Crónica del Ebrovisión de Miranda de Ebro 2019
El Ebrovisión es el último festival del verano, así que es el momento perfecto para hacer balance de la temporada. Este año ha sido complicado para los festivales. Parece que salimos de la crisis, pero si se puede cobrar algo más, el dinero se lo llevan los alquileres, así que la mayoría de la gente está igual que antes. El ocio se resiente (que alguien se atreva a salir un jueves por Madrid) y los este tipo de eventos no son excepción. Se han cancelado demasiados – SanSan Festival, Doctor Music, Barna Flama Urban Fest, Maestral Music Festival, Biarritz en Eté, Weekend City de Madrid o WEM Music Festival-; y quien más quien menos, lo ha pasado regular. Primavera Sound, Bilbao BBK, Madcool, Sónar y FIB Benicassim han perdido, en mayor o menor medida, público, y sólo han mejorado de nicho electrónico o productos destinados al público más joven como el Viña Rock o el Arenal.
Y en medio de esta incipiente tormenta, un año mes, el Ebrovisión agotó el sábado sus entradas. El secreto es sencillo, organizar las cosas cariño y seguir apostando por el pop, una poción mágica que lleva 19 años triunfando y, últimamente, salvando a Miranda de las legiones de la música urbana. Pocos festivales pueden presumir de un ambiente como el que se vive a orillas del Ebro. La ciudad, representada por la organización de la Asociación Amigos Rafael Izquierdo, se vuelva con la ciudad y sus visitantes, y a éstos no les queda otro remedio que repetir año tras año. Por eso se ha formado una gran familia en torno a un evento que el año que viene cumple veinte años. La celebración será por todo lo alto, con un cartel cien por ciento sorpresa. Cualquiera se lo pierde.
VIERNES:
Por algún extraño motivo, Arizona Baby fueron elegidos para inaugurar el escenario principal de la segunda jornada del Ebrovisión. Los vallisoletanos suelen crear un ambiente festivo propicio para horas más avanzadas, pero se adaptaron a la decisión de la organización y cumplieron sobradamente en su papel de calentar al público que poco a poco iba llegando al recinto. El trío apostó por una selección con mayoría de medios tiempos, protagonizada por ese rock americano, polvoriento y fronterizo que tan bien se les da, y que también copa el que es su último álbum hasta la fecha, Sonora (Subterfuge, 18). Un concierto elegante y pleno en buenas canciones, resultado de juntar sobre el escenario a un maestro de ceremonias incansable como el vocalista Javier Vielba, el virtuoso Señor Marrón a la guitarra, y a ese metrónomo tras la batería que es Guille Aragón. Todo un lujo para comenzar la velada en el Pabellón Multifuncional de Bayas, que terminó en todo lo alto con el clásico del grupo “Shiralee”. Texto: Raúl Julián.
Airbag son una apuesta segura de guitarras y diversión sin límites. Haciendo bueno su propio dicho, «Septiembre aún es verano», los malagueños ofrecieron un luminoso ejercicio de pop y surf. Con Cementerio Indie (Sonido Muchacho, 2019), como buque insignia del concierto y «Eleven y Mike» como perfecto comienzo, Adolfo y los suyos nos mantuvieron saltando todo el show que culminó a lo grande con «La ola perfecta» y «Elena». Texto: Iñaki Espejo-Saavedra.
La presencia de Temples era la más extraordinaria de todas las del cartel, por estatus pero también por resultar alejada estilísticamente de las preferencias habituales del evento. Las expectativas puestas en los británicos resultaron completamente satisfechas, con el combo liderado por James Bagshaw demostrando por qué son (con permiso de Toy) la gran esperanza/realidad de la nueva psicodelia británica. El suyo fue un concierto sobrio en cuanto a ejecución pero mágico en contenido, con el grupo conquistando a través de un flujo ininterrumpido que incluyó temas como “Certainty”, “(I Wanna Be Your) Mirror”, “Colours To Life” o el que fuese su primer single “Shelter Song”, además de algún adelanto del que será su próximo disco, caso de “You’re Either On Something” o la propia “Hot Motion” que dará título al lanzamiento. Un viaje ligeramente lisérgico, ejecutado con detalle y donde el carisma del propio Bagshaw (y su pelazo) suman en positivo. Si hasta la fecha los de Kettering no ha fallado en ninguna de sus entregas de estudio, la pasada noche probaron poseer idéntica fiabilidad en directo. Texto: Raúl Julián.
