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Entrevistamos a Niños Mutantes

A falta de calle, de estar en sitios públicos y esas cosas que nos están recomendando, siempre podemos pegarnos un chute de discos y quedarnos patitiesos. Están llegando muchas e interesantes novedades a las tiendas y una de ellas es estas Ventanas de los granaínos Niños Mutantes, producido por la dama Rosenvinge; que no es cualquier cosa. Y como aquí hablamos de música y demás, les he hecho unas preguntajas a estos chavales de la tierra del chavico (tranquilos, no hay rastro del COVID-19 en las preguntas) y, ciertamente, han sido la mar de majos y dicharacheros a la hora de contestar.

«La poesía que más nos ha inspirado son las letras de los grandes autores de canciones. De Cohen a Fernando Alfaro, de la propia Rosenvinge a Victor Jara, pasando por Santiago Auserón o Santiago Motorizado»

Pregunta de primero de indistrosquismo; ¿Por qué os llamáis Niños Mutantes? ¿Amantes del cine Serie B?

Cuando nacimos, en los tiempos del grunge, estaban de moda las cosas feas y truculentas, y nos inspiramos en un horrendo cartel de una exposición en Berlín de 1992 que iba muy en esa línea, con niños con extrañas malformaciones, algo que provocaba cierta repulsión. Ocurrencias juveniles.

Abrir las ventanas es una frase que se dice mucho para echar lo malo y dejar entrar lo bueno, ¿De ahí viene el preciso título del disco?

No lo habíamos pensado, pero también valdría esa lectura. La verdad es que las “ventanas” dan mucho juego, son una imagen muy potente que puede sugerir muchos conceptos. En nuestro caso hablamos de ventanas porque vemos las canciones como ventanas, porque miramos el mundo a través de ellas, pero también a través de ellas se nos puede ver a nosotros. Además estábamos pensando en el disco como una casa con ventanas que miran hacia lugares diferentes, porque este disco reúne 5 producciones independientes entre sí que pretenden mostrar distintas facetas de nuestra música. Y eso son para nosotros 5 ventanas desde las que se ven paisajes distintos. Entonces hay una ventana a La Vega, que es lo que grabamos con Ángel Luján, otra ventana a El Puerto, que la hicimos en La Mina de Raúl Pérez, en Sevilla, otra ventana a Las Estrellas, con Noni y Doria de Lori Meyers, otra ventana que mira a El Bosque, con la producción de Christina Rosenvinge, y por último la ventana más urbana, La Ciudad, que produjeron Carlangas y Anxo de Novedades Carminha.

Tres años fuera del mercado, ¿Descansando o en plan creativos a tope?

No tanto, tan sólo en 2019 decidimos no salir a tocar prácticamente, sólo hicimos cinco conciertos y nos centramos en la creación del disco. En 2017 editamos DIEZ, que tuvo mucho éxito y una gira muy prolongada, y luego lo continuamos a principios de 2018 con el EP Diez y Medio. La gira se alargó y saltó el Atlántico, estuvimos en México, Colombia, Venezuela y Panamá. A partir de septiembre de 2018 nos propusimos bajar el ritmo, recuperar fuerzas con un año más tranquilo, tocar poco y descansar y componer, y así se fue fraguando el proyecto de Ventanas. Fui haciendo maquetas en mi móvil, en Garage Band, y sonaban a cosas muy diferentes. Unas a electrónica, otras sonaban latinoamericanas, quizás por el poso de los viajes de 2018. Otras salían más clásicas… Pensamos que si las llevábamos todas al local de ensayo, como siempre hemos hecho, iban a perder los matices y las diferencias, las íbamos a homogeneizar en nuestro sonido, empezaríamos a meter guitarras donde no había, a llenarlas… y se nos ocurrió que para preservar los distintos aires que tenían no íbamos a ensayarlas ni pulirlas en el local, iríamos directos a grabar a los estudios, buscando productores diferentes que se adaptasen a lo que parecían pedir las canciones. Así fue como fuimos contactando con nuestros cómplices en el disco, buscando estilos diferentes que casaran con los bocetos del Garage Band. Ha sido un proceso en el que hemos aprendido más de música que en una década, una experiencia creativa increíble, intentando dar mucha libertad a los productores para ayudarlos a llevarnos a territorios nuevos para nosotros. Hemos tenido que cantar, que tocar la batería, el bajo o las guitarras de formas que no habíamos utilizado nunca, ha sido todo un desafío.

