Standstill

En general se tiende a lo inmediato, a lo superficial, a lo cool, a lo frívolo, a asociar la música con lo juvenil en el peor sentido de la palabra, a poner la música en el lado del ocio y no de la cultura


 
Entrevistamos a Standstill con motivo del concierto que preparaban para el 24 de abril en el Auditori de Barcelona, una edición especial de su espectáculo Cenit acompañados de coral. De la escena hardcore al indie rock a ese género en sí mismo que constituye Adelante Bonaparte, volvieron con su nuevo trabajo Dentro de la luz en junio del 2013. Se niegan a cualquier encasillamiento defendiendo su presencia en cada disco y a ser representantes de nada más allá de su -genial- música.
 
«Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo«. Esta es la definición que da la RAE a «cenit». ¿Hay algo de consciencia de apogeo del grupo detrás de vuestra última creación? ¿Este giro ya estaba marcado en el camino o ha sido una reacción al éxito de Adelante Bonaparte?
 
Por suerte o por desgracia siempre hemos tenido la sensación de ir llegando poco a poco cada vez mas lejos, algo así como mas arriba, y a la vez sintiendo que todo lo logrado (ya de por si relativo) en realidad no sirve nunca de nada, y que hay que partir de cero siempre de nuevo. Forma parte de este misterio y de las ganas de seguir con todo esto.
 
Supongo que le pasa a todo el mundo, aunque quizás en nuestro caso, donde estilísticamente en cada disco buscamos abiertamente un sonido nuevo, es una sensación más flagrante aún. En cualquier caso nunca he sentido en lo profesional la sensación de haber llegado a lo mas alto de nada. Solo un megalómano sin amigos puede pensar eso en serio.
 
Apogeo o no, Dentro de la luz es un álbum de culminaciones: estética -dorados, arte medieval-, temática -la familia, el amor en su más amplio sentido- y hasta espiritual por mucho que asuste el término -si decimos que se trata de una obra de introspección seremos como mínimo los vigésimos en hacerlo-. Y, aún así, al escucharlo da impresión de sencillez, de «esencia». ¿Pasa la expresión de lo grande necesariamente por esta reducción a lo puro?
 
Tengo la vaga sensación de -y de hecho inconscientemente pretendo- culminar, tanto en la forma como en el contenido, lo que soy-somos en cada momento con cada disco. Siempre digo lo mismo pero es que es un poco la clave. Conseguirlo, efectivamente, es una ilusión más que otra cosa, y además al día siguiente de sacar un disco o un espectáculo la vida sigue, y rápidamente uno siente en las entrañas que todo eso ha pasado ya a la historia.
 
Por ejemplo, cuando acabamos Bonaparte, con esa definición casi cerrada del amor y la familia, mas bien recelosa y resignada con el mundo, y con esa estética musical tan abierta y diferenciada para cada ep y canción, tenía la sensación de que no podía ir mas lejos… Pero muy poco después se me desmorona el equilibrio vital y sentimental que sostenía, empiezo a entender que era solo una construcción autocomplaciente y heredada -bastante conservadora por cierto-, me enamoro locamente de alguien, vuelvo a nacer y redescubrir como un niño el día a día, el amor y la familia a otro nivel, y me apetece encontrar una única estética, solemne y compacta, que transmita eso y pueda representar las inquietudes estilísticas de Standstill en el 2013…
 
Es decir, casi todo lo contrario. Y seguro que no lo he logrado. En cualquier caso, ahora, casi un año después, ya asoman nuevas cosas.
 
Y, por otra parte, ¿pasa la expresión de la modernidad por una exploración de los orígenes? Porque, además de El Jardín de las Delicias contrapuesto a modelos 3d en el vídeo de Pequeño Pájaro, hay también una aparente tendencia hacia lo primitivo, lo ancestral, por lo que a sonido respecta.
 
Nunca me atrevería a hablar en nombre de la modernidad… Y las vanguardias, en cualquier caso, ya hace tiempo tuvieron que acudir a los orígenes. Pero lo post-moderno que resultó de ellas parece que no sabe hacer otra cosa mas que vender y vender humo. Solo hay que poner la tele. Es una deriva total.
 