Pocos grupos puede haber más alejados de mi gusto musical que Fuel Fandango. Es lo mismo, si coincido con ellos en un festival son una cita segura. Su mezcla de estilos (funk, house, flamenco), a cualquier otro grupo le explotaría de forma desastrosa. Sin embargo, la pericia de electro coctelero de Alejandro Acosta y el magnetismo de Cristina Manjón (Nita) es infalible. El público les recibe como si fuera a una fiesta y no deja de bailar un solo minuto, celebrando cada pose o taconeo de Nita. Lo mejor, «Trece rosas», y el final apoteósico de «Salvaje», que a punto estuvo de reventar el Multifuncional de Bayas. Texto: Iñaki Espejo-Saavedra.
SÁBADO:
Por la mañana en la Fábrica de Tornillos, Los Estanques firmaron un concierto muy sólido instrumentalmente, presentando las canciones incluidas en su último y celebrado trabajo homónimo publicado este mismo año. El cuarteto alterna sin problema la psicodelia con el rock progresivo e influencias de Los Ángeles o los primeros Lori Meyers, y su repertorio incluye un considerable número de destacadas que en directo resuenan poderosas. Piezas crecientes como “Efeméride”, “Clamando al Error” “¡Joder!”, “Ahora el Tiempo te Sobra” o una extensa “Vietnam y Veo Negro” que sirve para el lucimiento explícito. Sin embargo, el interés de lo acontecido sobre el escenario resultó cambiante, hasta perder algo de impacto (por repetitivo) en su tramo final. En cualquier caso, la evidente pericia de los músicos (especial mención para el guitarrista Germán Herrero) fue suficiente para afirmar que el paso de la formación afincada en Madrid por la decimonovena edición del Ebrovisión dejó mayoría de satisfechos. El suyo es uno de esos casos que apetece seguir de cerca con la esperanza de que tomen el camino correcto en el futuro, pero que también incluye cierto temor a que un exceso de grandilocuencia dé al traste con todo. Texto: Raúl Julián.
Los conciertos de Cooper siempre han sido emocionantes veladas cargadas de elegancia, fuerza y belleza a partes iguales, pero desde que Alejandro Díez anunciase el pasado mes de mayo que, tras la presente gira en la que se encuentra presentando Tiempo, Temperatura, Agitación (Elefant, 18), el proyecto dejaría de existir, sus actuaciones incorporan (de forma inevitable) un componente profundamente emotivo. Quizá fuese por eso, o quizá es que, sencillamente, el combo vive un momento espectacular en directo, pero lo cierto es que el concierto que los leoneses ofrecieron a las 14.00h del sábado en La Fábrica de Tornillos, se antoja como uno de los mejores que les hemos podido ver. Y, teniendo en cuenta que a lo largo de casi dos décadas no han sido pocos, la cosa es seria. Alex y compañía regalaron una de esas celebraciones intachables, protagonizadas por power-pop y canciones sixtie de corte mod marca de la casa, con un repertorio que alternó temas recientes (“Dos Grados Bajo Cero”, “Salto” o “Graciela”) con joyas de su extensísimo catálogo (“En el Asiento de Atrás”, “Cierra los Ojos”, “Rabia”, “Hyde Park” o “Cerca del Sol”) y guiños a Los Flechazos (“A Toda Velocidad”, “La Chica de Mel”, “Atrapado en el Tiempo” o “Luces Rojas”). A pesar de los considerables bises, parece imposible llegar a saciarse del universo Cooper, ese que brilla con energía y color aunque sea algo nostálgico, y que siempre propicia una maravillosa sensación de felicidad. Se le va a echar mucho de menos, pero atesorar estos últimos encuentros con el autor y sus músicos está siendo una experiencia maravillosa. Texto: Raúl Julián.
