Maestro Espada (La Sala Movistar Arena – Inverfest) Madrid 05/02/25
Si tenéis la oportunidad de acudir a un concierto de Maestro Espada, no lo dudéis ni por un momento. Lo que estos dos hermanos murcianos han conseguido sobre el escenario es de un nivel superior. Su directo no es solo un concierto, es una inmersión total donde la brutalidad sonora se funde con un juego de luces y visuales que convierten cada canción en una experiencia casi hipnótica. Uno de los grupos más sorprendentes y fascinantes que he visto en los últimos años.
La Región de Murcia se ha convertido, en las últimas décadas, en un hervidero de talento musical, con una escena que ha ido evolucionando y diversificándose más allá de los nombres más visibles. En este contexto surge Maestro Espada, un proyecto que bebe de fuentes muy distintas a las habituales. Álex Juárez y Víctor Hernández, ambos hermanos, tomaron caminos separados hacia Barcelona y Madrid, pero encontraron un punto de conexión en su fascinación compartida por los cantares huertanos, las parrandas, las seguidillas o los rezos populares. Inspirados por el legado musical de su padre, Santiago Hernández, y por las raíces del pueblo de sus abuelos, decidieron reencontrarse a través de la música, trazando un camino propio que rescata los sonidos de raíz desde una perspectiva renovada.
Este resurgir de la tradición no es un fenómeno aislado. En los últimos años, muchos artistas en España han comenzado a mirar hacia atrás, redescubriendo las raíces musicales de sus pueblos y rescatando sonidos que parecían condenados al olvido. No como una mera recreación nostálgica, sino como una forma de reescribir el presente con la memoria del pasado. Maestro Espada encarna a la perfección esta revalorización de lo popular, pero sin concesiones a la postal costumbrista
Su álbum debut de título homónimo, publicado a mediados de 2024, no tardó en colarse en las listas de lo mejor del año en numerosos medios. Con la producción de Raül Refree, este primer trabajo ha sido el punto de partida de una gira que ha llevado al dúo a recorrer teatros de toda España. En Murcia, su tierra natal, ofrecieron un concierto especial en el Teatro Circo con entradas agotadas y la colaboración de Raúl Frutos (Crudo Pimento) a la batería. Apenas unos días después, llegaban los tres a Madrid para presentarse en la recién inaugurada Sala Movistar Arena, ubicada en el recinto del antiguo WiZink Center.
Nunca antes había estado en esta sala y la primera impresión fue más que positiva: una acústica impecable y una disposición que garantizaba visibilidad perfecta desde cualquier punto. En este espacio, el dúo desplegó un concierto de sesenta minutos en el que recorrieron casi toda su discografía, condensando su esencia en un directo compacto e hipnótico.
Si su álbum debut ya era un trabajo redondo, su propuesta en vivo es llevada a otra dimensión. Cada detalle estaba meticulosamente cuidado, desde la disposición de los músicos hasta el diseño lumínico, en el que los rojos, naranjas y azules envolvían el escenario con una intensidad casi cinematográfica. La atmósfera creada era tan envolvente que las figuras de Álex y Víctor emergían y desaparecían entre sombras, como si la música misma cobrara vida, trascendiendo las fronteras del espacio físico y desbordando su presencia en cada rincón del escenario.
“Qué guay que hayáis venido, la verdad”, comentaba uno de los hermanos a mitad del concierto. “Que hayáis comprado entradas para ver a dos tíos tocando dos palos tiene mérito”. Los “palos” a los que se refería eran las castañetas, el peculiar instrumento que se ha convertido en la seña de identidad de la banda: una caña de río cortada por la mitad que, junto con otros elementos de percusión, generaba una sonoridad única. Este instrumento artesanal se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la noche, aportando una textura cruda y personal que enriquecía cada tema con una intensidad singular.
Pero el concierto no solo dependía de los “palos”; también de la destreza de Álex y Víctor a la guitarra y los teclados, que no es de extrañar considerando que en los últimos años han sido la banda en directo de Guitarricadelafuente. Junto a ellos, la habilidad de Raúl Frutos (Crudo Pimento) a la batería fue crucial, aportando una base rítmica sólida que marcó el pulso del espectáculo. El uso de un platillo con una cadena encima añadió un sonido desgastado y áspero, complementando a la perfección la atmósfera general. Aunque el grupo se deja influenciar por diversas referencias, como las armonías vocales de Sufjan Stevens y Bon Iver, el ruidismo de Sonic Youth y la estética de Radiohead, su propuesta nunca cae en la imitación. Al contrario, toma estos ecos lejanos y los fusiona con su propio sello, creando un sonido auténtico y distintivo, algo verdaderamente único en el panorama musical nacional.
El setlist fue un viaje a través de su discografía, con momentos de gran intensidad. «La despedía«, con su profunda carga emocional, se convirtió en uno de los puntos más memorables de la noche, mientras que «Mayos» cerró el concierto con un final vibrante que dejó a la audiencia con ganas de más. También hubo espacio para rescatar canciones fundamentales de su carrera, como su versión de «Maquillaje» de Mecano para la serie Reina Roja y «Estrellica» para Élite, temas que les han permitido conectar con un público más amplio y consolidar su presencia en la escena musical.
El espectáculo de Maestro Espada en Madrid fue una auténtica confirmación de que estamos ante uno de los proyectos más fascinantes del panorama actual. La única pega, como mencionaron sus protagonistas, es que no pudimos hacernos con el vinilo a la salida, ya que la primera edición estaba agotada. Sin embargo, espero poder redimirme en cuanto se publique la segunda. Un espectáculo inmersivo y catártico que demuestra que la tradición está más viva que nunca, no como un fantasma mercantilizado del pasado, sino como una propuesta fresca y renovada en todos los sentidos.
Fotos Maestro Espada: Víctor Terrazas