La Historia ha sido tan cruel que no creemos en el dios que nos vendieron ni tampoco en el hombre que tenia que hacerse cargo de sí mismo, y solo nos conformamos con distraernos y olvidarnos de nosotros mismos… y cuando nos acordamos de quién somos ha de ser alimentando fútilmente nuestro ego con la fantasía pajillera de nuestro perfil de facebook o con frases para camelar así en abstracto en twitter. Nuestras necesidades de certeza y de amor se pretenden saciar con sucedáneos, con productos comerciables pensados muy a la baja; pensados para que queramos mas y no para saciarnos. Todo el mundo lo sabe y eso lo hace aun mas terrible… Bah, disculpa, sin duda es un tema demasiado complicado para tratar aquí.
 
En cualquier caso, lo que es cierto es que nuestro sonido ha buscado en Dentro de la luz lo ancestral; el tono sacro, litúrgico y de ritual ha sido bastante premeditado. Nos era exótico y atractivo, y a la vez parecía que encajaba con el tema y tono. De las pinturas pre-renacentistas que hemos usado en el diseño y en Cénit lo que nos interesaba era ese velo de espiritualidad en el sentido mas amplio de la palabra, de humildad del hombre previo a la soberbia de lo racional y lo materialista. De El Bosco y de Brueghel, por ejemplo, también esa visión cruda, profunda y atemporal, crítica con la sociedad y en el fondo compasiva con el hombre.
 
En Cénit, los cuadros que usamos en «Si vieras» o «Vuela, extranjero«, son un ejemplo. No sé, hablábamos de buscar la esencia: y la esencia parece que nos llevó a intuir que -se venda como se venda en cada época- el amor (no solo el de pareja) es el único camino que trasciende y contraresta a la contrareloj del tiempo, al asfixiante vacío de la materia… Es el único que lleva a vencer el miedo a lo desconocido, a evidenciar la miopía del egoísmo, a tumbar ese orgullo que impide nuestro crecimiento personal etc… Qué lastima que las religiones hayan capitalizado ese potencial y hayan oscurecido y pervertido una vez tras otra algo tan bonito y claro.
 

 
Uno de los mejores ejemplos de este concepto de «esencia» que comentábamos es la poca pero llena letra de Me gusta tanto. «Me gusta tanto ir de tu mano«. ¿Existe el miedo a lo cursi a la hora de componer?
 
Una canción así sale del corazón y por suerte no me planteo esas cosas. Además creo que he sido ya suficientemente dark todos estos años como para poder permitírmelo si así me sale, jaja.
 
Todavía resuenan en nuestras cabezas las risas infantiles de las tiernas Hombre Araña o Cosquillas No, pero en esta ocasión la familia cobra más fuerza. Todo el mundo canta sobre el amor, pero muy pocos sobre este tipo. ¿Porqué creéis que la familia es un tema tan relativamente escaso en la música actual?
 
Hombre, creo que en general se tiende a lo inmediato, a lo superficial, a lo cool, a lo frívolo, a asociar la música con lo juvenil en el peor sentido de la palabra, a poner la música en el lado del ocio y no de la cultura, a poner la cultura del lado del mercado etc etc. Aún así, afortunadamente, siempre habrá artistas que conecten profundamente con la gente, supongo que porque siguen ligando su obra a sus inquietudes mas sinceras.  Y eso el público siempre lo reconocerá porque lo necesita.
 
Incluso con la ternura que citábamos, y tratándose de un disco sobre felicidad, un halo de oscuridad sigue estando presente a lo largo de todos los temas. ¿Esa sensación, «las sombras que están al acecho»,  vienen del Conjuro de los tiempos del que habláis -el miedo como instrumento de dominación no tan medieval; el conservadurismo- y por tanto del exterior, o de una asimilación pesimista de esta felicidad como breve y, por tanto, del mismo interior del hombre?
 