En horario nocturno y en el Multifuncional de Bayas, Morgan aprovecharon su paso por Miranda de Ebro para poner encima de la mesa, sin tapujos y de manera evidente, todas las virtudes que les han hecho crecer exponencialmente a lo largo de los últimos tres años. Lo cierto es que la banda hace todo de manera impecable: sonido, ejecución, desarrollo de las canciones y, por supuesto, aprovechar la presencia vocal de su cantante Carolina de Juan “Nina”. A eso hay que sumar la propia personalidad de la artista, tan agradable y empática con su público como desbocada y sentida cuando interpreta las composiciones del grupo madrileño. Y es que Morgan son un grupo que cuida su propuesta al extremo cuando suben al escenario, pero también que cae bien a la gente. Y es así como enamoran a prácticamente cualquiera que se exponga ante su directo. De hecho, con ellos es todo tan pulcro que incluso ocasionalmente se puede llegar a echar de menos cierta espontaneidad o un componente más visceral en su propuesta. Pero, en cualquier caso, lo suyo es algo ciertamente bonito y trazado con envidiable precisión, y así resulta complicado no claudicar ante canciones como “Sargento de Hierro”, “Home” o “Marry You”. Texto: Raúl Julián.
Aunque más bien poco conocidos por estas latitudes, lo cierto es que Jacuzzi Boys era el segundo (y último) reclamo internacional del Ebrovisión. Y además uno bien atractivo, ya que los norteamericanos cuentan en su haber con una discografía de lo más interesante. El trío se encontró con un público algo frío y distante ante su mezcla de indie-rock noventero de baja fidelidad y carencia por el garage-punk y los pedales, pero ellos se mostraron centrados en su objetivo, hasta completar un concierto de evidente gozo para cualquier fan de formaciones como Sonic Youth, Pavement, The Sonics, The Stooges, The Velvet Underground o Polvo. Distorsiones, volumen generoso y unas canciones que combinan nervio y pulso con estribillos no demasiado evidentes pero que terminan por tornarse de lo más pegadizos. Si bien en términos generales su paso por la localidad burgalesa no pareció levantar grandes pasiones, difícilmente decepcionaría a cualquier aficionado a la década de los noventa o a los referentes mencionados. Además, la asunción de este tipo de riesgos por parte de los organizadores del sarao resulta de lo más agradecida, y temas como “Out Of The Black”, “Glazin’”, “Island Ave.” o “Lucky Blade” supieron a verdadera gloria entre tanto pop. Texto: Raúl Julián.
Es una gozada ver crecer a Zahara, que después de firmar el magnífico Astronauta el año pasado (G.O.Z.Z. Records), ya puede presumir de uno de los directos más rotundos de la temporada. A Miranda vino en formato sencillo, sin coristas ni animaciones, pero con ganas de rockear con las mejores canciones de sus dos últimos trabajos, el ya mencionado Astronauta, y Santa (G.O.Z.Z. Records, 2015). Con una banda de primer nivel engrasada a la perfección donde destacan músicos como Manuel Cabezalí o Martí Perarnau IV, ofrece un despliegue de sentimientos que produce adicción. Intensa en los medios tiempos, poco a poco sube el ritmo con trallazos como «Crash» o «Hágase tu voluntad», hasta terminar desatada con una contagiosa «Hoy la Bestia Cena en Casa» y todo el Ebrovisión bailando. Texto: Iñaki Espejo-Saavedra.
No hacer el chiste fácil del tornado y Dorian es casi imposible después del vendaval que desataron en Miranda los de Barcelona. Con el público completamente entregado desde que pusieron un pie sobre el escenario y un setlist infalible, Marc y Belly redefinieron el concepto de paseo militar. Dedicaron la primera parte del concierto a repasar lo más movido de su último trabajo (Justicia Universal, 2018), para muy pronto dar paso a su infalible arsenal de hits ante el delirio del público. El combo final con «Paraísos artificiales»,
«Cualquier otra parte» y «La tormenta de arena», fue sin duda el mejor momento del Ebrovisión 2019. Texto: Iñaki Espejo-Saavedra.
A Mucho, o lo que es lo mismo, Martí Perarnau IV después de que sus compañeros le dejaran solo, le tocó cerrar el Ebrovisión entre los escombros que dejó la tormenta de Dorian. Hizo lo que pudo a base de guitarras y sintes, con el apoyo de otra banda de altura encabezada por Ricky Falkner de Standstill. Mejor por la hora en las fases más bailables, destacaron por brillantez y pegada «Ahí te quedas, Perarnau» y el final con «Putochinomaricón». Texto: Iñaki Espejo-Saavedra.
Fotos Ebrovisión: Iñaki Espejo-Saavedra, salvo Los Estanques, Arizona Baby y Cooper que son de Javier Silvares
Por Dios. El jueves que??
Va después del miércoles… 🙂