Tiny Ruins – Olympic Girls (Ba Da Bing!)
Hace ocho años cayó en mis manos por casualidad, uno de esos discos que llegan por docenas a Muzikalia de cuya autoría no sabes nada, un álbum llamado Some Were Meant For Sea. El autor, o autora, o la banda, se llamaba Tiny Ruins. Ambos nombres me resultaban atractivos, así que me lancé de cabeza a escuchar lo que estas pequeñitas ruinas nos tenían que ofrecer. Resulta que tras ese nombre estaba la neozelandesa Hollie Fullbrook, una cantante y compositora que debutaba en solitario pero que ya tenía cierta experiencia a sus espaldas. El disco me encantó por su desnudez y fragilidad, y así lo conté por aquí.
Por diversos motivos, el principal de ellos la gran cantidad de música que nos llega y el poco tiempo que tenemos para escucharla, no estuve al tanto de los siguientes proyectos de Hollie Fullbrook. Sí que lo estuvieron algunos de mis compañeros, de todos modos. Hace un par de meses vi de nuevo el nombre de Tiny Ruins en un correo sobre nuevos lanzamientos, y de repente recordé las sensaciones que me transmitió aquel primer disco hace ya años. Tenía que escuchar este Olympic Girls (Ba Da Bing!, 2019), aunque el efecto sorpresa ya se hubiese desvanecido en la distancia.
Pues en realidad sí que ha habido sorpresa. Hollie Fullbrook reviste aquí sus canciones de más arreglos, realzando su belleza y logrando envolverlas en una pequeña épica que no me atrevo a llamar ‘de dormitorio’. Canciones como la que da título al álbum discurren sobre una percusión irregular y un fingerpicking monótono, pero la cantidad de arreglos que las adornan, así como la grandiosa voz de Hollie, las convierten en pequeños milagros. Con un pie en el British Folk de principios de los 70 y en las maravillosas canciones folk de las irlandesas The Unthanks, y otro intentando hollar a la vez el folk pop del Laurel Canyon y los embrujos de Joanna Newsom, no hay ni un segundo de desperdicio en estas once canciones que nos regala Tiny Ruins. Porque esto es un regalo, no hay otra forma de definirlo si te gustan las canciones frágiles pero que guarden sorpresas, navegar por los meandros sin saber lo que espera tras la siguiente curva, perderte en el bosque sin temor a los acechantes ruidos de la noche. Incluso quien se aburra con el folk campestre y bucólico encontrará aquí motivos para el interés, que quizás acabe convertido en entusiasmo.
Si llegas a «Cold enough to climb» y todavía no estás hipnotizado, esta última canción sin duda lo conseguirá. Si las sirenas de Ulises merodearan por viejos bosques encantados en lugar de por mares remotos, sonarían así.
Escucha Tiny Ruins – Olympic Girls
suena genial