Sempre eterno: Franco Battiato en 10 momentos
Franco Battiato trascendió todo. O casi todo. Su figura fue, y es, un referente para varias generaciones de mediterráneos de vimos en su figura un último halo de esperanza que pudiera salvar la sociedad a través del pensamiento y de la creatividad artística. Filósofo más que nada, porque todo lo que hacía lo impregnaba del viejo sistema del raciocinio, al insigne siciliano se le reconoce como una de las influencias más claras en la renovación de las artes y, por supuesto, de la música popular europea.
A ella incorporaba todo lo que vivía, aprendía y procesaba, con un trasfondo de acompañamiento que oscilaba entre los sonidos más propios de lo progresivo, de la nueva ola o de aquellos que señalaban directamente a esa impronta norteafricana de la que se enamoró. Sus coqueteos con varios estilos musicales definidos resultaron en auténticas obras de arte que, como él, trascendieron fronteras y espíritus. Hoy, en su partida, homenajeamos al ilustre siciliano recordando diez momentos de su vida musical.
Progresión y experimentación
Durante los años sesenta y primeros setenta, Il Maestro se mete de lleno en la libertad experimental propia del inquieto. En 1972, tras algunos lanzamientos, Battiato propone seguir jugando con la música electrónica en el rock progresivo lanzando Fetus, un álbum cuya portada fue censurada y que proponía un recorrido por una instrumentación de carácter experimental y una presencia vocal que se consolidaría como una de las señas de identidad más claras a lo largo de su carrera.
Intonarumori
La manipulación de sonidos había sido parte indivisible de la más pura tradición vanguardista italiana. Desde principios de siglo, muchos autores investigaron el poder las ondas y las interferencias como parte de la nueva música. Battiato, a quien no se le puede negar la vocación de la búsqueda incesante de lo nuevo, introdujo esa inquietud ruidista en lo progresivo y, sobre todo, en lo electrónico. Esta breve y rara pieza, grabada en 1973 en el Festival Re Nudo, es un testimonio de aquellas incursiones.
Non sopporto la new wave italiana
A finales de los años 70, Battiato se embarca en su aventura con EMI, coqueteando más con el pop y, sobre todo, con una incipiente nueva ola italiana que le daría alguno de sus mayores éxitos. Tras la publicación de L’era del cinghiale bianco (1979) y Patriots (1980), en 1981 se publica en Italia La voce del padrone, con temas eternos como “Centro di gravità permanente” o “Bandera bianca”, y se convierte en el primer álbum italiano en superar el millón de copias vendidas.
Voglio vederti danzare
En 1982, todavía con la inercia del éxito de La voce del padrone, publica L’arca di Noè, el que es para muchos un punto de inflexión en su carrera. A él le debemos la que, probablemente, sea su canción más celebrada. “Voglio vederti danzare” incorporaba elementos de música étnica en su concepción sonora, pero también en la letra, onírica y surrealista, en la que se aludía a evocaciones balcánicas, norirlandesas, austriacas e italianas, entremezcladas con una buena dosis etnográfica zíngara, africana o indonesia.
Eurovisión
En 1984, Battiato, acompañado por la joven cantante Alice, representan a Italia en Eurovisión. Su intervención con la interpretación de “Treni Di Tozeur”, que aludía de nuevo al norte de África, fue un hito en el imaginario italiano, que vio como dos de sus principales baluartes de la música contemporánea popular fueron relegados a una quizá inmerecida quinta posición. De nada sirvieron los doce puntos españoles, aunque siempre nos quedaremos con el regalo a los oídos que es esta maravilla.
Ecos de danzas sufí y Nómadas: el castellano como segundo idioma
1985 vería cómo Battiato comienza a publicar en castellano, ampliando el mercado mediterráneo con el lanzamiento de Ecos de danzas sufí, un elepé que contenía versiones en español de algunos temas anteriores. Esa sana costumbre de acercarse a través del idioma al primo latino fue la responsable de que pudiéramos disfrutar plenamente de sus letras concienzudas (“Nómadas”) o de la explosión surrealista de “Quiero verte danzar”. La promoción de esos álbumes le llevó a los platós de TVE a mediados de los 80, donde unos jovencísimos Lydia Bosch y Toni Cantó presentaron, en 1987, al genio italiano. De ahí vendría la enorme parodia de Martes y Trece, trampolín definitivo para ponerle en órbita en nuestro país.
Bagdad, 1992
Todavía con las bombas resonando en la memoria de Iraq, Battiato ofreció un recital en Bagdad como apoyo a un pueblo que llevaba sufriendo demasiado tiempo. El concierto, orquestado, contiene bellísimas piezas, algunas de ellas interpretadas en árabe, un idioma que llevaba tiempo embrujando a Il Maestro. Sin embargo, no todos vieron bien esta acción, y algunos (pocos) la criticaron de oportunista. Quizá no supiesen que todo lo recaudado se destinó a un hospital en Basora, y para la memoria quedará su coraje y compromiso.
Coreografía y artes marciales
El Festival de San Remo de 1999 contó con una especialísima actuación de Battiato. El siciliano interpretó “Shock In My Town” e “Il mantello e la spiga”, pero, por encima de su gran presencia en el escenario, sobresalió la coordinación sonora y visual con la coreografía realizada para la ocasión por la escuela de Li Rong Mei, un gurú de las artes marciales y la filosofía oriental, áreas del conocimiento a las que Battiato tampoco pudo contenerse.
Perdutoamor, su debut cinematográfico
En 2003, Battiato se lanza al cine, uno de los pocos campos artísticos que le quedaban por explorar. Perdutoamor fue reconocida por el público y la crítica italiana, y su banda sonora fue supervisada por el siciliano. En ella convergían grandes temas de los años sesenta y setenta, además de canciones populares. Battiato se reservó para sí una deliciosa interpretación del “Perduto amore” de Salvatore Adamo, además de interpretar a Richard Strauss, reinventar a la mística alemana Hildegard von Bingen e incorporar a la banda sonora “Estratti”, un tema de su Campi magnetici (2000).
Ciao, Spagna.
Su despedida de España fue en 2017, en una gira que le llevó por medio país la segunda quincena de julio. Aquella experiencia le llevó a auditorios y selectos festivales donde repasó su extensísima carrera frente a un público entregado. De aquella gira rescatamos tres minutos del recital del Pirineos Sur, representante extensible por su calidad y cercanía de todos los conciertos de la que sería su última presencia en España. Aunque nunca quisimos que así fuera, aquel momento y sin saberlo, fue la hora de decir ciao e grazie per tutto al maestro siciliano.
Bonito homenaje, muy completo
Muy bonito
enorme artista , impresionante persona.
Battiato no quedó penultimo en Eurovision, quedó quinto. Penultimo fue el lugar en que actuaron.