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Amaia – Si Abro Los Ojos No Es Real (Universal)

Mientras escuchaba a Amaia en el interesante documental “Marisol, llámame Pepa”, reflexionaba sobre la capacidad de la polifacética artista navarra para aunar en su discurso la influencia de figuras clave para entender la cultura popular de este país, con la de recientes adalides del pop electrónico y vanguardista como la que conforman la lustrosa lista de productores del álbum (Ralphie Choo, Drummie, Daniel 2000  Alizzz, entre otros), logrando que el resultado suene fresco y creíble.

Hoy día, cuesta encontrar algo de la bisoñez con la que irrumpió en aquel célebre reality musical y que luego se colaría entre los todavía tímidos vestigios de talento de aquel debut Pero No Pasa Nada (Universal, 2019). Más bien al contrario, su pericia e intuición le han ido llevando a explorar nuevos caminos con los que sacar partido a su lucidez compositiva. A sus apenas veintiséis años, produce vértigo pensar la cantidad de experiencias atesoradas por Amaia hasta llegar a constituir un caso singular capaz de poner de acuerdo al mainstream que todos llevamos dentro y a la independencia menos exigente.

Es difícil encontrar un pero a una artista que, a base de talento y personalidad, ha ido derribando barreras en forma de prejuicios. Sus canciones han ido ganando enteros hasta llegar a redondear un tercer álbum que reúne su mejor material hasta la fecha, lo cual, considerando su juventud e imparable trayectoria, será meramente anecdótico antes de lo que pensamos. Lujosamente producido y arreglado, su escasa media hora de duración deviene en una escucha que apenas ofrece respiro y que, tras el onírico deambular de la intro “Visión”, regala dos flechazos instantáneos a las primeras de cambio: “Tocotó” y “Nanai” nos cogen de la mano y nos sumergen en atmósferas escapistas entre inagotables detalles sonoros y líneas que evocan a ese viaje en el tiempo tan recurrente en su obra, antes de que el epatante intercambio de relatos con la relación maternofilial como sustrato que proponen “M.A.P.S.” (mejores amigas para siempre) y “Auxiliar”, consigan llegar sin recurrir a innecesarias coartadas pretenciosas y logrando transmitir la carne y el hueso de la dificultad que supone criar, educar y asimilar la partida por un lado, y conseguir que una madre no se preocupe por una hija tan expuesta a los riesgos de una sociedad moldeada de una forma tan diferente a la que ella vivió. En la esencia de esos valores bien asimilados se hace sólido un vínculo capaz de sobreponerse a los miedos, despojado de lo incontrolable e impredecible. El contraste entre la dinámica bailable de la primera y la delicadeza evocadora de la segunda juega con acierto a subrayar las intenciones de sus letras, entre la levedad de la inocencia y la trascendencia ineludible.

Tras el impacto de “El Encuentro” y “Sexo En La Playa”, dos singles brillantes de pop radiable y pegadizo como pocos, la magia del binomio Amaia-Alizzz asoma por “Magia En Benidorm”, acertado acercamiento a la temática del amor sin fecha de caducidad, movido por una base elegante y sutil de electrónica amable que consolida la evolución experimentada por su sonido a lo largo de estos años. En esa misma dimensión, la ya célebre torch song “Tengo Un Pensamiento”, con crédito incluido a La Bien Querida y cuya deslumbrante puesta de largo en La Revuelta aún recordamos, habla sin tapujos de lo valioso de pararse a saborear cada fase del enamoramiento. Lo que en boca de otros podría resultar sonrojante, logra transmitir y emocionar entonado por una Amaia que también ha ido ganando en profundidad y clarividencia en sus textos. En su imaginario habitan temáticas universales con las que resulta fácil conectar sin importar la distancia generacional.

Con agradecido dinamismo, la inmediatez pop reclama de nuevo protagonismo con “Cést La Vie”, que viene a sumar en la palpable heterogeneidad del álbum con ese innegable guiño a Mecano en su cadencia, y “Giratutto”, descarado destello de concreción melódica que hace de su levedad virtud, justo antes de encarar la recta final mecidos al son de la dulce marcha celestial que planea alrededor del trío final conformado por “Despedida”, “Fantasma” y esa especie de outro que es “Ya Está”.

En apenas un suspiro, hemos asistido a un nuevo despliegue de encantos a cargo de una artista inquieta y atrevida que, consciente de sus virtudes, no se acomoda en repetir la fórmula ganadora, sino que disfruta explorando cómo encontrar la perfección pop atenta a cualquier mínima oportunidad para dar con la tecla mientras continúa enriqueciendo su propuesta con elementos que fluyen en clara sintonía con su naturaleza, instintivos y espontáneos.

Escucha Amaia – Si Abro Los Ojos No Es Real

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