The Big Head Troubled Boy

Tenía ganas de hacer ruido, de distorsión y de gritar en mi nuevo disco

Mia Salazar ha publicado recientemente con su grupo The Big Head Troubled Boy su tercer disco: Yellow (San Antonio). 

Más eléctrico que sus dos trabajos anteriores Broken (2009) y San Antonio (2012), Mia Salazar ha puesto encima de la mesa lo que quería musicalmente, lo que la representa en estos momentos y lo defiende convencida de que está por el camino en que quiere estar: «Tenía ganas de hacer ruido, de distorsión y de pedales».
 
Definiste tu nuevo disco como más eléctrico, ¿ésta es la característica principal de Yellow?
 
El sonido ha cambiado mucho. Antes iba con la guitarra acústica y trabajaba con un trío de jazz y ahora he agarrado la guitarra eléctrica y me he producido a mi misma (junto a Alberto Pérez). Quería hacer un disco que sonara a mí. El primer y el segundo los hice en Londres y no estaba en el proceso de producción, pero ahora lo grabamos en Barcelona y fue distinto. Tenía ganas de hacer ruido, de distorsión y de pedales. La música que más escucho es ruidosa como la de Kurt Cobain, Radiohead, Pavement o Pixies. Mi ilusión de toda la vida era sonar como los discos de Pixies. ¿Por qué mis anteriores discos suenan a musiquita ambiental? (se ríe)
 
¿Te costó encontrar tu sonido o el proceso de creación fue más rápido que tus anteriores obres?
 
Ha sido mucho más rápido. Me ha costado más decidir la cantidad de temas, ya que tiene siete y parecía corto. Pero el mensaje era muy claro y conciso: hacer ruido y gritar. De hecho, la palabra yellow deriva del verbo chillar. Quería arrancarme la ropa y gritar y se ha conseguido a través de la guitarra eléctrica. En parte, la culpa de este proyecto la tiene Alberto Pérez porque me ha hecho sentir realmente cómoda en el estudio y he sabido en todo momento que él podía entender cómo quería el sonido. Es un gran profesional. Estuvimos unos diez días repartidos en el mes de febrero grabando en directo la banda, y luego invertimos un mes en producir y masterizar. Ésta ha sido la primera vez que he tenido tiempo para grabar de verdad o por ejemplo para preparar la técnica de grabación de mi voz.  Muchas horas probando micros y distancias… Me ha costado menos grabarlo porque he tenido más tiempo y más seguridad en el proceso técnico y creativo.
 
Además de eléctrico, ¿qué destacarías del sonido de Yellow?
 
Que suena a directo, a pesar de que la voz la grabamos en diferido. La música viva está en el sonido en directo. El reto era: Si tocábamos en directo con una nueva banda, ¿podemos conseguir un buen disco natural y que fluya? Creo que ha funcionado. 
 
Sin embargo, no rompes del todo porque «Fishbone» suena a tus trabajos anteriores.
 
¿Tú crees? Es muy trágica esa canción. «Fishbone» iba con guitarra y batería, pero al final pusimos un cello y la referencia era «Eleanor Rigby». Quería algo más rock, pero quitamos la batería y la guitarra, y dejamos la voz con instrumentos de cuerda. Nick Kaçal vino de Londres aquella tarde y empezamos a sacar las líneas de cuerdas todos juntos. Joan Vila, al cello, Nick al bajo y Alberto al violín. Yo canté encima y fue un momento excepcional que recordaré siempre. Vi claro que quería eso, y en el disco intentamos reproducir la fuerza de ese momento a través de Alberto y Joan. Fue creciendo hasta tomar la forma de «Fishbone». La canción habla de las cosas que se mueren y es muy muy trágica. El problema es el directo, si alguien tiene un cuarteto de cuerdas en casa, que lo traiga a la sala.
 
Yellow es eléctrico, pero también muy oscuro como denota también tu modo de cantar.
 
La interpretación ha cambiado porque estos años he aprendido a cantar. No tengo ni idea de cantar, pero he trabajado una voz y un tono que no me cansa físicamente. He descubierto donde estaba mi voz y era en este punto oscuro y dramático. Mi voz responde más a quien soy yo ahora
 

 
¿De qué habla Yellow?
 
Habla de chillar. Hay mucha variedad, trata sobre la búsqueda de un hogar, sobre la idea de que es la propia vida la que te salvará a ti y hay temas que son de amor a la música. La música es lo que tengo, ni me pagará el alquiler ni hará que mi padre esté vivo ni nada, pero es capaz de despertarme el corazón y pocas cosas lo pueden hacer. Habla de desesperación y es oscuro pero también tiene un contrapunto de esperanza.
 
¿Ves factible poder dedicarte a la música?
 
En el mes de febrero dejé mi trabajo de profesora porque necesitaba mi espacio y romper con algo. Decidí dejarlo para grabar el disco. Económicamente es muy arriesgado, no tengo padrinos. Ahora me la juego y estoy orgullosa.
 
¿Qué te comentan al respecto tus compañeros de profesión?
 
Todos dicen lo mismo y que está muy complicado porque los conciertos que antes se pagaban bien ahora no se pagan tan bien. En general está muy mal la música y la cultura en Spain. Hay revistas musicales que cierran, el concepto de disco ha desaparecido y se ha mezclado con la crisis económica. ¿Es complicado? Sí, pero también lo es comer todos los días. Siempre he querido dedicarme a la música y ahora que es un momento que no tengo ninguna responsabilidad que me ate en mi vida quería sacar un buen disco. Ahora conozco mejor mis prioridades y una era grabar un disco así de directo. He tenido la sensación de que los dos primeros discos no habían reflejado todo lo que yo puedo dar. Pero todo es aprender; tampoco me desdigo de ellos. 
 
¿La gira la harás con los mismos músicos?
 
Sí. Haremos una gira dentro de nuestras posibilidades de tiempo y si todo va bien nos iremos por toda Europa.
 
¿Crees que éste era un buen momento para cambiar el nombre del grupo The Big Head Troubled Boy?
 
Es demasiado largo, ni mi madre se acuerda. Sé perfectamente que un handicap, pero no tengo jefes que me censuren. Quería cambiarlo y reducirlo a Big Head, pero eso ya lo hacen los seguidores de verdad. Sin embargo, el nombre entero es una evolución y no podía negar mi pasado en Yellow. Me gusta escuchar la experiencia, el cambio y la diversidad y creo que es natural cambiar y cambiar el nombre sería negar la evolución de una forma fácil y rápida. Prefiero lo complicado con historia.
 
¿Y con tu nombre Mia Salazar?
 
Sí, pero quedaba demasiado Operación Triunfo (se ríe).  
 
Cuando presentaste tu disco anterior San Antonio ya pensabas en Yellow. ¿Tienes ya pensado como será tu cuarto disco?
 
No. Cuando lo presenté tenía muchas ganas de tocar y tenía muchas ideas para un tercer disco. De hecho, cuando presenté San Antonio hacía más de un año que lo había grabado y estaba ya cansada del disco: Cuatro años de vida de un disco son mil años de vida de una persona. Un disco te representa como músico, pero con el tiempo ya no eres tú. Es la foto que miras del instituto. Yellow creo que es la inmediatez y habla mucho más de quien soy ahora. ¿El futuro de mi música? Ya vendrá, quien sabe donde viva los próximos meses.
 
 

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