 

García Lorca dijo que el duende es un poder y no un obrar y que para buscarlo no hay mapas ni ejercicios. Pues yo os digo, con Ventanas lo habéis encontrado, ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo al soltar una obra tan inmensa?

Muchas gracias. La verdad es que nos hemos quedado en la gloria. Era un reto complejo, un salto al vacío, nunca habíamos ido a los estudios sin los deberes hechos. Generalmente reproducíamos arreglos, estructuras, sonidos que ya habíamos chequeado previamente en el local. El riesgo de estrellarnos era alto, pero el desafío nos ha puesto las pilas y ha habido suerte, esto podía haber acabado fatal. Lo hemos pasado mal para elegir singles, a nosotros nos parece que hay muchas canciones muy destacables en este disco, más que otras veces.

No una más tiene reminiscencias al principio de «Under the brigde» de Red Hot Chilli Peppers, ¿Es lo que queríais o ha salido sin perder?

No se nos había pasado por la cabeza, ni a nosotros, ni a Christina Rosenvinge, teníamos en mente otras referencias, pero, en cualquier caso, lo más importante era mantener la canción muy desnuda, con muy pocos elementos, mantenerla en un nivel de intimidad que permitiera que llegue más dentro la historia que se cuenta.

Ciertamente es que se os espera con ganas por estos lares de la música, Bienvenidos nuevamente. ¿Cómo veis el panorama actual?

Muy cambiado. La música urbana crece, el indie va dando signos de agotamiento, el bombardeo de novedades y estrenos aturde, la apuesta de medios y artistas por lo inmediato de usar y tirar deprime… Pero siempre ha sido así, la música y los intereses económicos que la rodean van evolucionando, crean y destruyen mitos y tendencias, y a la vez van surgiendo brotes de nuevas plantas. En medio de esa selva se oyen algunas cosas nuevas muy interesantes, nuevos caminos y artistas con personalidades fuertes que vuelven a enganchar a nuevas y viejas generaciones a la música. La música está viva y se mueve siempre.

 

«Todo tiene un precio» tiene un sonido funky muy preciso que se mete en la cabeza y no puedes sacarlo, ¿Qué artista de ese estilo os inspira? Porque eso viene por algo.

Esto es uno de esos experimentos que nos ha permitido el proyecto Ventanas. La canción nació como una balada folkie cortavenas casi modal (de un solo acorde), y no le veíamos mucho futuro, pero Carlangas y Anxo se encariñaron con ella, especialmente con la letra, que les parecía muy honda y muy sentida. El funkie lo trajeron ellos, tienen el mérito de haberle dado la vuelta y llevarla a ese rollo sexy con violines finales al más puro sonido Philadelphia. Fue muy divertido trabajar juntos, ellos decían que nos veían futuro como “bandita funkie” jajajjajajja Grabándola hablábamos de música disco de Quincy Jones, de Michael Jackson, de Daft Punk, de Pharrell Williams.. de los reyes de la disco a nivel comercial, pero también de sonidos negros menos masivos, de dub jamaicano, de bases más cercanas al hip hop… Al final se trataba de mover el culo, pero no en plan twerking, sino más despacito, en plan Barry White, como de preámbulotúyasabescómovamosaacabar….

En «Húndete» trasladáis el sonido de Niños Mutantes al estilo The Smiths, incluso la letra es puramente Morrissey, ¿No terminaréis como Marr y Mozz?

A nosotros nos recuerda más al universo Wilco, y ahí también acabaron mal Jeff Tweedy y Jay Benett. Ya hemos contado que tuvimos nuestros problemas internos, y los resolvimos, pero luego van reapareciendo, y hay que gestionarlos y saber aceptar que tras tantos años juntos es normal que haya diferencias y que no seamos una piña todo el rato.

