Decora – Z (demo)

Post-rock y tormentas anímicas en la cuarta maqueta de Decora, un cuarteto especialmente productivo, con base de operaciones en Sierra Morena y un continuo reconocimiento no solo por parte de la mayoría de la prensa especializada, sino por referencias como el Proyecto Demo, en 2003, y el último pódium de Disco Grande.

Si en sus anteriores entregas, Lecciones de álgebra para un taxidermista (03), Breviario de armonías y malestares (03) y Love sounds great (04), surcaban esencialmente las aguas de un slowcore de gran transparencia y sincera afectividad, ahora, en Zeta, se dejan más llevar por la aflicción, la soledad, los torbellinos de arena y la electricidad, creando espacios sonoros bastante más densos e intrincados. El ritmo gana incisión, y los instrumentos dan con nuevas combinaciones, a la vez que guitarras, bajo, batería y teclados se hacen más presentes y protagonistas sobre metalófonos y melódicas.

Empieza la música con «Walking by the city of the future», que se asemeja a una estancia en un mundo de recuerdos, revolviendo sentimientos, que acaban topándose con un muro de sufrimiento. En «Still life» el dolor sigue punzando áspera y directamente en el corazón, más conforme pasan los minutos. Menos tensa, aunque tan amarga, por la melodía esta vez, y por el recitado sampleado que nos recuerda lo difícil que es encontrar la felicidad, la meditativa «Canción sin título» es una sumisión a la miseria, cuando se yergue como la más firme compañía. Con “Call of a daemon”, más prudente y aliviada, empiezan a proyectar mayor claridad, para terminar de la mano de un tema marcadamente noise-rock y celestial, «Nada para cenar», un enérgico antídoto. Los ultimísimos compases nos permiten enlazar de nuevo con el comienzo de la maqueta, pues finaliza igual que empieza, favoreciendo el ciclo.

Aunque Carlos, David, Luisma y Sergio siempre acaban sacándose de la manga la brizna de esperanza que, tras las descargas y las angustias incontrolables, llega como manantial de agua fresca para consolar de las tristezas, se han vuelto más rudos, a la par que más amargos y movidos, derramando una rabia contenida que los aproxima resueltamente a los sonidos de Mogwai, Piano Magic, Migala o Early Day Miners. Si no los has visto aún en directo, tienes una buena oportunidad el próximo 25 de junio en la Sala Nasti de Madrid. Ojalá podamos ver igualmente pronto grabado un primer disco.

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