Giant Sand performing “At San Quentin” – Sala Apolo (Barcelona)

Asistimos al primer concierto de la que esperamos larga serie de We Used to Party, creada por la promotora Houston Party, con varios interrogantes en la cabeza. El principal era saber si esta fórmula, la interpretación de un disco histórico a cargo de un grupo actual, podría funcionar más allá de lo que ya hemos conocido a través de las llamadas bandas tributo. En este caso la apuesta era bastante arriesgada. Nos habían prometido el seminal disco At San Quentin interpretado en su día por una de las leyendas de la música moderna, Johnny Cash, conocido además por la energía y expresividad que él y su banda ofrecían habitualmente en sus conciertos. El reto lo asumían Giant Sand, con un Howe Gelb con varios proyectos acumulándose en su cada vez más apretada agenda. La noche se presentaba como mínimo interesante.

Poco antes de empezar resolvimos otro interrogante y era ver qué acogida tenía esta extraña propuesta. Enseguida vimos que entre fanáticos de Giant Sand (que cuenta con una feligresía a prueba de bombas), enamorados del At San Quentin y curiosos ante el experimento el aforo rozó los topes. Cuando aparecieron protagonistas en el escenario, y vimos como iba vestido Howe, despejamos otra duda: el componente emocional estaría presente al máximo. Desde el traje de negro riguroso del cantante, pasando por la forma de coger y tocar la guitarra, o el vestido típico del Medio Oeste americano de la “sustituta” de June Carter, hasta la emisión de un vídeo a lo largo de todo el concierto con imágenes de una actuación de Cash en televisión (presumiblemente en su propio programa), todo pretendía recordar el escenario en que fue grabado el disco hace cuarenta años.

El desarrollo del concierto fue de menos a más. Con un comienzo muy dubitativo en el que se llegó a reiniciar alguna canción, un Howe Gelb un tanto inseguro con las letras, y llegando a interpretar una de las canciones estrellas de la noche, “I Walk The Line”, de una manera casi forzada, poco a poco fueron ganando seguridad hasta llegar al final de la noche habiendo elevado bastante arriba el listón. La aparición de Fernando Vacas a mitad de concierto tuvo la virtud de ayudar a centrar a la banda y a que empezaran a dar los mejores momentos de la noche. También vimos que aunque el setlist no se ajustó estrictamente al disco, Howe pronunció las mismas palabras que Cash dice a lo largo del disco, llegando el mimetismo hasta el extremo de ofrecer una segunda versión más acelerada de “San Quentin” tal y como los presos de esta famosa prisión pidieron en su día.

La gran incógnita se despejó al final de la noche cuando nos dimos cuenta que aunque no había sido una noche plenamente redonda, ya que este formato exige muchísimo trabajo a cualquier artista, nos volvimos para casa satisfechos y un tanto menos nostálgicos de un lodo que nunca conocimos. Desde luego hay una gran diferencia entre tocar e interpretar.

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