«La ausente» recrea un poco el ambiente de canción protesta, incluso en la letra os permitís algún latigazo a la clase política, ¿Sois mucho de hablar de política o es algo que os trae sin cuidado?

«La ausente» huele totalmente a cantautores de los 60, ahí estamos de acuerdo, y con Christina estuvimos de acuerdo en darle un aire clásico, y ella supo darle la sutileza que necesitan estas canciones, haciendo aportaciones no sólo musicales, sino hasta a la propia letra. Nosotros siempre hemos hablado mucho de política, en privado y en público a través de nuestras canciones, pero quizás hemos llegado a un punto de saturación que ha bajado nuestro nivel político. Esta política de hoy de Twitter y de búsqueda de titulares instantáneos no tiene nada que ver con lo que debería de ser la política. Es de usar y tirar, sin recorrido, pensando sólo en el asalto al poder. Probablemente tengamos que dejarnos de historias y volver a cargarnos políticamente en los tiempos venideros, porque avanzan los populismos de ultraderecha y los aires de retroceso social, el egoísmo y el rechazo a los diferentes, y por muy hastiados que podamos estar habrá que plantar frente, son amenazas muy serias contra la visión del mundo que tenemos.

¿Crees que mucha gente suspenderá el examen de conciencia tal como decís en el track «El examen»?

Todos a septiembre. En cuestiones sentimentales el autoexamen suele ir al suspenso directo. Nos suele costar a todos reconocer errores y defectos.

 

Goytisolo por los mutantes queda tan perfecto, que no sé por qué no lo cogen más como inspirador. ¿Qué poetas os inspiran para crear esas letras?

Lo cierto es que la poesía que más nos ha inspirado son las letras de los grandes autores de canciones. De Cohen a Fernando Alfaro, de la propia Rosenvinge a Victor Jara, pasando por Santiago Auserón o Santiago Motorizado. No tienen nada que envidiar a los mejores poetas. De los que no escriben canciones y sólo editan libros, nos encantan Gil de Biedma, Ángel González, Leopoldo Panero, Burkowski, Alberti, nuestro Federico en su faceta menos folclorista… Lo de Goytisolo se lo debemos a Paco Ibáñez, al que llevamos años reivindicando, porque lo que hizo es enorme. Seleccionar con ese criterio poemas de toda la historia de la literatura en nuestra lengua y ponerles música con tanto arte es un trabajo que no sólo ayudó a divulgar autores de poesía desde la Edad Media hasta ahora, es que, además, lleva los poemas mucho más lejos al darles melodía y proyectarlos con esa voz y esa guitarra desnudas. Porque al final una canción siempre llega más lejos que un poema.

Un tiro en el pie me recordó un poco a vuestros paisanos Lori Meyers, ¿El Granada Sound tira mucho?

Es gracioso, porque hay canciones de Ventanas producidas por ellos, pero no precisamente ésta. Aquí estábamos pensando en sonidos tropicales y guitarras de la era post Graceland de Paul Simon, en el mundo de La Mina de Raúl Pérez, que tiene un culturón musical y es capaz de sacar beats caribeños sin caer en el reggaeton. Pero vamos, que si veis Lori, cualquiera sabe, las conexiones granadinas son profundas e inexplicables, igual que el Darro circula bajo tierra por el centro de la ciudad y se junta con el Genil, nuestras músicas a veces convergen sin que ni siquiera nosotros nos demos cuenta.

¿Cómo tenéis pensado el directo para con esta obra? A ver, adelantadnos algo.

Tenemos un lío monumental. El proceso de creación del disco ha sido tan loco que al final ninguna sabemos qué hacíamos exactamente en las canciones. Es ahora cuando nos las estamos aprendiendo, y nos está dando mucho trabajo transportarlas al directo, pero estamos muy ilusionados: el contraste con el repertorio mutante anterior nos gusta mucho, van a salir conciertos con fases muy diferentes, y también confiamos en poder crear una puesta en escena nueva con todo el equipo de gente que nos apoya para el directo, en el que ha habido muchos cambios para potenciar lo que queremos transmitir en Ventanas. Mucho curro, pero muchas expectativas y muchas ganas de empezar de nuevo.

 

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