Lydia Lunch & Marc Hurtado plays Suicide and Alan Vega (Sala El Sol) Madrid 25/06/24

La dupla Lydia Lunch & Marc Hurtado viene de largo. En 1999 se conocieron cuando la norteamericana colaboró con él y su hermano Eric en el álbum Re-Up de su proyecto Etant Donnés. Una década después se unió al francés en Snipper (2010), trabajo compartido con Alan Vega de Suicide. Ya en 2016 lanzaron un disco conjunto llamado My Lover The Killer, en el que Lunch hablaba de su relación con su amante/marido Johnny O’Kane (Teenage Jesus and the Jerks) quien acabó asesinando a tiros a su posterior novia. Fue en 2014 cuando Lydia Lunch se une por primera vez a Marc Hurtado reemplazando a Alan Vega, por entonces enfermo, para dar una actuación con el repertorio de Suicide. Vega fallece en 2016 y desde entonces, el dúo inicia una serie de conciertos que les traen hasta nuestros días de manera intermitente.

La experiencia en Madrid, propiciada por la siempre inquieta promotora Indypendientes resultó arrasadora. Enfrentarse al legado de Suicide no es fácil, ni ellos lo abordan desde el lado fácil. No esperen interpretaciones literales de los temas más populares de los maestros del protopunk, de hecho no esperen nada. La intensa experiencia es una hora de sintetizadores machacones, samples, cacofonías del averno y mucho reverb. El dúo reimagina el cancionero desde el lado más experimental, entre vinos y crudeza.

Hurtado escupe las programaciones y apoya con coros, ecos, golpes en los brazos y el pecho, y alaridos resonantes, lo que Lunch aborda desde sus dos micrófonos; uno en cada mano como si de una sacerdotisa a punto de oficiar un sacrificio se tratara. Las bases te golpean y chirrían en una sincronicidad resbaladiza. No sabes a lo que te estás enfrentando, pero te gusta. Intentas adivinar lo que suena, se intuye «Rocket USA», una pequeña ráfaga recuerda a «Ghost Rider», te comentan que ésta otra es «Frankie Teardrop» aunque esté bastante lejos de lo que tú conoces… Da igual, has caído hechizado en la batidora industrial de su propuesta. Un trance musical en toda regla.

Entre la canción y el spoken word, chirridos de metal y una tormenta de motorik enfermizo por el que sobrevuela el espíritu del riesgo que Alan Vega y Martin Rev promulgaron desde las trincheras. Todo un desafío, una avalancha ruidista para acompañar este fin del mundo en diferido.

Fotos Lydia Lunch & Marc Hurtado: Manuel Pinazo y Blanca Orcasitas

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