Villagers – That Golden Time (Domino)

Catorce años después de la publicación de su debut en largo, Conor J. O’Brien, el artista detrás de Villagers, sublima la depuración de un sonido que ha ido ganando en matices a cada entrega, recreando para el presente ‘That Golden Time’ la estela de finos orfebres de la dulce melancolía pop como Paddy McAloon o Neil Hannon, capaces de elevar cualquier melodía con el mero hecho de entonar. Después de dar con la tecla de la inmediatez dentro de sus coordenadas en el definitivo The Art Of Pretending To Swim (Domino, 2018), continúa ajeno a cualquier tentación de caer en la autocomplacencia y vuelve a regalar una clase magistral sobre cómo conquistar al oyente sin necesidad de alterar su fórmula. Con los ingredientes justos y sin estridencias.

Tan solo hacen falta las notas circulares de piano de la inicial “Truly Alone” que marcan el paso para la entrada de su inconfundible voz, para volver a sentir el abrazo cálido y familiar de quien representa la calma después de la tormenta. El crescendo conmovedor de la deliciosa “First Responder” acaba por asentar la sensación de que estamos ante otro tesoro que ir descubriendo sin prisa.

Habría que remontarse a 2015 para localizar el punto de inflexión en la carrera del dublinés, pues sería el notable Darling Arihmetic el álbum que mostraría la senda a explorar posteriormente, caracterizada por el mimo en cada detalle y la riqueza instrumental como elementos vertebradores que oscilan alrededor de unas sublimes armonías vocales y que desmarcan a nuestro protagonista del pelotón de songwriters venidos de las islas. Siempre alejado de los focos y en un discreto segundo plano, sus canciones funcionan como refugios seguros en los que parapetarse ya sea para sanar heridas o para proyectar la belleza que sugieren sus cuidadas letras.

Estamos ante un nuevo ejercicio de solidez compositiva en un trabajo sin fisuras que ratifica la elegancia y el talento de su creador, ya sea adquiriendo lustre con nuevos singles que sumar a su ya amplia colección (“You Lucky One”) o proponiendo escapadas lisérgicas entre brumas vaporosas (“That Golden Time”, “Behind The Curtain”) pero sin dar la espalda a lo que mejor sabe hacer: delicadas postales de folk-pop vestidas con piano y guitarra y mecidas por una leve nostalgia salpicada de esperanza (“Brother Hen”). Motivos más que suficientes para afirmar que O’Brien sigue en estado de gracia.

Escucha Villagers – That Golden Time

 

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