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At 1980 – Forget to Remember (NRW Records)

Si hago inventario de lo que la nueva música ha aportado a mis días desde iniciado el siglo XXI, concluiría que, tras una primera década de los dosmiles en la que mi corazón se agitaba entre la hegemonía del post-rock y el midwest emo, desde 2010 podría confesar que han sido tres estilos en boga los que han reinado en mi universo emocional: ese cajón de sastre calificado como “música urbana”, el blackgaze y el synthwave. Actualmente, ninguno de ellos se salva de acusar notables síntomas de agotamiento.

Ciñéndonos al que nos ocupa -el synthwave digamos “ortodoxo”, alejado del dark-synth-, es de justicia reconocer que algunos proyectos se empeñan en hacernos creer que la escena todavía tiene cosas que brindar. At 1980 es, sin lugar a dudas, uno de los más destacados, con el permiso de Lebrock y Wolfclub, ambas formaciones británicas, con una carrera que se cuenta por constantes aciertos.

Inevitablemente, de nuevo buceo en la magdalena proustiana y vuelvo a conmoverme al recordar cómo casi vi nacer a este proyecto cuando todavía carecía de toda la atención que, con justicia, acapara a día de hoy (internacionalmente sobre todo. De España, hablamos otro día).

Fue una mañana cualquiera cuando contacté con Adrián Quesada, creador del  proyecto, para decirle que me encantaban sus dos escasas canciones colgadas en internet y que quería que participara en la primera velada synthwave que organicé en este país a través de mi podcast Talk to Him y en colaboración con la promotora Proyecto Waikiki, para completar cartel junto a Sunesis. Afortunadamente, la cita fue todo un éxito, inesperado o no, pero desde luego elaborado con toda la pasión e ilusión que merecía. El resultado del que hasta ahora ha sido único y celebrado concierto de At 1980 fue el empujón definitivo para su fichaje por el sello más prestigioso de synthwave a nivel mundial, NRW Records. La banda me lo agradeció para siempre y el resto es historia, juzguen por ustedes mismos.

Su álbum debut, A thousand lives (20), como ya apuntaban sus adelantos, se convirtió en un clásico indiscutible del género, con la amplia participación de una de las voces más referenciales de la escena, Josh Dally que, a la postre, se convertiría en miembro de oficio de At 1980, conformando el dúo que son actualmente y firmando un notable segundo trabajo ya reseñado por mi parte para esta casa, Late Night Calls (21) que, recuperado con ocasión de escribir esta reseña, no ha hecho otra cosa que crecer exponencialmente con el tiempo.

Fue en ese momento cuando concluía aquella crítica señalando la –amistosa- lucha de poder que se erigía en el seno de la banda entre una vertiente más escorada hacia una perspectiva oscura e introspectiva y otra más soft y pop. Un combate, en definitiva, entre encontrar el sonido definitorio y definitivo o apostar por las canciones redondas con gancho.

Como toda tragedia clásica escrita en tres actos que se precie, dejaría en manos de este tercer episodio, brindado bajo el maravilloso título de Forget to Remeber (24), el deber de despejar dudas y aclarar definitivamente el camino. Y me temo que las incógnitas no han sido del todo despejadas, como veremos a continuación.

Los singles adelanto que ha ido presentando At 1980 perfilaban una línea muy clara y reiterada: la de la apuesta definitiva por el himno. “Back to me” se consagraba como una canción inflamada al máximo, con un Josh Dally cantando como en sus mejores ocasiones, de estribillo arrebatador. Imposible no conmocionarse con el brío que emana. La siguió, sin moverse prácticamente un ápice del planteamiento, la también notable, aunque más obvia, “Still in love” y remató esta tendencia remarcadísima un tercer single no tan inspirado, “Pieces of me”, con la colaboración incluida de Shadowrunner.

Visto lo visto, parecía que el disco se iba a mover con más o menos tino en esa arenga constante a través de canciones que obedecían a una suerte de plantilla, pero no ha sido así y aquí es donde entra de lleno el núcleo de la cuestión.

Habría que añadir que en estos primeros adelantos del disco algo había cambiado a nivel de sonido y producción. Una presencia se agitaba nerviosa detrás de esos singles tan singles. Y no hace falta más que ponerse el disco completo para comprenderlo.

Las pistas se muestran desde muy pronto con esa intro instrumental absoluta declaración de intenciones “Lost in time”: los punteos de guitarra afloran menos encorsetados que nunca y las baterías golpean realmente duro, son otro pulmón a través del cual exfoliar todo aquello que se oculta detrás de la composición musical.

Digamos que esto supondría que, por fin, At 1980 hubiera conseguido un sonido distintivo imbricándolo con esa cualidad intrínseca de facturar canciones con imán. El resultado loable y bienvenido no termina de redondearse del todo por una falta de cohesión entre ambas vertientes.

Es algo que se refleja en el desarrollo de la escucha; las canciones instrumentales no terminan del todo de casar con los himnos que afloran en el recorrido como antaño. Esto no es algo realmente grave porque la calidad y el sentimiento que irradia Forget to Remember (24) gana en la balanza, pero sí cabría decir que el disco consigue el sonido, pero no del todo las canciones en algunos casos.

Hay un intento de evocar la parte primigenia del proyecto, con la vuelta de voces incluidas en su debut; la imprescindible Dana Jean Phoenix, uno de los primeros nombres con los que me enamoré para siempre del synthwave, y las aportaciones siempre conmovedoras de Camille Glémet. Sin embargo, esta remembranza no busca rescatar su sonido original, todo lo contrario: nos encontramos ante el disco menos synthwave y más decididamente AOR de At 1980.

Esto lo encontramos, sobre todo, en la segunda parte del álbum, que arranca con un tremendo instrumental, “The Magic Wind”, con un profundo bajo y unos apuntes que incluso hacen recordar a los amados Metallica de Adrián. La querencia AOR apuntada ya se vislumbra en la primera parte del recorrido donde habitan los himnos mencionados, que nos dejaban para la ocasión uno por conocer: “Your Secret”, realmente fabuloso, del todo coreable, bailable y disfrutable, llamado a convertirse en un nuevo clásico de At 1980 que esta vez ya muestran sin tapujos su querencia por clásicos como Def Leppard o realidades recientes como Magic Dance.

En esa primera parte, en la que se acusa completamente la falta de cohesión entre un tema y el siguiente, brilla oculta, casi maldita, “Never mine”, el tema de Dana Jean Phoenix, no tan inspirado como su participación en “A thousand lives” (no todos los días se escribe una canción inmortal), pero arrebatadora en su singularidad y hondura. El tema underdog del disco.

Es en su recorrido final, inaugurado como dije con “The magic wind”, cuando Forget to Remember (24) se desborda del todo con cierta irregularidad, todo hay que decirlo.

Reclutan para la causa a Syst3m Gltich para remarcar aún más el posicionamiento del disco. Su aportación tiñe dos canciones, con discreto resultado en “Somebody Else” y muchísimo más certero con “Let me go”, elevada a lo más alto con una imperial Camille Glémet en otro de los momentos más decididamente pergeñados para la conmoción ventricular inevitable.

El viaje se cierra con otro instrumental, “Ab Aeterno”, destinado a ahondar en la épica final que transcribo a través de mis palabras; un tema desatado y enigmático en su coda oculta, que tampoco esconde vagar sin rumbo, a no se sabe dónde, quizás como reflejo más fiel de nuestras propias vidas.

Escucha At 1980 – Forget to Remember (NRW Records)

 

 

 

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