Muse + Joy Formidable – Palacio de Deportes (Madrid)

Sólo dos semanas después del lanzamiento de su último trabajo, The 2nd Law (2012), el grupo Muse ha iniciado una gira europea de presentación y Madrid había tenido el privilegio de ser elegida la tercera parada de este tour y única ciudad española seleccionada para esta serie de conciertos, que los llevaran por distintas partes del viejo continente de aquí a las próximas Navidades.
El éxito estaba asegurado desde el principio pues la banda había logrado agotar las entradas meses atrás, a los pocos días de comenzar su venta y a que sus más fervientes seguidores habían tenido prioridad para hacerse con ellas, lo que unido al hecho de que las fechas anunciadas para esta gira inicial de presentación hubiesen sido muy limitadas, hizo que muchos de ellos se desplazasen desde distintos puntos de toda la geografía para poder asistir a la puesta en escena del nuevo trabajo. Lo cierto es que el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid presentaba un lleno casi total y es que la promotora había aprovechado para vender entradas hasta en ambos laterales del escenario, donde la visibilidad era algo limitada y así lo podrán ratificar el resto de compañeros de prensa, pues nos situaron a todos en uno de ellos; únicamente la parte de la grada que se situaba  a espaldas del grupo estaba completamente vacía y se disimulada con una lona negra.
Previamente a la salida del gran reclamo de la noche, el grupo Joy Formidable fue el encargado de amenizar la espera, un trío gales compuesto por una vocalista que además porta una guitarra y dos miembros masculinos que componen la sección rítmica del grupo: el bajo y la batería. Lo cierto es que fueron alternando canciones de sus dos únicos trabajos y a nivel sonoro poco se les puede echar en cara, menos aún en ganas de agradar y la mejor prueba de ello fue su impetuoso punto final, con todos los miembros del grupo dejando el resto en escena; eso sí, aunque sonaron muy bien, lo cierto es que quizás todavía no han logrado componer canciones con las que conectar con su posible público.
A continuación era el turno de los chicos de Devon, cuya salida se retrasó algunos minutos más de lo esperado, lo que impacientó a muchos espectadores, que reclamaban su salida con insistencia; pero finalmente, a las diez menos cuarto de la noche tuvo lugar la salida del trío, quienes entre el delirio general de los asistentes, comenzaron su actuación con el tema «Unsustanaible» de su último trabajo, muy apropiado para  actuar a modo de introducción, pues es un tema casi instrumental que contiene diversos efectos sonoros y las locuciones de una presentadora de televisión y que ya sirvió como ilustración sonora para el tráiler de presentación que lanzó el grupo con motivo del anuncio de la salida de su último disco. A continuación fue el turno de «Supremacy», el tema que abre The 2nd Law y que alterna lirismo con potencia sonora, pero por si acaso había algún fan desencantado que no hubiese logrado conectar con su propuesta, el grupo decidió despejar cualquier duda desde casi el inicio, recurriendo a un antiguo éxito para borrar cualquier signo de indecisión: sonó «Hysteria» y todos vibramos al son de esta vieja gran canción ante la que es difícil no sucumbir, por muchos prejuicios que tengas de la última etapa de sus discos.

Tras ello, y con la mayor parte de la gente ya en el bolsillo, fue el momento de comenzar a desvelar  el principal elemento entorno al que gira el espectáculo de esta gira: una serie de estructuras cuadrangulares concéntricas totalmente cubiertas de pantallas y que en función de su desplazamiento con un sistema de poleas, son capaces de conformar distintas estructuras piramidales en las que se reproducen animaciones e imágenes durante la mayor parte del espectáculo. En ese momento, ya podía comenzar el show (nunca mejor dicho) en todo su esplendor,  y que mejor que elegir un par de singles de sus dos últimos trabajos, como «Supermassive Black Hole» y «Resistance», para terminar de caldear el ambiente antes de comenzar a desgranar algunos de los temas de su último disco, que personalmente me sonaron algo asépticos y lineales, pero que inteligentemente fueron aderezando con alguna inesperada sorpresa como el tema «Falling down» de su álbum de debut, aquel exitoso Showbiz (1999) y viejos éxitos como «Time is running out», con el que lograr que todos los allí presentes volviésemos a tomarle el pulso a su actuación, tras algunas novedades. Destacar que en este tramo de la actuación, concretamente durante la interpretación del tema «Panic station», el cantante Matthew Bellamy sufrió una caída mientras se desplazaba por el escenario armado con su guitarra e iba a subir una de las dos escaleras laterales, incidente que trató de disimular terminando de arrojarse al suelo de rodillas y poniéndose en pie como si nada hubiese pasado, cual profesional especialista.

