Málaga 451: La noche de los libros 24/09/2021
La sexta edición de la noche de los libros sufrió un ligero revés en el plano musical, al verse obligada a mover el contenido musical al auditorio Edgar Neville, por la amenaza de lluvia. Pero ello no supuso ningún obstáculo para poder disfrutar de un excelente menú que aunaba pop flamante, flamenco vanguardista y rock crudo. Con artistas capaces de aportar un valor añadido a una cita que, girando en torno a la literatura, se expande abrazando diversas ramas de la cultura popular, redondeando un evento necesario y de naturaleza única en Andalucía.
Abrieron la velada los locales Buenatarde, que con su pop a veces intimista, y otras directo y pegadizo, se mostraron eficaces y adictivos gracias a sus estribillos elásticos y a un buen puñado de canciones que prometen una carrera interesante.
A continuación, Soleá Morente convenció con una personalidad arrebatadora, un talento brillante para aunar flamenco de raíces con pop melódico y memorable, cristalizado en canciones de pegada incuestionable como “Cosas Buenas”, ese derroche de ritmo que es “Baila Conmigo” o dianas infalibles como “Cariño” o “Lo Que Te Falta”. El arte que corre por sus venas se transmite puro y sincero, haciéndote sentir que estás ante algo especial. Y sin duda lo es. Su descarga de sentimiento y pasión resulta necesaria y su duende, embriagador. Recitó, bailó, transmitió y venció. Bravo por ella.
Lo de Tulsa se antojaba épico. Llegaban con su mejor obra bajo el brazo, el rotundo Ese Éxtasis (Intromúsica, 2021), y lo defendieron con una integridad y emoción apabullantes. Miren Iza demostró una vez más por qué es una de las mejores compositoras de nuestra escena en la actualidad, y sus letras siempre profundas e hirientes, se clavaron en nuestra memoria con una intensidad aplastante. Fue un concierto para recordar, capaz de helar la sangre y provocar sentimientos extremos. Como solo consiguen los grandes.
Para el final de una noche épica, quedó el divertido recital de Colectivo Da Silva, que tuvieron la difícil misión de recoger el testigo después de un recital de tal dimensión como el ofrecido por Tulsa, y se defendieron con soltura y suficiencia apoyados en su pop hedonista y despreocupado, capaz de estallar en hits destinados a la pista de baile.
(fotos: José Báez y José Megía)