La Habitación Roja – Sala Arena (Madrid)

¡Qué mejor manera de comenzar el concierto que deseando «Bona Nit» al respetable! Una balada (nana, incluso) en valenciano que ya apuntaba el sonido impecable que nos acompañaría durante los siguientes 90 minutos.

El inicio fue una mirada hacia atrás: «Espiral», «Largometraje» y «Sofá», tres temas muy familiares para todos los fans del grupo, algo que hizo entrar en calor a cuantos llenábamos el recinto. Entonces, llegó la maravillosa y melancólica «El Cuarto Azul», seguida de tres de las melodías más preciosas y redondas de su último trabajo: «El Hombre del Espacio Interior», «Anónimos» y «Universal».

Su directo ha ganado mucho, y la buena acústica de la sala rubricó la elección de este escenario para el concierto fin de gira de los valencianos. La voz de Jorge sigue siendo una de las mejores del panorama nacional, mientras que Pau (guitarra), José (batería), Edu (teclados) y un Mark más calmado que hace unos meses (bajo) adornan unas composiciones brillantes.

LHR bordan las canciones inmediatas -de muestra la parte central del concierto («Un Día Perfecto», «Crónico» o «Mi Habitación»)-, unos estribillos contundentes que consiguen despegar a uno del suelo más de una vez. Pero también, los desarrollos largos, preciosistas y con finales instrumentales grandiosos: la ya mencionada «El Cuarto Azul» y fundamentalmente el cierre antes del bis, los memorables diez minutos de «Los Mejores Años de Nuestra Vida» (seguramente su mejor canción).

El bis, compuesto por cinco canciones, completó la hora y media exacta de actuación. Regresaron con la emotiva «Potterville», culminada con uno de esos finales de guitarras envolventes que manejan a la perfección. Después, dos hits pasados («Eurovisión» y «Te Quiero»), la energía y contundencia de «Canción de Amor Definitiva», y como punto culminante, una de sus últimas caras-B: «Cada Uno Por su Lado», donde cada instrumento interpreta una canción ya existente del grupo, mientras que una nueva letra, tan directa como romántica, se apodera de nuestras mentes.

Un broche de oro para el punto y final de la gira de una de las bandas punteras del panorama independiente nacional. Un distintivo ganado a pulso con buenos discos y maravillosos directos como éste.

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