Tame Impala – Currents (Modular Records)

Escuchas Currents (2015), el tercer y más reciente disco de Tame Impala y tienes inmediatamente la impresión de estar ante uno de los grandes discos del año -con permiso de Beach House y Destroyer, que pronto se irán uniendo a este selecto club-.

Kevin Parker, que ya está cerca de la treintena pero mantiene su adolescente imagen de hippie con sandalias, se ha encerrado en un estudio casero en su Australia natal (estudio que costeó con el dinero que obtuvo cediendo una de sus creaciones para un anuncio de Blackberry -concesión mainstream que algunos de sus seguidores criticaron-) y ha hecho lo que sólo unos cuantos serían capaces de hacer: componer, grabar, producir, mezclar y masterizar un puñado de canciones que en poco se parecen a ese rock psicodélico al que sus dos anteriores discos nos tenía acostumbrados.

En Innerspeaker (2010) y en Lonerism (2012), Dave Fridmann -productor e integrante de Mercury Rev-, que ya había encauzado el talento tripi de MGMT y de Flaming Lips hacia lo más alto del imaginario musical, digamos, indie, se encargó de ayudar a Parker a construir algo que debería haber acercado su rock hipnótico y drogado al gran público.

No olvidemos que con su segundo álbum Tame Impala obtuvo ventas de platino, premios y hasta una nominación al Grammy. Aunque ahora Parker dice que no quiere que se le recuerde sólo por «Elephant», aquellos gloriosos tres minutos y medio de riffs palpitantes que hacían reventar el corazón les auguraba un futuro de celebrities revienta-estadios, Billboard y mucha pedrería. Pero un día llegan la edad adulta, las amistades que se van perdiendo, las rupturas amorosas, y todos los cambios de personalidad que estos sinsabores conllevan. Y es que si la adolescencia golpea como metralla, en realidad no es nada comparable con lo que los problemas de la edad adulta son capaces de hacer al ser humano.

Así que a Kevin le sobrevienen canciones como «Let it happen», («todo este ruido me rodea, pero no suena más alto que esta voz diciéndome: deja que suceda») o «Yes, I´m Changing», cuarto corte del álbum, donde Parker vomita un no-hace-falta-traducirlo: «they say people never change but that is bullshit». En «Eventually», entre aha-ha-has y vocecillas lennonianas, cuenta la historia de una ruptura vista desde el lado de quien rompe: alguien que sabe que sus actos harán daño a otra persona. O canciones como «Disciples», que no llega a los dos minutos y habla sobre las amistades… (algunas hay que duran menos, sí).

Currents es un disco adulto, bailable, elegante, con una producción exquisita (el trabajo de un perfeccionista inconformista). Un disco que reivindica el cambio pero permite entrever la nostalgia del que ha dejado algo atrás. Un disco inmenso, como el talento de Kevin Parker, al que de momento tendremos que esperar para ver (en agosto y septiembre pasará por Europa, pero por ahora no parece que haya fecha en España confirmada…).

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