Creo que desde el poder, ahora y siempre, interesa que la gente no conozca y no ahonde en la tremenda potencialidad cada persona. Siempre ha interesado tener a la gente desinformada, atemorizada, insegura y haciendo en cada momento lo que interesa desde arriba, haciéndoles pensar que así por lo menos tienen algo seguro, y alimentando en todo momento el miedo a «lo otro». Y lo que es peor aún: a menudo los de arriba también son muy ignorantes; no saben el papel que juegan en ese sentido, y simplemente perpetúan una situación de privilegio que viene de muy lejos.
 
Es una situación que creo que afecta a todos los campos de la vida; obviamente en el laboral, pero también hay una relación con lo sentimental y con la concepción de familia. El disco es un duro y tortuoso camino para entender y reconocer las trampas en las que ha caído uno en ese sentido. Pero la recompensa es una vida mejor de lo que era; mas plena y mas libre. Y sobretodo un enfoque de la vida en positivo y no en negativo. El salto es sustancial en este proceso. Y ya que tú lo citas, las sombras estaban al acecho antes. El disco resuelve de otra manera. Ahora las sombras ya no estan fuera y uno sabe que simplemente son los miedos a enfrentarse con lo propio y sus errores. Y depende ya de la valentía y orgullo de cada uno.
 
Un sitio nuevo es el mejor de los epílogos posibles. El día en que muráis, sonarán dentro de vosotros las canciones de Standstill o las de Queen u otros que os han acompañado en la vida? ¿Grupo y recorrido personal son escindibles o se han fusionado?
 
Hombre, no me gusta oír mis propias canciones pero ese día supongo que alguna de Standstill sonará, no?  Si no es que he hecho muy mal lo que pretendia, jaja. Bueno, quien sabe…
 
El público es importante para cualquier músico, pero en vuestro caso esto va un paso más allá desde el momento en que tomáis la decisión de financiar un álbum con crowdfunding. ¿Qué tipo de escucha os gusta más pensar que recibís: la gente tambaleándose en un concierto, los que están allí pero no se mueven, aparecer en una lista de reproducción en un portátil en casa, acompañar estos momentos de coche de Un sitio nuevo, unos auriculares en un tren…? ¿Como imagináis a vuestro público ideal?
 
Sin duda el crowdufunding no ha unido, más si cabe, a nuestro público. La relación siempre ha sido horizontal y de recíproca confianza, y que eso llegue a la financiación es llevarlo aún un paso más lejos. Por otro lado creo que una misma persona puede saltar, cantar y dejarse llevar por la catarsis colectiva en un concierto sin reflexionar demasiado, y en otro momento pararse a escuchar y conectar con todo lo que se intenta transmitir.
 
Las dos cosas son positivas y necesarias, pienso. Y es un reto para un artista ser capaz de ofrecer las dos cosas. Lo que menos me interesa, desde luego, es sonar de música de fondo. Supongo que por eso nos resistimos a hacer canciones contagiosas y con solo «limoná».
 
Y, para terminar, tocáis en el Auditori el día después de Sant Jordi. ¿En qué grado influye Barcelona en vuestra creación? Parece que una canción de Standstill se entendería en cualquier sitio. ¿Tendís más hacia lo universal que hacia lo local?
 
Creo que el concierto del Auditori es uno de los mas importantes de nuestra carrera. De los que nos acordaremos cuando pase el tiempo. La sala grande del Auditori es un marco nuevo y estimulante, pero sobretodo, entendemos que será una ocasión irrepetible que creo que culminará (hasta la fecha) nuestro lenguaje de directo, escénica y musicalmente hablando. La incorporación de una coral a Cénit es algo que nos gustaría poder haber hecho en toda la gira y que por razones logísticas y económicas obvias es inviable… No obstante, así es la expresión de Standstill con este proyecto y quizás la cosa más completa que hayamos hecho nunca. Será un día especial para nosotros, y espero que también para el público.
 
Respecto al debate local-universal, creo que un buen artista tiende a ser universal, pero para hacerlo necesita de su propio bagaje, su contexto, su cultura e influencias específicas. Por eso no creo que exista un lenguaje universal; cuanto más adentro llegues de ti y más diferente seas al resto, mas verdad habrá y mas universal serás.
 

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