Los Peces de Cristina – Fnac L’Illa Diagonal (Barcelona) 19/05/17

No es que diga que Cristina es deshonesta, y es evidente que, si lo parece, no es consciente y no lo hace con premeditación ni malicia. Estoy convencida de que, en la intimidad de su casa, o cuando se marcha lejos de la misma, a otros países más o menos lejanos, para perderse, descubrirse o simplemente grabar su último álbum, Sky (que estrenamos en primicia junto con su single, “One Day”, el mes pasado), Cristina es quien es de la cabeza a los pies. Pero en cuanto Cristina se sube al escenario, ase el micrófono y se junta con sus peces, te das cuenta de cuánto engaña al público a ras de suelo.

Acompañada de banda clásica de rock en uno de los dos únicos conciertos que dará en Barcelona ésta temporada (el próximo tendrá lugar el 9 de junio en la Sala Slow de la ciudad condal), una empieza a pensar que el nombre artístico de Los Peces de Cristina se refiere más los varios animales acuáticos que le nadan por dentro de las entrañas, y no tanto a los que puedan cortejarla por fuera; la catalana va saltando graciosamente de canción en canción como una suerte de fenómeno con escamas, aletas y melena rojiza, moldeando su personalidad tonal con sutileza pero sin vergüenza, en función de lo que requiera el momento. Una seductora dulzura en la voz y en los gestos, que podría recordar a Kate Bush en versión grave, pasará a transformarse en asertividad y vehemencia si el tema a continuación requiere de una invocación instantánea a los espíritus de Grace Slick de Jefferson Airplane o Ann Wilson de los Heart.

Además de la falta de pudor a la hora de metamorfosear públicamente, Cristina tampoco tiene miedo a la mezcla, ni de estilos genéricos ni lingüísticos; Sky se compone de una combinación de letras en inglés, catalán y alguna en castellano, como «Sólo en Invierno», único título no anglosajón del disco, que recibió tal privilegio por su carácter especial, según reveló la artista.

Hacia el final del set, Cristina cede el puesto ante el teclado, que venía ocupando desde el comienzo, y se pone en pie para deleitarse a sí misma y, de paso, a la audiencia, con su expresiva capacidad gestual y la plenitud de su limpio canto. El último tema hasta lo acaba agachada, como intentando aplacar su propia fuerza. Hace bien; a Los Peces de Cristina le queda mucha tormenta perfecta por provocar, y debe dosificar su energía. No la pierdan de vista, que el mar justo empieza a agitarse…

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