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La Habitación Roja (Sala Bikini) Barcelona 03/02/17

Tras un 2016 plagado de actuaciones en salas y festivales de aquí y de allá –incluyendo varios bolos en el continente americano-, La Habitación Roja concluía este fin de semana la exitosa gira de presentación de Sagrado corazón con sendos conciertos en Barcelona y Elche, inmejorable doble ocasión para ver cómo ha evolucionado sobre las tablas su repertorio más reciente, plagado de tonalidades más próximas al synth-pop que a las coordenadas pop-rock que marcaron el rumbo de buena parte de su trayectoria, continuando el giro iniciado en su trabajo previo, La moneda en el aire. En Barcelona, ante una sala Bikini llena pero sin agobios y con un público deseoso de pasarlo bien, cumplieron como acostumbran, pero su actuación no pasará a engrosar la lista de sus conciertos más memorables.

Porque La Habitación Roja es imposible que ofrezcan un mal concierto. Son tantas sus tablas, tal su entrega y tan grande su fe en el magnífico cancionero que manejan que ni aun teniendo un mal día realizan una actuación que no esté a su altura. Por suerte, ni siquiera tuvieron una mala noche en Barcelona, ni mucho menos, aunque no lograron salir a hombros. La falta de continuidad lastró una actuación donde los momentos de emoción –que los hubo- no se sucedieron, alternándose con ligeros bajones. Un setlist totalmente centrado en esta última etapa, en concreto en su álbum más reciente, tuvo buena parte de culpa. Puede que esta fórmula les funcione como un tiro en festivales (y desde luego que lo hace) pero el público de sala, con más recorrido y años, también quiere escuchar canciones anteriores a Universal, disco bisagra en su carrera.

Siendo justos, vivir del presente musical es algo que engrandece a una banda como La Habitación Roja, que además viene de una reciente gira de vigésimo aniversario que quizá les haya dejado saciados respecto a cierta parte de su repertorio con más solera. Nada que reprochar. Pero que de sus cuatro magníficos primeros álbumes solo interpretaran “Un día perfecto”, ampliamente aplaudida y coreada por el respetable, llama la atención y contrasta con la tibia acogida dispensada a la mayoría de canciones del Sagrado corazón que venían a presentar, con la excepción de una muy bailada “L´Albufera”, el mejor tema del disco.

El primer tramo del concierto ilustra esta sensación de irregularidad a la perfección: tras calentar motores con un par de temas de Sagrado Corazón (“Ahora todo es posible” y “Sombras en la oscuridad”), las primeras paradas en Fue eléctrico fueron recibidas con algarabía general, especialmente “La Segunda Oportunidad”. Tras ellas, la citada “Un día perfecto”, primer gran momento de comunión con la sala, “Taxi a Venus”, que si bien en estudio funciona como un tiro, en directo no alimenta momentos épicos, y una “You gotta be cool” tan inofensiva como su título anticipa, que enfrió lo suyo el ambiente. Hay singles que, por mucho que sean singles, no terminan de funcionar.

Y así, entre subidas y bajadas más emocionales que musicales, se fueron desarrollando las casi dos horas de show con varios momentos destacables: “Indestructibles”, hit sin paliativos que ejerció como tal, “De cine” que cerró por todo lo alto la primera parte de la actuación, una “24 de marzo”, presentada como “una de las canciones más bonitas de la historia” y la dupla final formada por “El eje del mal” y “Ayer” , quizá su canción más popular, con Jorge Martí arengando al respetable desde una de las barras del local con las luces ya encendidas, confirmación de lo que pudo haber sido y no fue (o solo fue a ratos). Por suerte, hasta cuando no terminan de triunfar, La Habitación Roja no decepcionan.

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