Swans – The Beggar (Mute / Young God Records)
Para empezar, tenemos que trazar los orígenes de este The Beggar en la pandemia. Como casi todo. Con las cancelaciones de giras y demás problemas que ya conocemos, Michael Gira se dispuso a rentabilizar de manera creativa esos ratos. Se lanzó a trazar acústicamente sus creaciones y decidió, de paso, dar forma al que es el decimosexto álbum de la banda. De aquellos polvos, materializados en aquel Is There Really a Mind? (Young God, 2022), estos lodos, y nunca mejor dicho.
Siendo ya sabedores de que aquel extraño lanzamiento era el esqueleto de este The Beggar, canción por canción, ya se puede afirmar que pareciera que Swans (ampliemos a la banda) se sienten cómodos transitando lentamente en cada lanzamiento entre esa magnética marca de la casa, creada con acordes constantes y repetitivos, a los que se le suma el efecto hipnótico de la voz del angelino, y nuevos horizontes, aunque no necesariamente muy lejanos.
Si bien este álbum es una versión reforzada y adulta de ese material previo al que me refería, el resultado abrasivo fruto de la fuerza de la carne que se crea sobre el esqueleto acerca al oyente a una banda que, de nuevo, gira en torno a una falsa tranquilidad progresiva, circular, asfixiante y llena de matices (“Ebbing”, “The Parasite”), que llevará inexcusablemente a esa sensación de pérdida de noción del tiempo tan habitual en ellos.
Familiar y pieza fundamental es también la opresión lírica, esa misma en la que Gira es un maestro, rozando (o penetrando) en esos temas de tinte obsceno tan poco políticamente correctos como quizá necesarios (“Michael is Done”) para reafirmar una libertad creativa tan al límite como la del vocalista (“Paradise Is Mine”, “The Beggar”). Porque también su manera de expresarse sigue siendo fundamental, tanto en esa cuestión lírica que apunto como en la vocal, dirigiendo los instintos de manera magistral (“The Memorious”).
En este elepé puede escucharse también un acercamiento en algunos cortes a una nueva oscuridad, otra más, en Swans, algo más cercana a la conjunción de la tradición musical del southern gothic (“Los Angeles: City of Death”) con ese marco amplio que es la americana (“No More of This”). Pongamos ambos temas como ejemplo del deambular por ese espacio, de esa construcción estilística sin constricciones y permeable, aunque, precisamente por ello, no podríamos decir a ciencia cierta si es mayor el aporte de la banda a ese espectro o es al revés.
Es igual; las posibilidades de que ambas sean ciertas no modifican ese transitar que es arriesgado en cuanto a la resistencia mental a la espiral en la que se convierte The Beggar, pero a estas alturas del cuento nadie negará que, precisamente, es ese estado de seminconsciencia y boceto de mareo lo que tanto nos gusta de Swans y que aquí mantiene con creces su legendaria llamada a la náusea bienhallada.
Un poco aburrido