Entrevistamos a Pablo und Destruktion por ‘Te quiere todo el mundo’
Pablo Und Destruktion está de vuelta con un flamante nuevo disco, Te Quiere todo el Mundo (25) y el próximo 23 de mayo lo presenta en Madrid (Sala Copérnico), dentro de la programación de Sound Isidro.
Aprovechando la ocasión, no podíamos dejar pasar la oportunidad de entrevistar a uno de nuestros trovadores patrios más necesarios, incorruptibles y sabios.
“El amor es una cuestión ante todo moral, no el tráfico de influencias contemporáneo que trata de sustituirlo”.
Te quiere todo el mundo es tu regreso en estudio tras tres años de silencio trufados de algún que otro single adelanto o inédito ¿Qué ha cambiado a nivel musical y personal en Pablo und Destruktion durante este tiempo?
Pues he currado bastante en lo extramusical y con eso he saldado mis deudas y rematado la obra de la cuadra donde grabamos el disco, en la parte baja de mi casa. Parece una tontería, pero no es poco. Y me da mucha independencia para enfocar esta fase histórica y personal, he asumido que soy un aldeano y que voy a vivir así, con las renuncias que implica. En estos tres años se han confirmado muchas de mis sospechas, y me he acostumbrado a no ceder ante ningún chantaje. Y hay muchos rondando, sobre todo los emocionales.
El disco lo encuentro algo así como la culminación de un viaje sonoro y espiritual. ¿Qué permanece en tu música y en el mundo que te rodea e inspira desde los tiempos de Animal con Parachoques hasta ahora?
Pues este es un disco que a mí me recuerda bastante a “Animal con Parachoques”, pero sí, efectivamente, desde una culminación que implica, precisamente, amar a quien te ha traicionado, ser capaz de ver sus demonios, no solo los tuyos. Ese viaje también va desde lo más abstracto y posmoderno, como fue mi primer disco, a algo más cuajado, más tradicional y deliberadamente antimoderno, aunque no podamos dejar de ser hijos de nuestro tiempo.
Si hay algo que permanece en tu mensaje es la salvación y la esperanza a través del amor y del reconocimiento común de aquello que nos une más allá de la diferencia. ¿Estás de acuerdo?
Totalmente. Y ese es el reto, ser capaz de amar a tu adversario, especialmente si te atreves a combatir con él. El amor es una cuestión ante todo moral, no el tráfico de influencias contemporáneo que trata de sustituirlo. Y la nobleza es eso, un sistema de mandos y obediencias basado en la ética, no en el interés. Yo eso lo veo tanto en anarquistas como en aristócratas, por eso me gusta unirlos.
El nuevo trabajo me parece el acercamiento más claro hacia tu naturaleza de trovador ancestral. ¿Este camino formal ha ido acompañado de algún tipo de evolución a nivel espiritual, filosófico o puramente cotidiano?
Ha habido, sí. Llevo años estudiando teología por mi cuenta, también he investigado sobre varias herejías. Finalmente me quedo con la fe sencilla, la de botella de sidra, tortilla de patata y cura cantando misa debajo de un roble. Pero en cualquier caso asumo el poder de lo religioso en lo político y social, de lo espiritual en lo psicológico, y de la capacidad de arrimar el hombro a quien lo merece en lo personal. Verdades y hechos en equilibrio, eso es para mí el fondo del asunto cristiano. Todo ello lo trato de plasmar en la dimensión simbólica de las canciones y en actos cotidianos.
Te quiere todo el mundo me parece un disco muy cuidado en sus arreglos y meditado, dentro de que el mensaje sugiere cierto llamamiento a la acción. ¿Fue tu intención inicial la de macerar las canciones con tiempo y engalanarlas adecuadamente?
Sí, ya no tengo la urgencia de mis primeros discos y eso me permite meditar más, tener la mirada larga y el paso corto, como el lobo de la ilustración de la portada. Además la situación externa tanto social como política, me parece tan intratable y mezquina que requiere medir lo que hace uno para no aportar más basura a este mundo. Por eso, cuando tengo la osadía de publicar un séptimo disco, quería que al menos estuviera bien trabajado, y que de ese trabajo se pudiera extraer belleza.
Con respecto a los tiempos que nos rondan y esa llamada a la acción sugerida, ¿Crees que ha pasado ya el tiempo de resistencia y es necesario comenzar a sentar los cimientos de un nuevo paradigma sociopolítico?
Sí, los puestos de poder de nuestra sociedad están ocupados por los peores por delación de funciones de sus alternativas. Nos gobiernan quienes que no creen en la verdad, quienes manipulan sistemáticamente las peores pasiones del pueblo y así consiguen ascender, y no basta con señalar eso, hay que tener el valor de disputar ese poder, vencer por virtud y ejercerlo con la mayor dignidad y honestidad posible asumiendo que el poder corrompe el alma, igual que el tiempo corrompe la carne, pero hemos venido a este mundo a vivirlo.
