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Kings of Convenience (Noches del Botánico) Madrid 21/07/23

El viernes 21 de julio vivimos una cita inolvidable con Kings of Convenience en el escenario del Real Jardín Botánico de Alfonso XIII en Madrid. La presencia del excepcional guitarrista australiano John Butler añadió un toque especial a una noche que quedaría grabada en la memoria de todos los asistentes.

Desde el instante en que se abrieron las puertas de Las Noches del Botánico, una energía cautivadora inundó el ambiente, sumergiéndonos en una atmósfera veraniega llena de emociones. La pasión que fluía entre los músicos y el público era palpable, creando una conexión eléctrica entre todos.

La jornada comenzó con un John Butler preciso. En un espacio de apenas un metro cuadrado y rodeado de tres guitarras, un ukelele, un banjo, una armónica y un loopstation, nos deleitó con una actuación brillante. Mezcló con maestría sonidos country y twang con un rock más contundente, en ocasiones inclinándose hacia el noise. Con una actitud humilde y despreocupada, demostró por qué es uno de los guitarristas australianos más destacados en los últimos años. Su forma de tocar la guitarra fue un espectáculo que atrajo a un público entregado desde las primeras horas de la tarde. A pesar de no contar con sus dos compañeros habituales en esta gira, se apropió prácticamente de todo el repertorio del Jonh Butler Trio. El punto culminante del concierto fue cuando, durante ocho minutos, interpretó su tema «Ocean», una canción que muestra a la perfección la visión y habilidad que tiene este músico cuando esta cerca de se las cuerdas de una guitarra.

Tras la excelente actuación de Butler, apenas 15 minutos después, llegó el momento del dúo noruego. El año pasado, nuestras expectativas por el concierto de Kings Of Convenience en el Tomavistas se vieron frustradas debido a una tormenta. Sin embargo, la banda noruega nos sorprendió gratamente con su calidad humana. Aunque no pudieron reubicar el concierto, nos obsequiaron con un gesto inolvidable: un pequeño acústico improvisado en la calle, donde entonaron un par de canciones con gran entusiasmo, desatando la ilusión y la emoción de sus seguidores.

Son precisamente estos pequeños detalles, como aquel acústico en medio de la calzada, los que demuestran la grandeza de este dúo, no solo en su talento musical, sino también en su calidad como personas. La nueva oportunidad de verlos en concierto, sucedida hace unos días, era anhelada por los fans como un soplo de aire fresco en pleno julio. Al igual que en mayo del 2022, hubo dos momentos significativos que marcaron la jornada y que son una estupenda metáfora de cómo esta formación entiende la música y su manera de conectar.

El primero llegó pasadas las 23:15 cuando Erlend Øye tomó el micrófono y, con la emoción entrecortando su voz, compartió que aquel instante se contaba entre los tres mejores momentos de su vida junto a Kings of Convenience. Unos instantes después, su amigo y compañero, Eirik Glambek, miró a Erlend profundamente y asintió conmovido.

La interpretación del tema «Know How» fue verdaderamente excepcional. Fue un instante efímero, pero de esos que quedan grabados para siempre en la memoria. Mientras lo vivíamos, ya sabíamos que en el futuro nos invadiría una dulce nostalgia cada vez que recordáramos aquel momento.

La culpa de este momento especial, sin duda, la tuvo el público. Como en tantos conciertos que han ocurrido y ocurrirán, en algún momento algún cantante pedirá a los asistentes que se unan en un coro. No es algo nuevo ni innovador. En este caso, en la canción en la que colaboraron con Feist, Erlend pidió que su parte fuera cantada por el público femenino.

El resultado fue sorprendente; nunca había visto a unos espectadores que entonara tan bien. Incluso, sin exagerar, diría que la versión creada por los fans era muchísimo mejor que la original. La energía y la armonía se fusionaron de tal manera que el dúo no quería que el momento terminara, alargando la canción casi hasta los siete minutos de duración. Parecía como si esa situación hubiera sido ensayada una decena de veces. Tal y como comentó Erlend, tras los aplausos efusivos de los presentes: «situaciones como esta son las que más me gustan de la música, te pueden sorprender llevándote a lugares que antes no creías, no es como ver un DVD».

El espectáculo de una hora y media de duración estuvo repleto de emoción y contó con 18 canciones en el repertorio, incluyendo sus grandes éxitos de su nuevo disco publicado hace dos años, así como de sus anteriores trabajos. Temas como “Catholic Country”, “Mrs. Cold”, “Comb My Hair” o “Rocky Trail” resonaron en el recinto. Sin embargo, no tocaron ningún tema de su disco debut titulado Quiet is the New Loud, a pesar de las pancartas de algún fan que demandaba escuchar «Summer on The West Hill».

El otro momento destacado de la noche llegó justo en la recta final del concierto. En ese momento, el dúo se había convertido en un cuarteto con la incorporación de dos nuevos músicos, y los grandes himnos de estos noruegos estaban a punto de llegar con la presencia de Tobias Hett en la viola y Davide Bertolini en el contrabajo.

Justo en ese punto álgido, una persona del público en las primeras filas comenzó a sentirse mal. Kings Of Convenience mostró una preocupación genuina, detuvieron el concierto, hablaron con las personas que acompañaban a esa persona y pidieron al técnico de sonido que dejara los focos del escenario encendidos para estar al tanto de la situación. Afortunadamente, todo fue solo un pequeño susto, pero gestos como este, donde un grupo demuestra una verdadera preocupación por su audiencia, es lo que los hace únicos. Tras esta situación, todos juntos pudimos disfrutar de temas como “Misread”, “Fever”, “I’d Rather Dance With You” o “24-25”. Son sus acciones las que verdaderamente hacen de este dúo uno de los mejores grupos folk intimistas de las últimas dos décadas. Su música es sanadora y su actitud esperanzadora.

En los últimos días, tanto en la prensa musical especializada como en la generalista, ha sido repetida una frase: Madrid no es una ciudad para festivales. Es cierto, no vale cualquier secarral para ubicar un macro espectáculo. A los conciertos se debe ir para disfrutar, no para sufrir. En contraposición, para lo que sí está acondicionada Madrid es para ser el hogar de un ciclo de conciertos tan carismático y único como Las Noches del Botánico. Este lugar es un oasis dentro de esta ciudad. Sus conciertos, da igual el género o el estilo, ponen diariamente la banda sonora al anochecer veraniego en la capital.

Fotos: Víctor Moreno (Noches del Botánico)

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