todo tu cuerpo.
En el extremo opuesto del escenario, en el fondo sur del campo, destacaba una figura blanca reluciente y diminuta, que se distinguía claramente del telón de fondo de rascacielos cromados, liderado por una réplica del icónico edificio Chrysler de Nueva York. Incluso aquellos que suelen condenar el uso del móvil en los conciertos no podían resistirse a sacarlo de sus bolsillos cuando el artista canadiense hizo su aparición.
Con un impresionante despliegue de ingeniería, diseño y megalomanía, The Weeknd hizo su presentación en Madrid, llevando consigo su actitud mesiánica, esa que ha sido parte esencial de su personaje desde que irrumpió en la escena musical hace más una década. Su música, una mezcla de R&B moderno ha sido impulsada por una ambición casi cegadora que lo ha llevado a alcanzar el estatus icónico que ostenta en la industria..
En un contexto cargado de presente, la gira europea de The Weeknd parece ser una perfecta metáfora de sus últimos trabajos, representando ese paso entre el cielo, el infierno y el purgatorio. Por un lado, ha recibido excelentes críticas, con entradas agotadas en casi todos los lugares donde se ha presentado. Los conciertos en Londres han sido un rotundo éxito, con un reluciente récord de asistencia de más de 160. 000 personas en tan solo dos días. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, The Weeknd se encuentra navegando por un mar de críticas negativas relacionadas con su nueva serie, «The Idol», de la cual es co-productor y actor. Esta producción está siendo considerada por numerosos medios como más retrógrada que transgresora, generando controversia y críticas mixtas.
Tal como indica el nombre del tour, la gira «After Hours til Dawn Tour» fusiona los dos últimos álbumes del artista. After Hours de 2020 se destacó como su álbum más exitoso hasta la fecha, y a principios de 2022, The Weeknd continuó con Dawn FM, un disco que muchos críticos consideran como su mejor obra hasta el momento (aunque desde mi punto de vista, ese lugar todavía lo ocupa el disco Starboy). Ambos álbumes están fuertemente influenciados por el synth pop de los años 80, un estilo en el que Tesfaye se integra con elegancia, capturando el espíritu de esa época de manera sorprendente e incluso siendo uno de los grandes protagonistas del revival que hemos vivido en los últimos años.
La expectación era máxima, nunca antes este artista había actuado en Madrid. Además, los pocos conciertos que ha realizado en España han sido en festivales, más concretamente dos, y ambos en el Primavera Sound en 2012 y 2017. Afortunadamente, los asistentes no fuimos al cine a ver su serie, sino a un concierto espectacular que superó muchas expectativas, destacando en cada uno de los aspectos que conforman un evento de tal magnitud. Durante dos horas de duración fueron unas 34 canciones las que conformaron su setlist .
Sin embargo, debo mencionar que algunas de estas canciones fueron recortadas, permitiéndole al artista abarcar una mayor cantidad de música en un tiempo más reducido. Si hubiera interpretado la duración completa de cada una, el concierto habría alcanzado fácilmente las cuatro horas de duración. Este formato, cada vez más presente en los artistas de urban debido a las numerosas canciones colaborativas con las que cuentan, nos permitió a los presentes vivir una experiencia musical bastante completa. Es más, aunque el concierto estaba destinado a la presentación de sus dos últimos trabajos, contó con una buena presencia de canciones del disco «Starboy», así como de «Beauty Behind the Madness».
Indudablemente, lo que más destacaba visualmente era la impresionante disposición del escenario en el césped del campo. Se extendía de portería a portería, de sur a norte, flanqueado por miles de personas. En el fondo sur, como ya hemos mencionado, se encontraba la ciudad y los músicos que acompañaban al artista. En el centro, una escultura metálica giratoria de unos cinco metros de altura, creada por el artista japonés Hajime Sorayama. Mientras tanto, en el fondo norte, una luna suspendida en el aire se ubicaba encima de un mini escenario rectangular, permitiendo así a todos los presentes (al menos durante algún momento) ver a su ídolo de cerca y no como en otros conciertos en los que uno está obligado a usar prismáticos.
Además, todo el montaje estaba adornado con neones, luces LED y sorprendentes cañones de fuego que aparecieron durante las canciones «Lost in the Fire», «Hurricane» y, sobre todo, «The Hills», temas presentados durante la primera parte del espectáculo. Esta imponente puesta en escena añadió una dimensión visualmente impactante a la experiencia del concierto, dejando a la audiencia atónita. Till Lindemann, de Rammstein, estaría bastante orgulloso. Y no sería el único, ya que cada espectador contaba con su propia pulsera LED, las cuales estaban sincronizadas con el resto de las luces durante del concierto, algo que, por ejemplo, la banda Coldplay ya ha llevado a cabo en más de una ocasión.
El punto culminante del concierto se produjo a mitad del espectáculo, cuando The Weeknd se despojó de la máscara que cubría su rostro, una emblemática careta similar a la que el rapero MF DOOM, fallecido en octubre de 2020, solía usar. Al parecer, el artista canadiense la lleva como forma de homenaje a este músico imperecedero. Fue en ese instante, mientras retumbaba “The Faith”, cuando The Weeknd se convirtió de nuevo en Abel Tesfaye. Este acto simbólico podría ser un indicativo de un nuevo capítulo en la carrera de The Weeknd, como ha dejado entrever en diferentes entrevistas, señalando una posible transición hacia una faceta más genuina y sin artificios, dejando atrás el personaje que lo ha caracterizado hasta ahora.
Con la máscara ya retirada, el artista se presentó de manera más auténtica y cercana al público, alejándose de la figura de «semidios» que nos había presentado hasta el momento. Las canciones como «After Hours», «Blinding Lights», «Save Your Tears» y «Moth to a Flame», tema que cerró la noche, fueron interpretadas con una pasión renovada y una conexión emocional palpable.
Una de las pocas críticas que se podrían hacer, y por ser algo puntillosos, es que toda la parafernalia que formó parte del espectáculo parecía tener un significado más profundo, y aunque se apreciaba el esfuerzo en los aspectos visuales, como las bailarinas en burka adorando a una estatua o la ciudad distópica al estilo Nueva York, no quedó claro cuál era la trama o el propósito detrás de estas escenas.
Si me hago esta pregunta, algo que no le pido a otro artista pop, es porque sus dos últimos trabajos son brillantes debido al concepto que hay detrás, donde todo está perfectamente delimitado para contar una historia.
Más allá de esta sensación personal, el concierto fue excepcional, y lo fue principalmente gracias a algo que no debemos olvidar: el apartado vocal. Realmente magnífico, resultando difícil distinguir si lo que escuchábamos era una voz en directo o una canción en Spotify. Es posible que esta sea la primera y única vez que veamos a The Weeknd en Madrid. Es posible que tome nuevos caminos, nuevos personajes, pero lo cierto es que da igual cuál de ellos genere que se entiende a la perfección porque es el gran artista pop del momento, al menos en cuanto a la música se refiere, en el séptimo arte puede ser otro cantar.
Foto The Weeknd (Facebook del artista)