Simple Minds – 5×5 Live (Virgin Records)

Hace aproximadamente un año que los escoceses Simple Minds se dieron cuenta de lo que muchos ya sabíamos: sus cinco primeros discos, los que van de 1979 a 1982, suponen su gran aportación a la música moderna, mucho más allá de los discos para estadios que facturaron a partir de 1985; los cuales, por otra parte, les condenaron a ser un grupo odiado por muchos.

Un servidor comenzó a interesante por la faceta más experimental de Simple Minds gracias a uno de aquellos fantásticos posts «repasa-carreras» que pueblan el foro de Muzikalia: Simple Minds, ¿grupo más infravalorado de la historia?. Gracias a esto me di cuenta de que ese grupo pasado de moda y deudor de los peores tics rockeros de los 80 guardaba un hermoso secreto en forma de cinco discos que encerraban una de las propuestas más imaginativas, innovadoras y arriesgadas de la época post-punk.

Sería injusto por otra parte denostar toda la carrera posterior de Simple Minds, algunas canciones, y especialmente sus tres discos de la pasada década demuestran que son una banda que siempre ha sabido hacer cosas buenas y que si no las ha hecho ha sido simplemente porque no ha querido. Dejando esto claro, éramos muchos los que soñábamos con un reconocimiento, por parte de sus propios autores, a su etapa más experimental e interesante, y este llegó con el lanzamiento, a principios de 2012, de una caja que contenía Life in a day (1979), Real to Real (1979), Empires and Dance (1980), Sons of Fascination/Sister´s Felling Call (1981) y New Gold Dream (1982), consistiendo su promoción en un interesante tour centrado en rescatar cinco canciones (serían más por concierto) de estos cinco discos y que ahora nos llega en formato físico.

Resulta curioso comprobar como los temas más antiguos y por lo tanto menos trillados en directo suenan potentes y muy fieles a sus versiones de estudio, siendo las canciones de New Gold Dream (el disco más celebrado de los cinco y por tanto el que contiene más temas del repertorio habitual de los escoceses) las que se ven más lastradas por esos tics de grupo para estadios y para nostálgicos.

En este sentido, la ausencia de Brian McGee (batería), Mick McNeill (teclados) y especialmente del genial Derek Forbes (bajo), responsables en gran medida del sonido introspectivo de aquellos primeros Simple Minds, no parece dejarse notar, y tanto Jim Kerr como Charlie Burchill, así como sus compañeros actuales, el no menos conocido Mel Gaynor, Andy Gillispie y Ged Grimes, consiguen recrear los ambientes que nos legaron aquellos fantásticos trabajos. Así, prácticamente el primer cd al completo supone una orgía de intricadas líneas de bajo, teclados glaciales, tambores marciales e incómodos riffs de guitarra como perfecto complemento a un Jim Kerr que declama, grita e interpreta con pasión unas letras que capturan perfectamente la atmósfera de aquellos años. Destacables sobre el conjunto son las canciones extraídas de Empires and Dance, que suponen el grueso de esta primera parte de concierto y que nos llevan de viaje a través de una Europa dividida («I Travel», «Celebrate») y que muestran las aristas y recovecos de la música característica de una época irrepetible («Today I Died Again», «This Fear of Gods» o la impactante interpretación de «Thirty Frames a Second»). Destacables también son las dos piezas finales de New Gold Dream, las densas e imponentes «King is White and in the Crowd» y «Hunter and the Hunted», la inmortal «Lovesong» o la pieza más interesante del debut de la banda, «Pleasantly Disturbed».

La segunda parte del concierto supone un acercamiento a los temas más conocidos de aquella época, lo que conlleva la aparición de unas ligeramente descafeinadas «Promised You a Miracle» y «Glittering Prize», unas emocionantes (a pesar de estar un poco «trilladas») «Someone Somewhere in Summertime» y «New Gold Dream» y otra ristra de sorpresas en forma de canciones menos conocidas: «70 Cities as Love Brings the Fall» (estropeada al final por un Kerr que comienza a recitar nombres de ciudades italianas), «Changeling», «Factory», «Big Sleep» (tal vez la mejor adaptación de una canción de New Gold Dream a este directo), el inmenso instrumental que es «Theme for Great Cities» y las no menos inmensas y festivas «Someone» y «Chelsea Girl». Un tanto decepcionante supone comprobar, por último, como las canciones de Sons and Fascination/Sister´s Felling Call, a pesar de ser absolutamente originales e imaginativas, se encuentran con una interpretación algo plana con respecto a las del primer cd. Este es el caso de «The American», «Sons and Fascination», «Sweat in Bullet» y una de mis favoritas, «In Trance as Mission» en la que sí parece notarse la ausencia de Derek Forbes al bajo.

En definitiva, a pesar de ciertos aspectos inherentes a esta banda y que todos sabíamos que iban a estar presentes, la colección es altamente recomendable para fans de la banda y puede suponer una sorpresa para todos aquellas que creían que Simple Minds se quedaban en «Don´t You» (por cierto, que adore la primera etapa del grupo de Glasgow no es óbice para declararme admirador de esta canción), «Alive and Kicking» o «Belfast Child». A estos últimos, queridos indies y modernos, es cierto que a estas alturas el nombre de Simple Minds puede ser lo más cercano a lo «anti-cool» en el mundo de la música, pero tal vez por ello son tan interesantes y reivindicables estas primeras e inmortales canciones. No dejéis pasar la ocasión de conocerlas.

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