Cuando era el turno para la interpretación de «Liquid state», uno de los dos temas de su último trabajo en los que el bajista Chris Wolstenholme se ha animado a dar sus primeros pasos como cantante, fue el momento apropiado para quien habitualmente canta la mayor parte de las canciones, aprovechase para darse una vuelta por los laterales del escenario, y es que era necesario contentar a todos aquellos que desde cuyos asientos, no tenían demasiada visibilidad del escenario completo. A continuación, era el turno de «Madness», single de su último trabajo y para cuya interpretación inicial frente a una cámara que lo enfocaba en primer plano, el cantante Matthew Bellamy recurrió a ponerse unas gafas de sol al más puro estilo de Bono en Zooropa o de los reporteros del famoso programa Caiga Quien Caiga: ¿copia u homenaje al líder del grupo irlandés?
Aunque en realidad, fue al son de «Undisclosed desires», cuando tuvo lugar el momento de mayor lucimiento personal: nueva «vuelta al ruedo» para satisfacción de quienes estaban situados en torno al escenario en sus laterales y posterior descenso al foso para acercarse a todos los presentes en las primeras filas, dándose el autentico «baño de masas» de la noche, previo al éxtasis general que se alcanzó con la  interpretación de «Plug in baby» y es que lo cierto es que a lo largo de todo el concierto, pudo apreciarse claramente como la gente realmente vibró con los viejos guitarreros singles y no tanto con las nuevas canciones de aire sintético, como por otra parte era de esperar. A continuación, el espectáculo se apoyó en una animación visual que simulaba una ruleta de casino en la que dos canciones eran las posibles opciones para ser tocadas: «Stockholm syndrome» y «New Born», siendo supuestamente «elegida al azar» la segunda de ellas aunque ya estuviese determinado desde el primer momento, según el setlist que nos habían entregado la organización, previamente a la prensa.
Ya en el tramo final del concierto, sonó el tema instrumental del últimos disco «Isolated system», mientras el grupo al completo era englobado por la estructura luminosa piramidal y continuaba tocando en su interior, a la par que se visualizaban otras imágenes de algunos de los videos comerciales elaborados para el grupo; a continuación, todos los miembros salieron de su enclaustramiento y comenzó una rompedora  fase final con «Uprising» y «Knights of Cydonia», única canción durante toda la noche, que el grupo interpretó englobado bajo una densa cortina de humo.
Para los bises se dejaron la magnífica «Starlight» y «Survival», canción oficial de las pasadas Olimpiadas de Londres 2012 y que supuso la despedida del grupo con chorros de humo surgiendo en varios puntos del frontal del escenario. Destacar el hecho de que Dominic Howard, batería del grupo, tocó todo el concierto embutido en un ajustado mono rojo con alguna gran franja vertical negra pero para la interpretación de los bises, salió vistiendo una camiseta de la Selección Española de futbol, con la inscripción «DOM» en mayúsculas y negro sobre el pecho, para después arrojarla al público en su despedida del escenario, tras casi dos horas de concierto.
Lo cierto es que Muse, aunque lleven más de un lustro discográficamente «a la deriva», sin rumbo fijo y tocando todos los «palos» que se les antojan, es imposible que defrauden en directo: en primer lugar por las grandes canciones que atesoran en su repertorio, en segundo lugar gracias al buen hacer de sus componentes y en especial al virtuosismo de su líder a los mandos de su guitarra; y en tercer lugar, merced al llamativo espectáculo visual, que los acompaña. Lo cual no quita, que quienes realmente amen la música, puedan sentir que sus conciertos han dejado de ser conciertos de música para pasar a ser espectáculos artísticos multidisciplinares, con los que tratar de marcar época.

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