Ainara LeGardon – Moby Dick (Madrid)

Si hace poco más de un mes pudimos ver en Madrid la cara más íntima de Ainara LeGardon, para esta cita dentro de los conciertos conmemorativos de los 20 años de Moby Dick, descubriríamos su cara más desbocada y eléctrica.

Desafortunadamente, una enfermedad nos dejó sin la actuación inicial del bueno de Eneko MobyDick; habrá que esperar otra ocasión para disfrutar de las tonadas salidas de una garganta más abisal que cualquier fosa oceánica.

Lo primero que llamó la atención fue la coordinación y el entendimiento que existe con sus fieles escuderos actuales en estas lides. El núcleo compacto que forma Héctor Bardisa (The Grave Yatch Club), el bajo de Rubén Martínez (Tokyo Sex Destruction) y la segunda guitarra y coros de Hannot Mintegia (Audience), es pieza fundamental para garantizar un muro de sonido imponente a la par que nítido.

Y es que desde los compases iniciales de “Make it mine forever”, ese tema que parece un lago de arenas movedizas que te traga lentamente, y su concatenación inmediata con ese clásico demoledor ya de su repertorio que es “You Gave me”, la cosa parecía muy seria.

Tan seria que si hablar de intensidad y entrañas en los textos de la LeGardon es algo habitual, esta vez necesitamos un léxico que pueda trascender a la sensación de ver tocar a alguien que parecía fuera a interpretar el último concierto de este mundo: el ruidismo y los calambres de electricidad abrupta ya no sólo la emparentaron con Crazy Horse, sino también con los convulsos latigazos de distorsión de Sonic Youth.

El laberinto inquietante de “The third”, el martillo pilón de “Evil eyes”, el rescate de la bella “Each day a lie”, de los pocos oasis dentro de la tormenta magmática, o el bis rabioso y apocalíptico con “Thirsty” y “Forget just anything” constataron el mejor concierto que servidor la recuerda.

Y al abandonar la sala el Armageddon no había llegado.

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