Háblame un poco de la grabación y de cómo decidiste apostar por arreglos tan orgánicos y tradicionales tras una etapa algo sintética, quizás derivada por las circunstancias que rondaban la concepción de Ultramonte (22).
Bueno, en primer lugar quería trabajar con personas queridas y respetadas por su trabajo. Eso no nos lo da la técnica ni las inteligencias artificiales. Quería que se respirara humanidad en las canciones, tanto en las letras como en la música. Por otra parte ya es mi séptimo disco, soy un señor de mediana edad y quería plantearme un reto a mí mismo, me resultaría fácil seguir con ciertos manierismos underground pero quería hacer un disco adulto y a la vez atrevido.
Creo que vivimos una época de profunda crisis de identidad debido a la alta traición que hemos sufrido por parte de muchos agentes sociales en los que depositamos nuestra confianza. En un entorno de estas características, resulta del todo indispensable regresar a los valores más primigenios y elementales enraizados nuestra naturaleza humana. ¿Cuál crees que es el posible camino para rearmarse en ese sentido y cuál consideras que es el papel que un músico puede desempeñar para ello, tanto a nivel transformador, si lo hubiera, como ético en cuanto a sí mismo?
De entrada deberíamos romper el sortilegio que nos tiene hipnotizados y enfrentados los unos contra los otros: las ideologías. Y después ponernos a trabajar y regirnos por la objetividad de nuestro trabajo y nuestra capacidad de servicio a nuestra gente. Poner en valor la independencia y la soberanía y ejercerla a base de doblar el lomo, creo que es un buen punto de partida.
Con un tipo tan culto e interesado en los referentes más esquinados de la cultura y el pensamiento me resulta casi obligado que nos indicaras en estas líneas alguna recomendación literaria, cinematográfica y musical que te hayan impresionado recientemente.
Musicalmente, Alabaster dePlume (donde toca Mike Kenney, nuestro violinista) y Mitsune, una banda japonesa berlinesa que vi hace poco y me encantó.
En lo literario, Unamuno y Unabomber.
Y en lo cinematográfico soy un clásico: Los enanos también empezaron pequeños de Herzog.
¿Qué podemos esperar de tus nuevos directos, tienes intención de invocar a La Tribu del Trueno de nuevo para defender el nuevo cancionero, habrá alguna sorpresa, cómo planteas el repertorio de cara a la selección de temas?
A mi nueva banda de acompañamiento la llamo “Las Causas Urgentes”, iremos generalmente en sexteto a las plazas fuertes y cuarteto para la batalla. Creo que este disco requiere hacerlo en banda siempre que se pueda. Están los músicos que participaron en el disco y alguna nueva incorporación. Me gusta el rango de edad de los músicos, que va de los 20 de Álvaro Lacalle a los años que no recuerda Justo Baguette, que lleva desde principios de los 80 dando cera.
Por último, me gustaría preguntarte por alguna interioridad, anécdota o recuerdo que asocies a algunas de mis canciones preferidas dentro de tu amplio cancionero:
Por “Cada Rayo que cae”
Surgió en un festival casero en Torrijos hace casi 20 años, se la vi tocar a Radiador, un grupo fugaz de miembros de La Débil, entre otros. Ahora estoy muy vinculado a esa tierra manchega, Víctor y José Luis Herrero son de ahí y ahí ensayaremos antes del concierto de este 23 de mayo.
“Bares Vacíos”
Me inspiré en el piano bar donde trabajaba mi tío Miguel Ángel en Gijón. Un sitio mágico en el que él tocaba y nos trasladaba a los escasos asistentes a esos recitales a un mundo elegante y mejor.
“Credo Paisano”
Fruto del día en que visitémonos El Valle de los Caídos y supe apreciarlo con ojos resignificados.
“Lobito”
La compuse una de las múltiples veces que salí a pasear de noche durante el confinamiento. Ese mundo oscuro y delirante que me encontraba merecía ser cantado, y apreciado en su demencia.
“La Caja”
Pues una cajita que tengo en la que guardo estos recuerdos sentimentales y que creo que quien más quien menos, todos tenemos algo similar. Quería dignificar mis sucesivos fracasos sentimentales.
“La Luna”
Se trataba de un club liberal de Gijón. La compuse inspirado en las leyendas que había sobre él.
“Violácea”
En alguna ocasión me he encontrado con señoritas que me han pedido que las violentara. Algo que, lógicamente, no es plato de gusto. El simple hecho de pedírmelo me violenta a mí y me coloca en una situación imposible, especialmente si uno es una flor de pitiminí como es mi caso, y la que demanda esa violación, una comprometida luchadora por la dignidad de las mujeres. Quise quitarme esa mala sensación del cuerpo haciendo esta canción. Y de paso señalar una de las mayores hipocresías de nuestro tiempo.
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