VV.AA. – Cosmic Machine (A Voyage Across French Cosmic & Electronic Avantgarde 1970 – 1980) (Because)

Este recopilatorio es un buen muestrario de veinte ejemplos de, más o menos, por dónde fueron los tiros en una década para la música francesa amparada o apoyada en la electrónica de una época mutante. Por eso es en su variedad donde reside el atractivo histórico y sonoro de la compilación que se abre gozosamente con «Le Revé» de Patrick Juvet.

Los minutos siguen su rumbo marcando pautas de referentes temporales de interesantes desarrollos, como podría ser en «Temps X» de Didier Marouani, con todo su acento a lo Jean-Michel Jarre, en «Disco Energy» de Universal Energy con su caudal disco tradicional remozado por sintetizadores o en «Ombilic Contact» de The Atomic Crocus con su atmósfera de erotismo incidental para películas donde Sylvia Kristel o Laura Gemser podían hacer de las suyas para deleite de los ojos de miles de seres en estado lúbrico. En esa línea de erotismo de guante blanco también destaca el sugerente «Motel Show» de Pierre Bachelet.

Pero el repaso da para mucho más. Justamente el citado, y denostado por algunas mulas, Jean-Michel Jarre, también se presenta con una epopeya romántica llamada «Blackbird». Tras él llega Bernard Fevre, que en la actualidad sigue en activo como Black Devil Disco Club, y nos lega un «That Is To Be» que parece ser una antesala nocturna para escucharse desde un décimo piso aguardando la llegada de Cerrone. El mítico creador de «Supernature» ofrece un «Generique – Debut» en el que los golpes rítmicos continúan ofreciendo esa sensación carnal de prolegómenos que también parece aprovechar Frederick Mercier en «Spirit».

«Chaos» de Quartz lleva el robotpop a la discoteca y lo hace con ampulosidad y el mismísimo Serge Gainsbourg dibuja, como gratificante anomalía en su discografía, un raudo «Le Physique Et Le Figure» por el que mataría gente como Kavinsky y demás ejecutores del estilo.

También hay espacio para la música para enrollar, ese género que hace que la gente se mueva creyéndose parte de un video de colores y clubes de moda, en la graciosa «Aqua» de DVWB, para los ecos pre International Deejay Gigolo de René Roussel y su «Caramel», para una especie de pre «Sexy Boy» de Air llamado «Love Machine» de Space Art, para el synth glam de Rockets y «Rocket Man (Instrumental)» y la perla «E.V.A.» del pionero Jean – Jacques Perrey.

Así de provechosos son los pasajes que adornan este buen caleidoscopio que indaga en una época que,  con sus soberbios ramalazos kitsch aparte, luce el color que siempre acompañó a géneros como el synth disco o el synth pop desde un prisma de bendita curiosidad que no estaba reñido con interesantes hallazgos de ritmo y armonía.

 

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