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Entropía: Moléculas sónicas y cósmicas

Una intrincada pregunta se reformuló en un local de ensayo, de Vitoria-Gazteiz, a finales del verano de 2014: ¿Cuál es la magnitud de la termodinámica que sirve para explicar por qué algunos procesos físicos suceden de una determinada manera y que mide el grado de desorden de un sistema a nivel molecular?

La respuesta, por entonces, la tenían bien clara Jon Bellido (voz y teclados), Roberto Nieves (guitarra), Lasto (bajo) y Andoni Penela (batería), los cuales se inspiraron en el concepto citado, bautizando así con el nombre de Entropía a su banda, de intenciones efectistas la misma.

Consecuentemente, los géneros de psicodelia, progresivo y “space rock and roll” parecen ser las definiciones que más se les aproximan, con cribadas influencias de los Pink Floyd de 1968 a 1972 u otros manantiales setenteros del “prog sound”. Y como añadido a la particular mezcolanza, ¿posee el propio Jon Bellido algún remoto influjo de Enrique Bunbury, a nivel vocal?

Tras vencer el cuarteto en dos concursos: el Gazte Talent en la propia Vitoria, en 2016, y el de Demos en la Universidad de Logroño en 2017, finalmente apareció su primer su primer LP, titulado Invisible, el cual fue inicialmente difundido en Febrero de 2018.

La inquietante y surrealista portada (¿quizás “sci-fi”?) es una descomunal medusa que aparenta observar una fábrica, la cual parece diminuta e indefensa ante este silencioso ser marino. Esta cubierta, la cual recuerda vagamente al film La Guerra de los Mundos, es obra de Mikel Uralde. Dicho álbum fue grabado y mezclado por Fran Pérez Arellano en los Estudios Itxura de Alsasua y masterizado por Jonan Ordorika en los Mamia Mastering (Azkárate). Después, las disqueras Nooirax Producciones (Madrid) y Cosmic Tentacles (Vitoria) se encargaron de la promoción de este conceptual y bien cohesionado álbum, el cual ya ha vendido algunas copias en varios continentes.

Enigmas tranquilos, refracciones planetarias, penumbras afligidas, barroquismos aleados y compases laberínticos son los latidos artísticos que sienten estos imponentes alaveses entrópicos. Canciones plenas de epicidad como “El hombre que plantaba flores en la luna” , “Odisea” , “ARUA”, la propia canción-título “Invisible” o la muy pianística “Prisionera de la expresión”, parecen seguir estas orientaciones citadas, a través de los 5 – 6 – 7 minutos en que se mueven las etéreas piezas de esta formación vasca.

“Idiosincracia”, la cual se desliza como un breve interludio cercano al folk intimista, “Placenta” metida esta en su traje pop o la descollante “Vacuo”, que desenvuelve agresivas y extrañas quejas hard-rock, nos muestran las tres que los propios Bellido, Nieves, Lasto y Penela también saben jugar con otras barajas sónicas. Sin embargo, el ampuloso/prodigioso acto final de la sobrecogedora “Sinestesia” nos apuntala, definitivamente, que el instinto natural de este combo norteño es intentar estimular el infinito e insondable micro-cosmos que fluye dentro de nosotros, los musicómanos.

¿Se trata también de una, hasta ahora, inédita conexión de acordes entre Vitoria y Saturno? Podrían ser todos éstos, tal vez, los cautivadores tours mentales que nos ofertan los talentosos Entropía.

Su música se puede adquirir en su Bandcamp, del cual ponemos enlace aquí.

2 comentarios en «Entropía: Moléculas sónicas y cósmicas»

  • Muy buen artículo sobre esta banda de Vitoria, un descubrimiento, que te dejan asombrado con su música de calidad y original.
    Que sigan muchos años con el reconocimiento que se merecen.

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