James Blake – Sala Apolo (Barcelona)

«I´m…» No hacía falta ninguna presentación porque, como si también esto pudiera controlarlo él, el cielo de Barcelona ya se había encargado de vestirse acorde con James Blake.  Acompañado de Ben Assister en la percusión, de un Rob McAndrews en la guitarra que ya había hecho acto de presencia teloneando como Airhead y de una casi nula escenogafría, el británico empezaba la noche con deleitándonos con «CMYK» y «Air & Lack Thereof», iniciadoras ambas de su carrera. Después de un sentido «I never learnt to share« se puso a un público muy dispuesto a bailar en el bolsillo con uno de sus hits, la versión del «There´s a limit to your love» de Feist.  Pero fue de la mano de «Digital Lion» que quedó demostrado que su natural tendencia hacia la electrónica de baile puede equiparar -algunos dirán superar- a sus piezas más introversivas, o al menos eso indicaban las palmadas de los allí presentes.
«I´m gonna make a…» Anunciando una parte más tranquila en su concierto se disponía a interpretar otra versión, en este caso de la histórica del folk Joni Mitchell, «A Case Of You», habiendo tocado así ya temas de cada uno de sus trabajos: extenso y variado repertorio el que interpretó. Mientras los que antes decían «superar» decían que vale, que no, que donde este músico se luce es en los tiempos de reflexión, Blake acababa de rematar esta idea con «Overgrown» y una batería de temas del álbum del mismo nombre, destacando «Life Round Here», que con su sensación de repetición se erigió en una buena muestra de cuán extensión de sí mismo son ya los loops: y es que tanto los usó -o ellos a él- durante toda la actuación que los aplausos y gritos del público capturados se confundían con sus propios samples del mismo modo en que el humo de algún cigarrillo se camuflaba con el del escenario aprovechando el posible disfraz.
«I´m gonna make a loop as predictably», reía el mismo con su segundo bis tras obsequiarnos con «The Wilhelm Scream» y firmar el álbum de algún fan afortunado. Se despojaba ahora de sus dos acompañantes y de todo, así en general, para empezar a cantar a capella «Measurements». Pronto sus propias voces y teclas se fueron añadiendo hasta levantarse y abandonar el escenario mientras un último bucle sonaba unos instantes más antes de fundirse con la noche de Apolo, que como no podía ser de otra manera volvía a empezar.
 

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