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Yaya Bey – Remember Your North Star (Big Dada)

Está siendo un año estupendo para la música negra. Géneros como el R&B, el soul, o el trap entre otros se hibridan con una capacidad asombrosa de regenerar sus códigos de forma ambiciosa. Sabia nueva en forma de discos con ganchos arrolladores a golpe de producciones, texturas, ritmos, o cadencias heterogénas; mentes inquietas con intención de crear enunciados nuevos, alumbrando monumentos sonoros que, como diría el crítico y artista Kodwo Eshun, dan vida a máquinas mixilógicas (fricción entre estilos para crear un Frankenstein en una especie de discontinuum acelerado en el que el futuro se escribe bajo el paraguas de la tradición).

A este lote de nuevas visionarias entra por derecho propio Hadaiyah Bey en su alter ego como Yaya Bey. Esta joven nacida en Queens, ya desde la infancia mamó de la música y cultura afroamericana -sin ir más lejos, su padre es el rapero Grand Daddy LU-, y desde su más tierna infancia fue experimentando con los cacharros que tenía su progenitor en el estudio casero.

Después de algún epé o de poner música a sus propias obras de videoarte, llega la reválida con un disco esplendoroso -su debut en formato elepé-, otro más a añadir a la lista de favoritos del año. Remember Your North Star (Big Dada, 2022) toma como inspiración inicial un tweet en el que se ponía en duda las capacidades de las mujeres negras para gestionar las relaciones amorosas. La lacra de la misoginia, la abolición de los arquetipos de mujer afroamericana, el feminismo, o las críticas a un sistema político castrador hacia la mujer centran los mensajes que aborda Bey en este cancionero de ensueño.

Las canciones desprenden magia en estado puro: “keisha” es soul celestial que envuelve mensajes entre la vulnerabilidad y el poderío: “The pussy is so, so good, and you still don’t love me” mientras los punteos de guitarra sobrevuelan sobre un manto de cuerdas. El pulso disco-house de “pour up” es libidinoso, y el smooth jazz de “reprise” la convierte en una afronauta a la que venerar. Pero hay más canciones excelsas intercaladas entre breves interludios: “don’t fucking call me” se adentra en un laberinto de jazz electrónico sobre una colcha de hip hop de tacto sedoso, pero preñado de dolor (“It’s OK to cry if you need to”), “meet me in brooklyn” es un serpenteante lovers rock, y “blessings” es ingrávida y serena,  difícil de encasillar. Un monumento de disco.

Escucha Yaya Bey – Remember Your North Star

 

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