Nuu – La Pedrera (Barcelona) 23/03/17

Las etiquetas son tan circunstancialmente útiles como inútiles en sí mismas, parecidas a un palo de escoba o a lo que popularmente se conoce como males necesarios. Cuando se quiere ir a tal concierto y necesita una anticiparse a si le va a gustar o no, pide explicaciones, lo consulta con un amigo o con Bandcamp, Pitchfork. Se plantea cuestiones de primero de existencialismo, del tipo de dónde vienen, hacia dónde van, cuánto cuesta la entrada o si citan a U2 entre sus referentes (en ese caso no pueden ser reales). Comienza a leer y el palabro salvaje aparece, «indietrónica»; la mente se nubla y una pereza con sudores fríos paraliza el cuerpo en plan por favor, no, tengo mujer e hijos.

No hay bolo más caro que aquel al que nunca se llega a ir por culpa del pánico súbito a una etiqueta ditirámbica. La próxima vez que te pregunten de qué va ésta banda que toca mañana, no digas que de blues del desierto de Mauritania con influencias de Chimo Bayo al estilo Bakersfield. Cállate y para de ser cansino y dile que vaya y ya está. Porque si llego a buscarlos en Google previamente, seguro que no voy a ver a Nuu ni porque tocaran bajo una estructura tan venerable como la de La Pedrera, ni de broma, seguro. “Pop electrónico”, “ambient”, cállate y ve y los escuchas, hombre.

En el marco del proyecto La Pedrera ArtLab y literalmente respaldados por las espaldas por los alumnos de la escuela de fotografía IDEP, a éste dúo barcelonés formado por la también actriz Aida Oset y el músico entre otras cosas Guillem Llotje no nos lo merecemos; en algún lugar entre la matemática fina de Pantha du Prince y los masajes mecanográficos de Trentemøller se perdió Nuu de camino a cualquier fiesta química en un piso guarro compartido por 7 personas a las 2 de la mañana en Berlín. Estaban presentando Gloom, su último largo, combinado con recuerdos de un primer EP homónimo. Oset dijo toda humilde nada más comenzar que no se esperaban a “tanta gente”, y sabe mal que piense así porque deberían esperarse a mucha más; al virar más hacia el lado de la vertiente ambient se tornan un tanto inescrutables, eso es cierto. Pero en el momento en el que se ponen serios con el big beat y la electrónica de bajas pasiones y frecuencias, logran despertar algún escalofrío y separar cuerpo y alma momentánea.

En casi cualquier otro país de la Europa que no come ajo, Nuu sería lo más sonado en todas las fiestas ilegales. En cambio en España, bueno, todavía estamos intentando digerir a Triana y el “Blue Monday” de New Order nos suena a futurista de papel de plata, así que quizás sí había que darse con un canto en los dientes, quizás sí les fueron a ver más gente de la que cabía esperar.

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